A Benigni le crece la nariz

IÑAKI ÁLVAREZ-MIRANDA TERNI

TELEVISIÓN

El director italiano está a punto de terminar el rodaje de «Pinocho», una película que define como «una apoteosis de alegría» Una antigua fábrica en desuso es el gigantesco plató en el que Roberto Benigni recrea el mundo mágico de Pinocho en su próximo proyecto cinematográfico tras los tres Oscar conseguidos por su película «La vida es bella». Se trata del mismo recinto que el cineasta italiano convirtió en 1999 en un campo de concentración nazi para narrar una hermosa fábula vital que triunfó en Hollywood y conmovió a los espectadores de medio mundo. En esta ocasión, el director pretende hacer de su versión de Pinocho «una apoteosis de alegría», en tanto el libro está lleno de «fundamentalismo de la despreocupación».

18 nov 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

La fantasía de Benigni ha vuelto a transformar el vasto complejo industrial químico situado en la ciudad italiana de Terni -a unos cien kilómetros al norte de Roma) y clausurado en la década de los 50- para filmar las aventuras de Pinocho, el universal personaje infantil ideado por Carlo Collodi a finales del siglo XIX y cuyas divertidas aventuras publicaba por entregas en un periódico para niños. «La película quiere ser una apoteosis de alegría en un mundo que atraviesa un momento poco afectuoso», señaló el artista sobre un filme del que es a la vez director y guionista y en el que interpreta, cómo no, el papel de la famosa marioneta de madera a la que crece la nariz. Entre los libros más vendidos «Pinocho es, después de la Biblia y el Corán, uno de los libros más vendidos en el todo mundo», aseguró Roberto Benigni y «está lleno del fundamentalismo de la alegría de vivir, de la despreocupación y del deseo de atrapar en un abrazo a toda la humanidad». Para Benigni, de 49 años de edad, el de Pinocho es el papel «más atractivo y difícil» de su toda carrera cinematográfica. «Es un reto similar al de interpretar a Don Quijote, Hamlet, Fausto o Edipo», señaló el oscarizado italiano. Insistió en que toda su vida -«aún incluso antes de conocerlo»- quiso interpretar al niño de madera que es Pinocho, aunque destapó su conocida ironía para admitir que «ahora tengo ya casi la edad de Geppetto», el creador de la marioneta en la imaginación de Carlo Collodi. Con un presupuesto de 40 millones de dólares (7.400 millones de pesetas o 44,5 millones de euros), más de 4.000 figurantes, unos decorados y vestuarios hechos de forma artesanal por 300 personas y los más modernos efectos especiales, Pinocho es una superproducción «a la italiana» destinada a alcanzar un gran éxito cuando se estrene en el 2002. La propia mujer de Benigni, Nicoletta Braschi, dará vida en el filme al «hada azul». Escenografía El director artístico de la película es Danilo Donati, un veterano que cuenta en su haber con dos Oscar por Casanova, de Federico Fellini, y Romeo y Julieta, de Franco Zefirelli, y que se ha enfrentado al reto de reproducir una escenografía basada fielmente en la iconografía original que creó Collodi en el año 1881. «No hay nada como el trabajo hecho a mano», añadió Danilo Donati al despreciar lo que calificó de «defectos especiales» utilizados en Hollywood. En este sentido, el nuevo Pinocho dirigido por Roberto Benigni es la reivindicación del carácter italiano del personaje, hecho popular en el mundo gracias a Walt Disney y recogido en versión futurista en la producción americana Inteligencia Artificial.