Seis de cada diez niños de 8 a 12 años tienen cuenta en redes sociales pese a no permitirlo la ley

Alfonso Torices COLPISA

SOCIEDAD

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Un informe alerta de que uno de cada cuatro escolares de 8 a 12 años usa el móvil y navega por internet sin restricción ni control alguno de sus padres

16 oct 2025 . Actualizado a las 13:29 h.

Pediatras, psicólogos, neurólogos u oftalmólogos están teniendo muy poco éxito con sus voces de alarma sobre los importantes riesgos del uso prematuro, excesivo y sin supervisión de los móviles, tabletas u ordenadores en la infancia. Al menos así lo demuestran los resultados de una encuesta realizada por la Fundación Eroski sobre el manejo de pantallas electrónicas a 2.581 alumnos de primaria de todo el país con edades comprendidas entre los 8 y 12 años.

El trabajo indica que, pese a los consejos en contrario de los especialistas, la mayor parte de los niños españoles usan a diario todo tipo de pantallas y que, de hecho, un tercio de ellos ya cuenta a edad tan temprana con un smartphone en propiedad que, en la mayoría de las ocasiones, le han regalado sus propios padres o sus familiares más próximos. En línea con otros trabajos precedentes, dos de cada tres alumnos de primaria hace un uso excesivo de las pantallas, muy superior al tope que recomiendan los pediatras para evitar riesgos para la salud a esas edades (un máximo de una hora diaria). El 50 % ve de una a tres o más horas de televisión, el 30 % manipula durante más de una hora el móvil y hasta un 12% supera las tres horas enganchado al smartphone.

Pero el dato que quizá resulta más impactante es que entre los 8 y 12 años la totalidad de los niños hacen uso habitual de las redes sociales y que hasta seis de cada diez de ellos tienen cuenta propia en alguna o varias de estas redes, un hecho que vulnera la ley (que no permite registrarse con menos de 14 años) y las normas de uso de las propias plataformas digitales. El 60 % indica que tiene claves de acceso propias, pero el 48 % restante utiliza las cuentas de sus padres con su consentimiento, lo que demuestra una altísima normalización del uso a las redes por niños en el ámbito familiar. Esta permisividad y bajo control contrasta con las alertas lanzadas por los especialistas que, en base a estudios científicos y sociológicos, desaconsejan el acceso prematuro a las redes sociales porque expone a los niños a contenidos inapropiados o traumáticos para su edad, facilita el ciberacoso y los ataques a su libertad sexual y pone en riesgo su privacidad, además de poderles dañar en su proceso de maduración. La ley de protección a los menores en el ámbito digital que elaboró el Gobierno y que ahora se debate en el Congreso prohíbe explícitamente a cualquier menor de 16 años registrarse en una red social y exige a los operadores la implantación en sus plataformas de controles de edad realmente efectivos para que el mandato sea una realidad.

Sustos y violencia explícita

La otra pata en la que insisten los especialistas médicos, la necesidad de que los padres establezcan unas normas de uso de las pantallas electrónicas e internet muy concretas y restrictivas en la infancia -incluida la activación de dispositivos de control parental- y que supervisen su cumplimiento, tampoco parece que sean hábitos muy extendidos. Uno de cada cuatro de los niños de 8 a 12 años preguntados indicaron que utilizan su móvil, tableta, ordenador o televisión sin restricción alguna por parte de sus padres y que sus progenitores nunca les controlan ni les acompañan o supervisan cuando manejan las pantallas para evitar usos inadecuados o de riesgo. De hecho, la mayoría cree que sus padres están más atentos a manejar sus propios dispositivos electrónicos que a vigilar cómo los usan ellos.

Algunos efectos de esta escasa supervisión son que el 43% de los escolares de primaria reconoce haberse llevado sustos o quedarse impactado con algunas de las cosas que han leído o visto en las pantallas, que uno de cada cinco ha visto mensajes de odio e insultos y que uno de cada diez ha visto vídeos violentos y de peleas.

«El uso inapropiado y excesivo de pantallas en edades clave para el desarrollo cognitivo, emocional y social de los menores, así como la falta de normas y supervisión adulta, refuerza la necesidad de programas educativos y políticas públicas que promuevan entornos digitales seguros», señala el director de la Fundación Eroski, Alejandro Martínez, a la vista de los principales hallazgos del trabajo.