Alemania tiene una «senda de los gilipollas»: Una ruta con figuras de Donald Trump, George W. Bush o Erdogan

Juan Carlos Barrena VOCENTO

SOCIEDAD

R.G.

En esta atípica ruta ubicada en la región germano oriental de Mecklemburgo-Antepomerania  figuran esculturas realizadas en bronce que representan a conocidos personajes internacionales que no disfrutan de buena fama

27 sep 2025 . Actualizado a las 18:13 h.

Los amantes del senderismo tienen en la septentrional y despoblada región germano oriental de Mecklemburgo-Antepomerania un atractivo paseo de carácter pedagógico. Se le conoce oficialmente como el Sendero didáctico de los personajes malvados, pero muy pocos lo llaman así. El nombre popular que lo ha hecho famoso en el país es el de la Senda de los Gilipollas.

Situado en un bosque junto a la antigua hacienda de un Junker germano, los grandes latifundistas que dominaban el campo en el este de Alemania hasta la Segunda Guerra Mundial, el sendero está sembrado de esculturas realizadas en bronce que representan a conocidos personajes internacionales que no disfrutan, precisamente, de la mejor fama mundial. Algunos incluso son considerados malvados notorios.

Marita Gronau, la propietaria de la hacienda Ostsee Gutshaus que cuenta con una casa señorial convertida ahora en hotel, es la promotora de este «paseo cultural», que ya cuenta con media docena de esculturas a tamaño natural de conocidos y polémicos políticos de varios países. Vladimir Lenin, fundador de la Unión Soviética, fue el primer «homenajeado».

Le siguieron, por este orden, el belicoso expresidente estadounidense George W. Bush, el antiguo líder soviético Nikita Jrushchov, el máximo mandatario germano oriental Erich Honecker, que vio sorprendido cómo se derrumbaba el Muro de Berlín a sus pies, el presidente turco Recep Tayip Erdogan y el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Algunos personajes han sido representados en situaciones cómicas o provocadoras. Es el caso de George W. Bush que ha sido reproducido en su estatua con cara de susto mientras sostiene en brazos a un bebé llorando a moco tendido. Una escena real que tuvo lugar durante una visita oficial a Alemania en julio de 2006 cuando saludaba a los habitantes de la localidad de Trinwillershagen.

La figura de Erich Honecker le representa sentado sobre el tronco de un árbol con los pantalones arremangados y los pies descalzos. Jrushchov, por su parte, amenaza zapato en mano al igual que en su histórico arrebato de ira durante la Asamblea General de la ONU en 1960, mientras que un rabioso y despeinado Trump muestra el puño derecho con el dedo corazón estirado a los paseantes. 

Los promotores de esta peculiar atracción prevén ampliar la colección de controvertidos personajes con la instalación de nuevas estatuas, entre otras, la del dictador norcoreano Kin Jong Un y el presidente ruso, Vladimir Putin. Marita Gronau reconoce que la del líder ruso se le resiste, ya que ante las actuales tensiones que imperan entre Rusia y Europa la fundición polaca donde se fabrican las estatuas tiene reparos a la hora de producir la del responsable de la invasión de Ucrania.

Los mayores malvados

La propietaria de tan curiosa colección asegura que existen ciertos límites a la hora de escoger los personajes y que los «mayores malvados» de la historia, como el genocida nazi Adolf Hitler o el soviético Josef Stalin, nunca formarán parte de su sendero didáctico. En cuanto al apelativo popular de «Senda de los Gilipollas» que ha recibido su creación, Gronau reconoce resignada que «no es muy correcto, pero se ha acabado convirtiendo en lo habitual».

El paseo de alrededor de 1,3 kilómetros de longitud está abierto a todo el público. No hay que pagar entrada ni existe un horario de visitas establecido. Lo único que Marita Gronau reclama a los visitantes que acudan con su perro es que lleven a sus mascotas atadas con una correa. Porque, advierte, el bosque está poblado de animales salvajes, también de corzos, ciervos y jabalíes, que podrían despertar los instintos cazadores de los canes.

Aunque la mejor época para visitar el parque es de primavera al otoño, entre los meses de abril y octubre, también hay paseantes que se animan a hacerlo en invierno y da igual en que mes del año. Gronau invita a todos ellos a tomar un café y degustar un trozo de tarta en la cafetería de su casa señorial, que cuenta también con varios apartamentos turísticos.

La «Senda de los Gilipollas» se encuentra enclavada junto a la pequeña localidad de Klein Strömkendorf, a orillas del Mar Báltico, a medio camino entre el puerto de Rostock y la ciudad de Schwerin, la capital de la región de Mecklemburgo-Antepomerania. La hacienda acumula una larga historia que se remonta al siglo XIII, aunque su actual casa señorial no fue levantada hasta el año 1850. En el recinto también abre sus puertas un museo de motocicletas.