
«La pasión es lo que me lleva a hacer películas. No juzgo los filmes ni por el presupuesto ni por el número de espectadores que van a verla, sino por el guión, por las ganas que tiene el productor por llevar a cabo el proyecto y por el equipo con el que tengo que colaborar. Y por Spiderman , igual que por otros largometrajes pequeños e independientes que he hecho, siento pasión». Esta fue la declaración más larga de Tobey Maguire, el protagonista de la versión cinematográfica de uno de los más famosos superhéroes de la Marvel Comics, Spiderman, cuya segunda aventura se estrena hoy en España, en cerca de 600 pantallas. Acompañado por la chica de la que está enamorado, Mary Jane (Kirsten Dunst), y por el productor Abi Arad, el popular hombre araña, que vivió algún que otro problemilla por el sistema de traducción, viajó ayer a Madrid para promocionar la que es la adaptación del cómic más exitosa de todos los tiempos porque la secuela de Spiderman ha roto las taquillas norteamericanas, donde lleva recaudados 260 millones de dólares. Con el mismo equipo dirigido por Sam Raimi, el más popular de los personajes creados por Stan Lee en la factoría Marvel se las tiene que ver en esta ocasión con un nuevo villano, el doctor Octopus, un científico loco con cuatro mortíferos tentáculos de acero que encarna el británico Alfred Molina. Si en el primer capítulo se contaban las aventuras de Peter Parker, el joven estudiante y reportero al que la picadura de una araña contaminada convirtió en superhéroe, en el segundo, el héroe más humano del cómic duda sobre su naturaleza y se debate entre salvar a la humanidad o tener vida privada. Ahora, Peter Parker está en la universidad y su chica, que es actriz y modelo, se va a casar con un astronauta. Sorprendido por el arranque que tuvo la película en Estados Unidos, Maguire, que insiste en lo increíble y maravilloso que es formar parte de un fenómeno como Spiderman, seguirá encarnando a este defensor araña, por lo menos en una secuela más, que se estrenará en mayo de 2007.