
Varios diputados británicos han pedido una ley que permita al parlamento despojarle también de este privilegio, mientras su supuesta víctima, Virginia Giuffre, asegura que temió morir como esclava sexual de Epstein
20 oct 2025 . Actualizado a las 15:22 h.Varios diputados británicos elevaron este lunes la presión sobre el príncipe Andrés al pedir una ley que permita al Parlamento retirarle su ducado, que conserva pese a haber renunciado el viernes al uso del título, tras su implicación en polémicas y las acusaciones de presunto abuso sexual de Virginia Giuffre. La diputada laborista Rachael Maskell pidió al Gobierno que respalde una proposición de ley que daría competencias a la Cámara de los Comunes (baja) para revocar formalmente títulos, al margen de lo que decida la familia real.
«Cada vez que el asunto resurge (en alusión al caso de Giuffre), debe de ser muy traumático para las víctimas y supervivientes, así que es importante que se resuelva de una vez por todas», dijo a The Guardian. Su colega Nadia Whittome añadió que «debería darse por hecho que el Estado pueda retirar los títulos de Andrew Mountbatten-Windsor, en lugar de permitir que se esconda tras una renuncia voluntaria y declaraciones ambiguas que culpan a sus denunciantes».
En el diario The Daily Telegraph, el portavoz en los Comunes del Partido Nacional Escocés (SNP), Stephen Flynn, afirmó que «no hay justificación posible para que el Gobierno no actúe de inmediato» para impulsar la legislación pertinente. No obstante, la ministra de Educación, Bridget Phillipson, indicó este lunes que el Ejecutivo laborista está satisfecho con las medidas tomadas por el rey Carlos III, que forzó a su hermano a renunciar públicamente a esos privilegios.
«No es una cuestión del Gobierno. Lo que la familia real ha hecho hasta ahora es lo correcto», declaró la ministra a Sky News. «Nos guiaremos por la familia real en este asunto, y me imagino que la familia real querría que el Parlamento siguiera dedicando su tiempo a nuestro programa legislativo, pero seguiremos la orientación del monarca», agregó. El hermano del rey Carlos III anunció el viernes en un comunicado que renunciaba a emplear sus títulos y honores reales para evitar que las acusaciones que versan sobre él «distraigan» del trabajo de la familia real británica, aunque reiteró su inocencia.
Entre los títulos que deja se encuentran el de duque de York y el de miembro de la llamada Orden de la Jarretera, si bien retiene el de príncipe, que recibió de nacimiento al ser el tercer hijo de la fallecida reina Isabel II y que en principio solo el soberano podría anular. Su exmujer, Sarah Ferguson, tampoco seguirá utilizando el trato de duquesa de York, pero sus hijas, Beatriz y Eugenia, mantendrán el título de princesas.
El hasta ahora duque de York se vio involucrado en los últimos años en numerosas polémicas por su relación con el pederasta convicto estadounidense Jeffrey Epstein, que murió en 2019 en prisión, y con un presunto espía chino. Pero las acusaciones más graves son su presunto abuso sexual de Giuffre cuanto esta tenía 17 años y estaba coaccionada por Epstein y su colaboradora Ghislaine Maxwell, condenada en Estados Unidos por tráfico sexual de menores.
La publicación este martes, con extractos previos en la prensa, de un libro póstumo de la víctima, que se suicidó el pasado abril con 41 años, volvieron a poner en el punto de mira a Andrés, que en 2019 ya se retiró de la vida pública y perdió el tratamiento de alteza real a raíz de este caso.
Tras las revelaciones en varios medios, la Policía de Londres (Met, en inglés) confirmó el domingo que investiga además la posibilidad de que el príncipe recurriera en 2011 a sus contactos en el cuerpo para hurgar en el pasado de Giuffre. El tabloide Mail on Sunday, que publicó hace años la polémica foto del príncipe con la joven en una vivienda de Londres, aseguró que Andrés pidió en 2011 a un guardaespaldas de su servicio de protección oficial que investigara a la estadounidense, después de proporcionarle la fecha de nacimiento y el número de la seguridad social.
«Creía que podía morir como una esclava sexual»
La estadounidense Virginia Giuffre temió morir como «una esclava sexual» a manos del pederasta Jeffrey Epstein, quien la obligó a mantener relaciones con el príncipe Andrés cuando era menor y a participar en orgías con ambos, según extractos de su libro póstumo publicados este lunes por la BBC.
En sus páginas, Giuffre, quien se suicidó el pasado abril, relata varios sucesos ya conocidos, si bien la cadena pública británica destaca que aporta «muchos detalles siniestros» sobre la red pedófila de Epstein y su colaboradora Ghislaine Maxwell, condenada por tráfico sexual en Estados Unidos.
El libro Nobody's Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice (Chica de nadie: Memorias de sobrevivir al abuso y luchar por la justicia), coescrito con Amy Wallace, sale a la venta este martes y provocará «más días difíciles» para la monarquía, según ha reconocido a la BBC una fuente del palacio de Buckingham.
Giuffre retrata a una red de personas ricas y poderosas que abusaban de mujeres jóvenes, muchas de ellas menores, y recuerda, aún después de tantos años, el miedo que le infundían personajes como Epstein y Andrés, quien llegó en 2022 a un acuerdo extrajudicial millonario con ella, sin admitir ninguna responsabilidad.
La estadounidense asegura que el magnate, fallecido en prisión en 2019, le obligaba a practicar sexo sadomasoquista, lo que le causaba «tanto dolor que rezaba para desmayarme». Respecto a Andrés, confirma que su primer contacto fue en marzo de 2001 en Londres, después de que Maxwell le avisara de que iba a ser «un día especial» y que, «como Cenicienta», iba a conocer a un «apuesto príncipe».
Giuffre sostiene que, llegado el momento, Andrés, a petición de Ghislaine, adivinó su edad (17 años) y llegó a comentar, según esta versión, que sus hijas eran solo un poco más jóvenes que ella, en referencia a las princesas Beatriz y Eugenia. Tras pasar la noche en un club londinense con Andrés, Epstein y Maxwell, Giuffre cuenta que regresaron a casa de esta última y allí le comunicó que «le iba a hacer» al príncipe lo mismo que «le haces a Jeffrey».
Tras el encuentro, en el que la joven se hizo una foto con Andrés para enseñar a su madre, Maxwell le dijo: «Lo hiciste bien. Al príncipe le gustó», mientras que Epstein le entregó 15.000 dólares, mantiene. Giuffre afirma que tuvo un segundo encuentro sexual al siguiente mes en la casa de Epstein en New York, mientras que la tercera, cuando ya tenía 18 años, fue en una orgía en la isla privada del empresario en las Islas Vírgenes.
«Epstein, Andy (Andrés) y aproximadamente otras ocho chicas jóvenes y yo tuvimos sexo juntos. Todas las otras chicas parecían ser menores de 18 años y realmente no hablaban inglés», señala en el libro. Según Giuffre, Epstein se tomaba a broma el hecho de que «no pudieran realmente comunicarse» porque decía que esas son el tipo de chicas «con las que es más fácil llevarse bien».
El magnate también insistía en que la chicas debían tener un aspecto «infantil» y, de hecho, la estadounidense lamenta que «se fomentaran» sus desórdenes alimentarios. «Durante los años que pasé con ellos -escribe-, me entregaron a muchísimas personas ricas y poderosas (...) Fui utilizada y humillada constantemente; en algunos casos, estrangulada, golpeada y ensangrentada». «Creía que podría morir como esclava sexual», concluye Giuffre.