«Vamping»: cuando las pantallas le roban el sueño a niños y adolescentes
SOCIEDAD

El uso de dispositivos en la noche afecta física y mentalmente a los jóvenes
17 ago 2025 . Actualizado a las 09:41 h.La adicción a las tecnologías es un problema que cada vez concierne a más personas. Esta sobreexposición a los dispositivos electrónicos ha dado lugar a una nueva y peligrosa conducta: el vamping. Este anglicismo, creado a partir de las palabras vampire (vampiro) y texting (el acto de enviar mensajes de texto), se refiere al uso de teléfonos, tablets u otros aparatos en las horas de sueño. Tras la pandemia de la COVID-19, se ha registrado un crecimiento importante en el número de niños y adolescentes que invierten su tiempo de descanso en estar conectados a la red, mensajeándose con sus amigos o consumiendo contenido en línea. Esta práctica es perjudicial a nivel físico y psicológico, puesto que altera los ciclos naturales de sueño y obliga al cerebro a interpretar señales contradictorias y a mantenerse despierto en momentos en los que la mente no debería estar activa.
El verano y las vacaciones escolares agravan especialmente el riesgo de caer en estas conductas, puesto que las rutinas del curso desaparecen. Es por esta ausencia de control por lo que resulta necesario que las familias establezcan horarios y límites, y que se conciencien sobre los peligros que conllevan el vamping y el uso sin regulación de dispositivos electrónicos en los más jóvenes.
El abuso de las pantallas está dando lugar a una cantidad alarmante de problemas ópticos y oftalmológicos. Esther Amaro, presidenta del Colexio Oficial de Ópticos Optometristas de Galicia, explica que uno de los datos más preocupantes es el aumento de casos de miopía en los más pequeños. «Según la OMS, en este momento hay un 20 % de niños de siete años miopes. Cuando ves a un niño de esta edad, esperas encontrar un caso de hipermetropía, no una miopía que aumentará con los años». La profesional considera que esta cifra se debe al exceso de actividades que exigen ver de cerca durante períodos prolongados de tiempo, siendo la mayor contribuyente el uso de dispositivos electrónicos.
La sobreexposición a las pantallas provoca a largo plazo problemas de concentración, ojo seco y dificultad para conciliar el sueño. Esta última preocupa especialmente, puesto que muchos casos de insomnio están asociados directamente al vamping. La doctora explica que usar dispositivos por la noche es más perjudicial, puesto que la ausencia de una iluminación adecuada hace que las pupilas se dilaten en exceso y que el ojo se estrese y se sobreesfuerce.
La optometrista habla también de lo que se denomina el síndrome del informático. Esta condición aparece tras estar períodos de tiempo forzando la vista de cerca o mirando pantallas con contrastes muy altos. Algunos de los síntomas son ojos rojos, picor o sensación de arenilla. Es por este tipo de dolencias asociadas al excesivo esfuerzo ocular que es necesario hacer descansos. Esther recomienda la regla 20-20-20 (cada veinte minutos, hacer una pausa de veinte segundos mirando a un punto fijo que esté a unos veinte pies de distancia).
El riesgo de padecer enfermedades oftalmológicas continuará aumentando de manera significativa si no se revierte esta situación. «La OMS estima que, en 2050, un 50 % de la población mundial tendrá miopía», comenta preocupada. Este dato no debe pasarse por alto, especialmente teniendo en cuenta el abanico de patologías asociadas a la miopía elevada. A partir de las seis dioptrías, incrementa el riesgo de padecer enfermedades como desprendimientos de retina o cataratas prematuras.
El vamping es una de las causas atribuidas a este tipo de diagnósticos, por lo que cada vez más profesionales de la vista recalcan la importancia de no abusar de las pantallas, de respetar las horas de sueño y de establecer descansos para evitar dañar la vista.
Cambios de humor y ansiedad por no conectarse
A nivel psicológico, la doctora Cristina Uzal considera que la dependencia de las tecnologías comparte patrones similares con otro tipo de adicciones. En sus palabras, «Los teléfonos son dispositivos que están diseñados para engancharnos y provocarnos placer». A su parecer, el hecho de que sea un fenómeno tan normalizado y aceptado socialmente es lo que hace que sea tan difícil de controlar y regular. En los últimos años, cada vez son más los pacientes que visitan su consulta presentando cuadros médicos relacionados con desvelarse usando el teléfono. Algo que resulta alarmante para la doctora es que la edad de los pacientes que trata es cada vez menor. Una adicción que inicialmente había sido predominante en quinceañeros, cada vez se presenta más en niños y preadolescentes.
El vamping se manifiesta a través de insomnio, cambios de humor y sensación de ansiedad por no estar conectados. Cristina indica también que esta dependencia es incompatible a largo plazo con tener una vida funcional. La mayoría de adictos a las tecnologías son propensos al fracaso escolar. Ambas cosas van de la mano normalmente. «Si te acuestas a las tres de la madrugada y te levantas a las siete para ir a clase, no puedes con tu vida. Te acuestas a esas horas por estar con el móvil y acaba siendo algo que te quita la vida.»
Para ayudar a este tipo de pacientes, la psiquiatra sugiere terapia y apoyo a las familias. Como consejo final, explica que la adicción a las tecnologías es algo que no se debe dejar pasar. Ella considera que muchos padres minimizan el problema, asociándolo a comportamientos normales de la adolescencia, cuando en realidad es algo que va más allá de una cuestión de conducta.