Un Nobel que da millones a la ciencia española

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Giovanna Roncador, investigadora del CNIO que ha desarrollado los primeros anticuerpos para visualizar las células reguladoras del sistema inmunitario, el descubrimiento que ha ganado el Nobel de Medicina
Giovanna Roncador, investigadora del CNIO que ha desarrollado los primeros anticuerpos para visualizar las células reguladoras del sistema inmunitario, el descubrimiento que ha ganado el Nobel de Medicina CNIO

Los primeros anticuerpos para visualizar las células reguladoras del sistema inmunitario, el descubrimiento que ha ganado el Nobel de Medicina de este año, fueron creados por una investigadora del CNIO y su patente aporta generosos ingresos cada año

07 oct 2025 . Actualizado a las 17:26 h.

Cómo las defensas del organismo evitan atacar al propio cuerpo. El descubrimiento realizado por Shimon Sakaguchi, Mary Brunkow y Fred Ramsdell ha sido merecedor del premio Nobel de Fisiología y Medicina de este, un conocimiento «decisivo para comprender por qué no todos desarrollamos enfermedades autoinmunes graves» y clave para avanzar en los tratamientos contra el cáncer. Pero es improbable que este descubrimiento hubiera tenido una materialización práctica e impulsado tantas áreas si no hubiera habido un desarrollo algo posterior. Un hallazgo con sello español.

En este escenario emerge la figura de la científica Giovanna Roncador y su equipo en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).  En el 2005 desarrolló los anticuerpos que permiten identificar en muestras de tejido y suspensiones celulares a las células responsables del mecanismo descrito por Sakaguchi, Brunkow y Ramsdell. Sin este ingrediente no serían posibles las aplicaciones derivadas del conocimiento aportado por los Nobel.

 Sin estos anticuerpos, desarrollados en el CNIO en colaboración con Alison Banham, de la Universidad de Oxford, y presentados en la revista Journal of Immunology, hubiera sido mucho más difícil estudiar las células del sistema inmunitario cuya descripción se premia ahora, los linfocitos T reguladores.

 No en vano estos anticuerpos se han convertido en las últimas dos décadas en uno de los productos biotecnológicos más demandados por la comunidad investigadora y farmacéutica mundial. La comercialización de su licencia genera ingresos para el CNIO de alrededor de un millón de euros anuales desde el 2021; en total, más de 8.5 millones desde su creación. Es la patente más productiva del CNIO, y una de las más productivas del sistema español de I+D+1.

 La noticia del Nobel alegró ayer a Roncador, por lo que implica de reconocimiento, también, al valor de su propio trabajo: «Nuestros anticuerpos permitieron por primera vez aislar y estudiar los linfocitos T reguladores [del sistema inmunitario] tanto en muestras tisulares como en suspensiones celulares», explica.

Anticuerpos generados por el CNIO a partir de las investigaciones de los ganadores del Nobel de Medicina
Anticuerpos generados por el CNIO a partir de las investigaciones de los ganadores del Nobel de Medicina CNIO

 «Desde su publicación estos anticuerpos se han convertido en una herramienta de referencia mundial, ampliamente utilizada en el ámbito de la investigación básica y biomédica, y en el diagnóstico clínico», añade.

Se trata de anticuerpos monoclonales diseñados para engancharse químicamente a la proteína FOXP3, que es la proteína que identifica las células del sistema inmunitario linfocitos T reguladores. Estos linfocitos son los que monitorizan otras células defensivas y regulan su respuesta, para garantizar que el sistema inmunitario tolere los propios tejidos. Esto es lo que que descubrieron a principios del 2000 Sakaguchi, Brunkow y Ramsdell, desde el lunes ganadores del Nobel..

 Como explica Roncador, «las células T reguladoras se distinguen del resto de los linfocitos por la expresión de la proteína FOXP3, considerada el marcador más específico de este tipo celular. La detección de FOXP3 requiere herramientas que permitan visualizar su presencia en células o tejidos, y los anticuerpos monoclonales constituyen el método más preciso y extendido para este propósito».

Los anticuerpos son pequeñas proteínas que genera el sistema inmunitario para etiquetar invasores; gracias a su forma, muy específica, se enganchan a proteínas enemigas de manera muy precisa y actúan como banderas, alertando así a otras células del sistema inmunitario, que entran en acción. En los años setenta se desarrolló una técnica para crear en el laboratorio anticuerpos a medida, contra las proteínas deseadas: los anticuerpos monoclonales.

 «Los anticuerpos monoclonales no son algo novedoso, la técnica para generarlos es de 1975, pero desde entonces han proporcionado una herramienta fundamental para conocer las funciones de determinadas proteínas, y también en el desarrollo de la inmunoterapia contra el cáncer», explica Roncador, que es fundadora y actual presidenta de EuroMAbNet, la red europea que reúne a los máximos referentes en el campo de los anticuerpos monoclonales.

La Unidad de Anticuerpos Monoclonales del CNIO, que ella dirige, diseña, genera y patenta anticuerpos novedosos con alto impacto en la investigación y el diagnóstico del cáncer. En los últimos 25 años ha generado unos 130 anticuerpos monoclonales, perfectamente publicitados en un catálogo a disposición de la comunidad biomédica mundial. Sus licencias han generado al CNIO en las últimas dos décadas casi 13 millones de euros.

 «Nuestros anticuerpos contribuyen al diagnóstico preciso del cáncer, y al desarrollo de terapias dirigidas que mejoran el tratamiento y los resultados de los pacientes», dice Roncador.

 Por ejemplo los anticuerpos contra FOXP3, la proteína en las células reguladoras del sistema inmunitario, tienen numerosas aplicaciones en investigación y en la clínica. FOXP3 es un reconocido biomarcador y factor pronóstico en tejidos tumorales de mama y colon. También se usan anticuerpos FOXP3 para definir biomarcadores en enfermedades autoinmunes, como lupus o artritis reumatoide, y en patologías alérgicas.