El Premio Nobel de Medicina, para los descubridores de los «guardianes» del sistema inmune
SOCIEDAD
Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi identificaron el mecanismo clave que evita que el sistema inmunitario ataque a los órganos del cuerpo
06 oct 2025 . Actualizado a las 19:55 h.El sistema inmunitario es una obra maestra de la evolución humana. Es el que día a día nos protege de los miles de virus, bacterias y otros microbios que intentan invadir nuestro cuerpo. Sin él, directamente, no sobreviviríamos. Pero, ¿cómo sabe a qué atacar y qué proteger? Porque puede ocurrir que sea el propio sistema inmunológico el que destruya sus propios tejidos, que es lo que sucede con las enfermedades autoinmunes. Existe, sin embargo, un mecanismo que lo impide si funciona correctamente. Son las células T reguladoras, una especie de guardianes de seguridad. Forman parte de lo que se conoce como tolerancia inmunitaria periférica,la que evita que el el organismo se dañe a sí mismo y que fue identificada en distintas fases por los investigadores Shimon Sakaguchi, Mary E. Brunkowv y Fred Ramsdell, un hallazgo que les ha valido el Premio Nobel de Medicina, fallado este lunes por la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska
Sus hallazgos han sentado las bases de un nuevo campo de investigación e impulsado el desarrollo de nuevos tratamientos para el cáncer y las enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1 o la esclerosis múltiples y que también ha abierto nuevas vías en el campo de los trasplantes o la inflamación crónica.
«Sus descubrimientos han sido decisivos para nuestra comprensión de cómo funciona el sistema inmunológico y por qué no todos desarrollamos enfermedades autoinmunes graves», afirma Olle Kämpe, presidente del Comité Nobel. O, lo que es lo mismo, los investigadores supieron comprender cómo el sistema inmune se mantiene bajo control.
Una de las maravillas del sistema inmunitario es su capacidad para identificar patógenos y diferenciarlos de las propias células del cuerpo. Sin embargo, los microbios que amenazan nuestra salud no son uniformes: todos tienen apariencias diferentes. Muchos también han desarrollado similitudes con las células humanas, como una forma de camuflaje. Entonces, ¿cómo sabe el sistema inmunitario qué atacar y qué proteger? ¿Por qué no ataca nuestro cuerpo con más frecuencia?
Los investigadores creyeron durante mucho tiempo que conocían la respuesta a estas preguntas: que las células inmunitarias maduran a través de un proceso llamado tolerancia inmunitaria central. Sin embargo, nuestro sistema inmunitario resultó ser más complejo de lo que creían. En este contexto, Mary Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi fueron los que pusieron en escena a un nuevo actor: la tolerancia inmunitaria periférica. Los ganadores del Premio Nobel identificaron a los guardianes de seguridad del sistema inmunitario, las células T reguladoras, sentando así las bases para un nuevo campo de investigación.
Sus descubrimientos también han llevado al desarrollo de posibles tratamientos médicos que ahora se están evaluando en ensayos clínicos. La esperanza es poder tratar o curar enfermedades autoinmunitarias, proporcionar tratamientos contra el cáncer más eficaces y prevenir complicaciones graves después de los trasplantes de células madre.
Pero, ¿cómo empezó todo? El primero en abrir la carrera fue el japonés Shimon Sakaguchi, nacido en 1951 y doctor en Medicina por la Universidad de Tokio.
Sakaguchi iba a contracorriente en 1995, cuando realizó el primer descubrimiento clave. En aquel entonces, muchos investigadores estaban convencidos de que la tolerancia inmunitaria solo se desarrollaba gracias a la eliminación de células inmunitarias potencialmente dañinas en el timo, mediante un proceso denominado tolerancia central. Sakaguchi demostró que el sistema inmunitario es más complejo y descubrió una clase de células inmunitarias previamente desconocida, que protege al organismo de las enfermedades autoinmunitarias. Su hallazgo desafió la creencia de la época sobre cómo el cuerpo protege sus propios tejidos.
Mary Brunkow y Fred Ramsdell hicieron el otro descubrimiento clave en el 2001, cuando presentaron la explicación de por qué una cepa específica de ratones era particularmente vulnerable a las enfermedades autoinmunes. Descubrieron que los ratones presentan una mutación en un gen al que denominaron Foxp3 . También demostraron que las mutaciones en el equivalente humano de este gen causan una grave enfermedad autoinmune, la IPEX.
Dos años después, Shimon Sakaguchi logró vincular estos descubrimientos. Demostró que el gen Foxp3 regula el desarrollo de las células que identificó en 1995. Estas células, ahora conocidas como linfocitos T reguladores, monitorean a otras células inmunitarias y garantizan que nuestro sistema inmunitario tolere nuestros propios tejidos. Así fue como surgió un nuevo campo en medicina que lo cambió todo: la tolerancia inmunitaria periférica.
El conocimiento fundamental adquirido por los investigadores gracias al descubrimiento de las células T reguladoras y su importancia para la tolerancia inmunitaria periférica ha impulsado el desarrollo de posibles nuevos tratamientos médicos. El mapeo de tumores muestra que estos pueden atraer grandes cantidades de células T reguladoras que los protegen del sistema inmunitario. Por lo tanto, los investigadores buscan maneras de desmantelar esta barrera de células T reguladoras para que el sistema inmunitario pueda acceder a los tumores.
En el caso de las enfermedades autoinmunes, los investigadores buscan promover la formación de más células T reguladoras. En estudios piloto, se administra a los pacientes interleucina-2 , una sustancia que promueve el desarrollo de las células T reguladoras. También investigan si la interleucina-2 puede utilizarse para prevenir el rechazo de órganos tras un trasplante.
Otra estrategia que los investigadores están probando para frenar la hiperactividad del sistema inmunitario consiste en aislar las células T reguladoras de un paciente y multiplicarlas en el laboratorio. Estas se devuelven al paciente, quien así tendrá más células T reguladoras en su organismo. En algunos casos, los investigadores también modifican las células T, colocando anticuerpos en su superficie que funcionan como una etiqueta de dirección. Esto permite a los investigadores enviar estas células de seguridad a un hígado o riñón trasplantado, por ejemplo, y proteger el órgano de los ataques del sistema inmunitario.
Existen muchos más ejemplos de cómo los investigadores están probando el uso de las células T reguladoras para combatir enfermedades. Gracias a sus descubrimientos revolucionarios, Mary Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi han aportado conocimientos fundamentales sobre cómo se regula y controla el sistema inmunitario. De este modo, han aportado el mayor beneficio a la humanidad.
La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska ha otorgado el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2025 a Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi por sus cruciales descubrimientos sobre la tolerancia inmunitaria periférica. Este mecanismo, que evita que el sistema inmunitario ataque los propios órganos del cuerpo, es esencial para la salud humana.
Los galardonados identificaron las células T reguladoras, los guardianes del sistema inmunitario, que impiden que las células inmunitarias ataquen nuestro propio cuerpo. «Sus descubrimientos han sido decisivos para nuestra comprensión de cómo funciona el sistema inmunológico y por qué no todos desarrollamos enfermedades autoinmunes graves», afirma Olle Kämpe, presidente del Comité Nobel.
Shimon Sakaguchi iba a contracorriente en 1995, cuando realizó el primer descubrimiento clave. En aquel entonces, muchos investigadores estaban convencidos de que la tolerancia inmunitaria solo se desarrollaba gracias a la eliminación de células inmunitarias potencialmente dañinas en el timo, mediante un proceso denominado tolerancia central. Sakaguchi demostró que el sistema inmunitario es más complejo y descubrió una clase de células inmunitarias previamente desconocida, que protege al organismo de las enfermedades autoinmunitarias. Su hallazgo desafió la creencia de la época sobre cómo el cuerpo protege sus propios tejidos.
Mary Brunkow y Fred Ramsdell hicieron el otro descubrimiento clave en el 2001, cuando presentaron la explicación de por qué una cepa específica de ratones era particularmente vulnerable a las enfermedades autoinmunes. Descubrieron que los ratones presentan una mutación en un gen al que denominaron Foxp3 . También demostraron que las mutaciones en el equivalente humano de este gen causan una grave enfermedad autoinmune, la IPEX.
Dos años después, Shimon Sakaguchi logró vincular estos descubrimientos. Demostró que el gen Foxp3 regula el desarrollo de las células que identificó en 1995. Estas células, ahora conocidas como linfocitos T reguladores, monitorean a otras células inmunitarias y garantizan que nuestro sistema inmunitario tolere nuestros propios tejidos.
Los descubrimientos de los galardonados impulsaron el campo de la tolerancia periférica, impulsando el desarrollo de tratamientos médicos para el cáncer y las enfermedades autoinmunes. Esto también podría conducir a trasplantes más exitosos. Varios de estos tratamientos se encuentran actualmente en ensayos clínicos.
Cómo se descubrieron
Los científicos identificaron a los linfocitos T reguladores, que actúan como «guardianes» del sistema inmunitario. Su función es monitorear otras células inmunitarias para asegurar que no ataquen por error los tejidos sanos, lo que previene las enfermedades autoinmunes.
Impacto médico de los descubrimientos
Los hallazgos de los tres científicos han sido fundamentales para comprender cómo el sistema inmunitario distingue lo propio de lo ajeno. Su trabajo ha abierto un nuevo campo de investigación y ha impulsado el desarrollo de prometedores tratamientos para enfermedades autoinmunes, buscando terapias que fortalezcan la tolerancia inmunitaria para evitar que el cuerpo se ataque a sí mismo; el cáncer —se espera neutralizar la tolerancia del sistema inmunitario hacia las células cancerosas para que estas puedan ser atacadas de forma más efectiva— y los trasplantes, de cara a prevenir complicaciones en los de células madre.