El público americano entroniza a un rapero homófobo que canta que quiere matar a su madre «8 Mile», su biografía rodada por Curtis Hanson, es la película más taquillera
12 nov 2002 . Actualizado a las 06:00 h.La película más taquillera del momento y el disco más vendido en Estados Unidos tienen idéntico protagonista: Eminem, un rapero blanco de 179 centímetros, pelo rubio, ojos miopes y mente turbia. Para muchos se trata de un genio, del último renovador en el yermo panorama de la música pop. Para otros es un vampiro, cuyo único mérito ha consistido en fusilar las ocurrencias de talentos poco conocidos del gueto negro, como DMX o Jay-Z. Pero para todos, Eminem es, sin duda un vándalo, un cafre antisocial, homófobo y violento. Nacido en Kansas e inscrito en el registro con el nombre de Marshall Bruce Mathers III, no llegó a conocer a su padre y se crió a salto de mata, arrastrado por una madre alcohólica en peregrinación permanente . En su adolescencia, la familia (llamémosle así) se instala en la bronca Detroit. El futuro Eminem se cría en el barrio de 8 Mile Road, línea divisoria entre la ciudad ortodoxa y sus arrabales sin ley. El pequeño Marshall Bruce es lo que en jerga se llama white trash, es decir: basura blanca , gente condenada socialmente a no salir jamás del agujero suburbial. Dejó la escuela a los catorce años (tras repetir tres veces noveno grado) y era un chaval apocado y sin amigos. Su única habilidad consistía en rapear al modo de los pandilleros negros de su entorno. Esa facilidad, unida a una inteligencia natural grande y mucha mala uva, lo salvó. Eminem escupe en sus fraseos todos sus rencores de proletario pisoteado: «No soy el único que siente lo que yo siento, mucha gente se ve reflejada en mi mierda, blancos y negros». Y sus habilidades llegan a orejas del Dr. Dree, un mago del hip hop negro que decide producirlo. Con el excitante colchón del sonido de Dree, sube al número dos de las listas americanas en 1998. Su siguiente disco, The Marshall Mather LP , vende 8 millones de copias en Estados Unidos. El pasado verano mandó en todo el planeta con The Eminem Show y ahora ocupa el número uno en EE.UU. con la banda sonora de 8 Mile , que es también la película más taquillera del año en su país. 8 Mile es un biopic del propio Eminem, pero suavizando los aspectos más truculentos de su vida. Curtis Hanson (director con Oscar por LA Confidencial ) se ha basado en un esquema clásico en el cine de Hollywood, mil veces visto en las edulcoradas cintas a mayor gloria de Elvis: j oven artista llega a la cima contra todo pronóstico y por su excepcional genio . Kim Basinger, que esta vez no hace de vamp fatal, encarna en la película a la madre de Eminem, el gran ogro de su mocedad. En una de sus piezas más celebradas, el músico cantó la siguiente estrofa: «Acabo de descubrir que mi madre se droga más que yo». Y hay más perlas de amor filial: «Mi madre era una zorra adicta a las drogas». Piropos como estos provocaron que la familia se reencontrase en los tribunales (ella se querelló contra él por difamación). Las salas de justicia son en realidad un segundo hogar para Eminem, detenido cuatro veces por portar armas de fuego sin permiso, denunciado por homófobo y que ha sufrido una demanda de su propia mujer (sierra mecánica en mano, se dedicaba a destrozar en escena una muñeca hinchable que llevaba el nombre de ella, Kim). Pero América se rinde al nuevo héroe. La crítica destaca sus dotes de actor y celebra su «interpretación natural». Y el público abarrota los cines: en dos días, su película recaudó 54, 5 millones de euros (el doble que su seguidora, el pastelote navideño Santa Claus 2 ).