Pesadilla en la cocina: Chicote, acusado de homófobo y manipulador, se traga un bacalao seco en Bilbao

César Rodríguez Pérez
C. Rodríguez LA VOZ / REDACCIÓN

TELEVISIÓN

Chicote, con un trozo de bacalao en la boca, en pleno enfrentamiento con la cocinera Estrella
Chicote, con un trozo de bacalao en la boca, en pleno enfrentamiento con la cocinera Estrella LA SEXTA

El popular chef madrileño casi llega a las manos con la cocinera de dos restaurantes abocados a la quiebra. Sus dueños intentaron evitar que el programa fuera emitido por La Sexta

07 dic 2012 . Actualizado a las 23:42 h.

La séptima Pesadilla en la Cocina protagonizada por Alberto Chicote en La Sexta fue tormentosa y casi violenta. El popular chef se topó en Bilbao con dos restaurantes anexos en situación comatosa: Opila y La Reina del Arenal.

Chicote intentó con sus recetas habituales -psicología de grupo, reorganización de equipos, renovación de menús y redecoración de local- reflotarlos. Pero por lo visto en pantalla no encontró mucha ayuda en los propietarios, Álex y Armand, que llegaron a reconocer ante las cámaras que acumulaban una deuda de 600.000 euros. Tampoco en la cocinera Estrella, que casi llega a las manos con la Supernanny de los fogones.

Estrella mandó repetidas veces a «tomar por culo» a Chicote. Tampoco llevó con buen talante una crítica a su plato de bacalao. Según el chef, estaba seco, «cómo una zapatilla» (y también según los clientes que lo probaron). La respuesta de la cocinera fue contundente. Metió a la fuerza en la boca de Chicote un bocado. Vamos, fue una auténtica Pesadilla en la Cocina.

El programa no terminó con el incidente. Tras varios diálogos, maniobras e incluso un poco de remo por la ría de Bilbao, el chef y la cocinera rebelde llegaron a entenderse. Y lograron llevar a un aparente buen puerto la reinauguración de los locales. Pero como ocurrió con el desastroso Castro de Lugo (un restaurante de Madrid con una cocinera muy peculiar que a pesar de los buenos oficios de Chicote llegó a cerrar) no hubo final feliz.

«Este ha sido un gran programa»

El Opila y La Reina del Arenal siguen abiertos, pero sus dueños no han quedado muy contentos con lo que mostraron las cámaras. Intentaron impedir la emisión del popular programa (que ayer, en festivo, hizo un 12 % de share), al que tildaron de «farsa». También llegaron a acusar a Chicote de homófobo por unos controvertidos comentarios dirigidos a uno de los dos socios, Álex Hernández. Según la Sexta, el cocinero puede ser bruto y lenguaraz, pero dicen que «es un pedazo de pan» y recalcan que se marchó del local repartiendo abrazos y apretones de manos. El chef, a través de su cuenta de Twitter, comentó ayer sobre la emisión: «Este ha sido un gran programa. Seguro que sabrán sacarlo adelante. Mucha suerte al equipo de la reina del arenal y el Opila!!!!»

«Pesadilla...», un gran éxito de audiencia

La versión castiza de las populares Kitchen Nightmares del chef británico Gordon Ramsay son un valor seguro de audiencia para La Sexta.

Las andanzas de Alberto Chicote por las cocinas de restaurantes condenados al cierre fueron en su día el estreno más visto de la historia de la cadena. El cocinero, que importa el modelo que ha triunfado en todo el planeta (y que también emite La Sexta), pero transformado por su fuerte personalidad y colorista atuendo, ha congregado hasta tres millones de espectadores ante las pantallas, con porcentajes de share superiores a los dos digitos para la Pesadilla en la Cocina española.

Chicote será el protagonista de las campanadas de fin de año junto a la presentadora de El Intermedio Sandra Sabatés.

Habrá segunda temporada

El popular cocinero repetirá sus andanzas por las cocinas de varios puntos de la geografía española. Habrá nueva temporada de Pesadilla en la cocina en La Sexta. Se desconoce por el momento si será de la misma duración que la actual, diez capítulos. Quedan tres por emitir. La mayoría de los siete ya vistos en televisión han cosechado éxito mediático y bastante polémica: muchos de los responsables o trabajadores de los restaurantes retratados no salen bien parados tras su paso ante las cámaras.