Unánimes elogios de la crítica a la nueva versión en inglés del Quijote

Alejandra Villasmil NUEVA YORK

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La traducción es de Edith Grossman calificada por los editores «la mejor de los mejores» La traductora afirma que ha vivido «los años más difíciles y satisfactorios» de su carrera profesional

03 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

La nueva traducción al inglés del clásico de la literatura universal Don Quijote de la Mancha , de Miguel de Cervantes, realizada por la traductora estadounidense Edith Grossman, ha recibido excelentes críticas en el ámbito literario desde su lanzamiento el mes pasado. Grossman, que ha traducido a autores latinoamericanos contemporáneos, entre ellos los colombianos Gabriel García Márquez y Alvaro Mutis y el peruano Mario Vargas Llosa, es considerada una de las mejores traductoras literarias de Estados Unidos. La versión que Grossman ha hecho de la novela de Miguel de Cervantes y Saavedra (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616), publicada por Ecco/HarperCollins, ha sido calificada por el escritor mexicano Carlos Fuentes como «realmente maestra». Prólogo de Harold Bloom La obra también ha sido descrita por el prestigioso semanario especializado Publishers Weekly como «honesta, robusta y reveladora». En la introducción de la nueva edición, el escritor y crítico literario neoyorquino Harold Bloom elogia la «calidad extraordinariamente alta de la prosa de Grossman». «La atmósfera espiritual de una España ya en brusco declive puede sentirse (en esta traducción), gracias a la destacada calidad de la dicción de Grossman», apunta Bloom, profesor universitario y autor de más de veinte libros de crítica. Según Daniel Halpern, director editorial de Ecco/HarperCollins, Grossman «es la mejor de los mejores». «Todos los traductores no son iguales, y ella es la menos igual a todos los que he leído», señaló a la prensa local el editor, quien asegura que si Grossman no hubiese aceptado este importante encargo, Ecco/HarperCollins no se hubiera embarcado en el proyecto. «Recuerdo haberle dicho que no podía realmente sentir que su vida como traductora sería completa hasta que tradujera El Quijote , y a mí me parecía que ella era la única persona que podía hacerlo», dijo Halpern. Al principio, Grossman dudó en asumir el proyecto, ya que siempre había trabajado con autores contemporáneos, pero, según explica, pensó: « El Quijote es el sueño de todo traductor» y que «un clásico puede ser traducido muchas veces, dejando siempre algo nuevo para el lector». Apunta asimismo que la traducción siempre añade algo nuevo y «cada traducción atrae lectores nuevos y diferentes o vuelve a capturar a los viejos lectores que no han leído el libro en muchos años». Traduciendo El Quijote , Grossman, de 67 años, dice haber vivido «los años más difíciles y satisfactorios» de su carrera profesional. Inglés contemporáneo El proyecto, asegura, era abrumador, tanto por los «cuatrocientos años de erudición que hay detrás del libro» como por «la inmensa responsabilidad que implica traducir un libro de esta estatura» y «la influencia que toda traducción tiene en los lectores». La primera consideración de Grossman fue decidir qué tipo de voz narrativa utilizar, pues «la prosa de Cervantes no es arcaica, sino muy creativa y original». Grossman optó por un inglés contemporáneo, en lugar del tono poco natural del inglés del siglo XVII. «La diferencia entre el lenguaje ordinario de Don Quijote y el lenguaje ordinario de Sancho es enorme. El Quijote es un hombre muy bien educado, y Sancho es analfabeto, así que sus niveles de lenguaje son diferentes», dijo Grossman en una entrevista con el canal PBS. «Cervantes deja muy claro que ambos personajes son diferentes, y lo que traté de hacer fue recrear esa diferencia en inglés», concluye.