Edimburgo convoca a todas las artes en una nueva edición de sus festivales

Victoria García-Lastra REDACCIÓN

TELEVISIÓN

TONY FEDER

El certamen internacional oficial convive con el alternativo y polémico Fringe Iglesias, ascensores, bares y calles se transforman en fortuitos escenarios improvisados

09 ago 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

En agosto, la capital escocesa se convierte en la capital cultural del mundo. La llegada masiva de turistas atraídos por el lado más oscuro de las artes escénicas, por la novedad representada y esa cultura alternativa que resurge del fondo del armario y en Edimburgo se sacude el polvo acumulado enciende el lado más vivo de la ciudad. El certamen nació después de tras la Segunda Guerra Mundial con el amplio objetivo de recomponer los lazos culturales de Europa. Ahora, casi cincuenta años después, el Festival Internacional de Edimburgo congrega a más de 150.000 personas y se consolida como uno de los más prestigiosos de todo el mundo. La cita arrancará el próximo día 15 de agosto, precedido por el previsible éxito del Fringe, un festival alternativo que nació de manos de un grupo de artistas ignorados en la programación de la primera edición del festival oficial y que cada año araña más popularidad al espectáculo internacional por su diversidad de escenarios de representación y la cantidad de espectáculos que comprende. Inaugurado el pasado domingo, el Fringe aúna libertad organizativa y extravagancia artística, algo que facilita la participación de multitud de compañías artísticas que llegan procedentes de los más diversos rincones del planeta. Rebelde y transgresor Despierta amores y odios a partes iguales. Acoge a cualquier artista que previamente lo comunique a la organización y esté dispuesto a costear su aparición en el programa y la venta de entradas. El público acude motivado por descubrir el lado más transgresor del arte, casi caricaturesco, exagerado, exaltado y difícil de encontrar en espacios convencionales por un supuesto escaso tirón comercial y un concepto encorsetado de lo políticamente correcto. Siempre polémico, el Fringe sólo podría celebrarse en el país que meció al liberalismo. Este año, la Fura dels Baus representará a España con su polémica obra XXX que llegó a calificarse de pornográfica en medios patrios. Presencia española El programa teatral del certamen oficial se compone de seis espectáculos. Dos de ellos, producto nacional exportado. El controvertido catalán Calixto Bieito reinterpretará La Celestina y Carles Santos transportará una producción musical estrenada en el Nacional de Cataluña.