La televisión de 1975

SOCIEDAD

Europa Press | EUROPAPRESS

18 nov 2025 . Actualizado a las 12:02 h.

Si hay un recuerdo que nos impactó a los que no nos enteramos en 1975 de que había muerto Franco es que por primera vez la televisión emitió por la mañana. Era excepcional. Estábamos acostumbrados al horario fijo de la tarde, a que Marisa Naranjo nos interrumpiera el bocata y el plátano para anunciarnos que, en lugar de los dibujos, teníamos que tragarnos una corrida de toros, porque los niños de los setenta estábamos hechos a eso, a que nos teníamos que adaptar a lo que aquella televisión decidiese. A veces teníamos suerte y podíamos ver a Vickie el vikingo o a Heidi, o asumir que nos cantara Torrebruno (que entonces ya nos daba cringe, pero no sabíamos cómo expresarlo). En la televisión de 1975 estaba José María Íñigo presentando su Directísimo, que nos impresionaba con historias como las de Uri Geller, que era capaz de doblar cucharillas con el poder de la mente, y espiábamos sin que nuestros padres nos vieran a un detective calvo que se llamaba Kojak y que después le dio nombre a un chupa. No había llegado el color a nuestra tele, que terminaba a machete con una carta de ajuste. Pero aquellos días de noviembre de 1975 de pronto se encendió por la mañana y los niños pudimos ver que otros niños (Elena, Cristina y Felipe) aparecían sonrientes con sus padres. Poco o nada sabíamos de Franco, pero sí de la alegría que sintieron nuestros abuelos aquella mañana de noviembre mientras nos achuchaban en su colo delante de la televisión.