
El órgano funcionó correctamente durante 38 días en un paciente chino con cirrosis y cáncer, lo que abre la expectativa a que este procedimiento se pueda emplear como una terapia puente en el futuro
09 oct 2025 . Actualizado a las 11:37 h.Primero fue un corazón, en enero del 2022; luego un riñón, en marzo del 2024; más tarde un pulmón, el pasado agosto y ahora un hígado. Un paciente chino se ha convertido en el primer humano vivo en recibir un riñón de cerdo modificado genéticamente para que pudiera ser aceptado por su organismo. El injerto animal le fue retirado a los 38 días tras una complicación grave, pero durante este tiempo el órgano funcionó correctamente, lo que demuestra que esta alternativa puede convertirse en una terapia puente a la espera de un trasplante humano.
El nuevo hito de los xenotrasplantes fue realizado por un equipo chino y se ha publicado en la revista científica Journal of Hepatology. Según los investigadores que han realizado el procedimiento se trata de «un paso fundamental que demuestra tanto la promesa como los obstáculos que aún quedan por superar».
Otro equipo chino había realizado en marzo pasado el trasplante de un hígado de cerdo a una persona que se encontraba en muerte cerebral, que sirvió como prueba de concepto para demostrar que el procedimiento era posible y que posteriormente replicó otro hospital de Estados Unidos, pero esta es la primera vez que el xenotrasplante se lleva a cabo en un paciente vivo.
«Este caso demuestra que un hígado de cerdo modificado genéticamente puede funcionar en un ser humano durante un período prolongado», explicó el investigador principal, Dr. Beicheng Sun, del Departamento de Cirugía Hepatobiliar y presidente del Primer Hospital Afiliado de la Universidad Médica de Anhui, Hefei, provincia de Anhui, China. «Es un avance crucial que demuestra tanto las posibilidades como los obstáculos pendientes, en particular los relacionados con la desregulación de la coagulación y las complicaciones inmunitarias, que deben superarse», añadió.
Los investigadores modificaron 10 genes del órgano porcino para que fuera más compatible y evitar el rechazo por parte del paciente, un hombre de 71 años con cirrosis y cáncer de hígado. Sin embargo, el injerto tuvo que retirarse al día 38 por una microangiopatía trombótica asociada al xenotrasplante, una complicación grave de la coagulación. El enfermo logró sobrevivir 171 días a partir del momento en el que le realizaron la operación.
En este caso el trasplante tampoco fue completo, sino auxiliar, ya que no se le extrajo todo el órgano propio. Aún así, lo importante es que con esta intervención «se demuestra que el hígado es capaz de funcionar y dar soporte al paciente durante 38 días sin evidencia de rechazo», según ha resaltado en una reacción recogida por SMC España Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
«Podemos decir —explica— que se trata de un nuevo paso en el avance de la terapia del xenotrasplante, que continúa progresando en su desarrollo clínico, pero también una evidencia de los importantes obstáculos que todavía han de superarse, como la grave complicación objetivada en este paciente».
La ONT, que ha convertido a España desde hace muchos años en líder mundial en trasplante de órganos, entiende que el procedimiento con injertos de cerdos aún tiene un «carácter experimental», por lo que antes de que pueda convertirse en una técnica clínica «se debe seguir trabajando en perfeccionar las modificaciones genéticas efectuadas, mejorar la inmunosupresión utilizada y tratar de identificar y abordar precozmente las complicaciones que puedan desarrollarse».
Pero la cautela que debe mantenerse no impide que la intervención realizada por el equipo chino sea considerada como una gesta médica. «Este estudio marca un hito histórico, ya que por primera vez un hígado de cerdo genéticamente modificado ha sido trasplantado a un paciente vivo y ha funcionado durante semanas, produciendo bilis, albúmina y factores de coagulación», destaca Iván Fernández Vega, director científico del Biobanco del Principado de Asturias.
El xenotrasplante no se planteó como tratamiento oncológico curativo, sino como una estrategia de apoyo para evitar fallo hepático tras la extirpación del tumor, ya que el hígado remanente era insuficiente.
El hito alcanzado también fue resaltado por Heiner Wedemeyer, coeditor de la Revista de Hepatología y del Departamento de Hepatologíade la Facultad de Medicina de Hannover (Hannover, Alemania), quien destacó que «el xenotrasplante puede abrir caminos completamente nuevos para pacientes con insuficiencia hepática aguda, insuficiencia hepática crónica aguda y carcinoma hepatocelular. Ha comenzado una nueva era en la hepatología de trasplantes».