Acaba de publicar «No busques trabajo», un libro en el que defiende con pasión y provocación el autoempleo
01 dic 2013 . Actualizado a las 19:10 h.Licenciado en Administración y Dirección de Empresas y MBA por Esade, ha sido director creativo de varias de las agencias de publicidad más reconocidas de España, Risto Mejide, 39 años recién cumplidos, es ante todo un fenómeno televisivo por su papel de malo nominador de concursantes en Operación Triunfo o Tú sí que vales. Cuenta con más de 1,5 millones de seguidores en Twitter e imparte conferencias sobre márketing, personal branding, redes sociales y publicidad. Ha escrito varios libros de éxito, El pensamiento negativo, El sentimiento negativo, la novela Que la muerte te acompañe, ANNOYOMICS, El arte de molestar para ganar dinero y ahora publica No busques trabajo. 50 excusas para no autoemplearse, en colaboración con Juan Carlos Moreno. Todo empezó con un artículo de prensa en mayo y que comenzaba así: «No busques trabajo. Así te lo digo. No gastes ni tu tiempo ni tu dinero, de verdad que no vale la pena».
-El título de su libro, que exhorta a no buscar trabajo con seis millones de parados, hace honor a su fama de provocador.
-Parte de una premisa que creo que todo el mundo compartirá, que no se puede buscar algo que no existe, con lo cual es mucho más probable crear o inventar un puesto de trabajo hoy día que alguien te lo dé hecho.
-Pero crearse uno mismo su propio trabajo no es tarea fácil en la situación actual.
-Fácil no es, pero como digo en el libro, corrígeme si la alternativa te paga las facturas. Estamos todos en riesgo de alguna forma y cuando se está así no tienes opción de arriesgarte o no, no tienes más remedio.
-En el libro asegura que no hay que tener miedo al fracaso, porque se aprende.
-Absolutamente. La sociedad como tal ahora mismo se siente fracasada, tener seis millones de parados es un fracaso como sociedad. La clase política ha fracasado estrepitosamente. Y no hay perspectivas de que nadie nos vaya a sacar de este atolladero. Yo no me meto en el tema macroeconómico, porque no me compete, pero sí que creo que mientras esa solución no llega algo hay que hacer y a eso es lo que responde este libro.
-Propone el autoempleo más que emprender.
-El autoempleo es más amplio que el emprendimiento. No todo el mundo puede emprender, crear una empresa. Siempre lo digo, yo no habría creado una empresa si no fuera porque me crucé en mi camino con mi socio, que tiene muchas más cualidades de emprendedor. Habría sido autónomo seguramente. El autoempleo abarca al autónomo, pero también el trabajo dentro de una empresa. Aunque trabajes por cuenta ajena tienes clientes externos e internos, y estos últimos, tus jefes, son los primeros que tienen que sentir que eres imprescindible, básicamente para que no te despidan. Hacerte el imprescindible hoy por hoy es algo imprescindible para cualquiera que quiera tener trabajo.
-¿Qué consejos daría a alguien que quiera crearse su propio empleo?
-Lo gloso en las 50 excusas que se suelen poner para no hacerlo. El libro viene a ser enfréntate a tus miedos, porque te van a salir, el miedo al fracaso, el miedo a esto ya lo habrá hecho alguien, el miedo a si no ha funcionado antes por algo será. Lo primero que hay que hacer es enfrentarse a todos estos miedos y es un proceso interno. Y en segundo lugar tomar la iniciativa y plantarte delante de un potencial cliente. Cuando se habla de emprendimiento, automáticamente la gente va a la financiación, que es una vía de empezar una empresa, pero no es la única. Hay otra que se llama conseguir un cliente, que alguien te pague por tu servicio o por tu producto. Yo le llamo iluso, hay que encontrar el primer iluso y eso hoy es más fácil que un banco te dé equis miles de euros para montar una empresa. El primer paso es convencer a alguien de que tú eres imprescindible y que te necesita aunque no lo sepa.
-Asegura que hay que plantearse en qué es uno raro, especial.
-Porque al final hay tres vías para ganar dinero en esta vida. Ser el mejor, que es muy difícil porque solo hay un Rafa Nadal o un Steve Jobs. Ser el primero, que también es muy complicado y requiere cada vez más inversión y tener un músculo financiero importante. Y una tercera, ser el único, crearte tu propia categoría, hacer de tu rareza virtud y ser capaz de ponerlo en positivo. Siempre lo digo, yo puse en valor mi mala leche, tengo muy mala leche, y en vez de emplearla en casa lo hice en un plató y de ahí saqué un beneficio económico. Invito a la gente a hacer lo mismo.>
-En el libro dice que en la televisión también aportó su «honestidad brutal». ¿Es así normalmente, tiene esa mala leche y esa honestidad o es una pose?
-No es una pose, es un concentrado. Igual que el avecrem no te lo puedes tomar de golpe, lo tienes que diluir en una olla de equis litros, a mí me pasa lo mismo. No puedes seguir toda la vida nominando, diciendo las verdades a la gente. Pero sí que parte de una verdad, el concentrado de mí es esa honestidad, yo defiendo que la verdad dicha a tiempo y a la cara es mucho más beneficiosa que la mentira, que lo que hace es alargar un proceso que es perjudicial.
-¿En su vida privada es tan ácido?
-Creo que sí, lo que pasa es que la acidez empieza por uno mismo. La crítica bien entendida empieza por criticarte a ti mismo. A veces me preguntan si me duelen las críticas y respondo es que no sabes cómo me critico yo mismo. Yo salgo muy criticado de casa. Es una gran ventaja y algo de lo que también hablo en el libro. Tú mismo tienes que ser tu primer crítico, el más feroz. Yo lo soy. Es una manera extraordinaria de blindarse. No hay críticas buenas o malas, hay críticas útiles e inútiles. A estas para qué les vas a hacer caso, las descartas de tu vida. Pero las útiles hay que agradecerlas, decir a quien te la haya hecho gracias.
-¿Qué crítica le ha sido útil?
-Muchísimas. Una vez pronuncié un taco en televisión y gente diversa me dijo que no debería utilizar una palabrota porque para ofender no hace falta insultar y tenían toda la razón. Para conseguir lo que se quiere no hace falta el recurso fácil del insulto.
-Le han acusado de haber humillado a los concursantes de «Operación Triunfo» o «Tú sí que vales» con sus comentarios.
-Si lo hago es por síndrome del padre autoritario, que dice lo hago por tu bien. Tal cual, yo he creído que eso iba a ser útil para aquella persona, unas veces lo he logrado y otras no, una cosa es la intención y otra el resultado.
-¿Pero se ha pasado alguna vez?
-No, porque si la intención ha sido buena, el resultado puede ser exitoso o un fracaso.
-La gente le tiene encasillado en ese papel de malo de esos programas, pero sus apariciones hablando de la situación política y económica han sorprendido. ¿Eso muestra que no se le conoce bien?
-La gente conoce un aspecto y afortunadamente, durante el último año, ha habido dos vectores que he abierto a nivel mediático y que me han servido mucho para llegar a cierto público al que con los programas no había llegado. El primero han sido los artículos semanales en El Periódico y el otro esas intervenciones, que han sido dos, en el programa de Jordi González. La misma mirada crítica que aplicaba sobre un concursante la aplico sobre una realidad social con la intención de ayudar, de que sea útil para los demás. Si algo he hecho en estos siete años de profesión mediática ha sido crearme una marca, guste más o menos.
-Eso es lo que está diciendo a la gente en su libro, que se sepa vender.
-Efectivamente. Tenía que glosar en algún momento los trucos o las características que debe tener alguien para crearse su propia marca y esos son los consejos que doy aquí.
-En el libro hace una crítica muy dura a los políticos, aconseja a los parados que no confíen en ellos porque no les van a solucionar su problema. ¿No es peligroso meter a todos los políticos en el mismo saco?
-Sí, pero es más peligroso creértelos. Es lo que le decía antes, hay que elegir entre un peligro y otro. Para mí, es muchísimo más peligroso sentarte a esperar a que venga un político a solucionarte. Ahora. Ojalá de aquí a seis meses le esté hablando de una realidad radicalmente distinta, pero no tiene pinta. Qué quiere que le diga, he perdido la fe en los políticos. Más que ayudarnos yo lo que pido a un político es que no me ponga trabas. Jamás he pedido una subvención en ninguna empresa que he montado y espero no tener que pedirla nunca. En estos momentos un político es un obstáculo para muchas cosas.
-Analizando las 50 excusas se ve que vencerlas es muy difícil.
-Son excusas que nos ponemos antes de iniciar cualquier proyecto nuevo en la vida, profesional o personal, no solo para buscar trabajo. Salen muchas de esas excusas. Mònica Terribas me decía que son excusas que nos podríamos dar en Cataluña con el proceso soberanista. Son miedos internos y el primer enemigo que tiene cualquiera que empieza algo está dentro, no fuera.
-¿Cómo ve el proceso soberanista?
-Yo soy partidario de la consulta. Creo que preguntar no debería ser delito. Hasta me daría morbo saber cuánta gente está a favor y en contra.
-¿Usted está a favor de la independencia?
-Yo ahora mismo estoy a favor de la consulta. Quiero que se pregunte a los catalanes y que se expresen, que no pasa nada. No tendría que llamarse derecho a decidir sino derecho a preguntar, que es muy diferente.
-Defiende que hay que saber copiar ideas de los demás.
-Sí. Crear algo nuevo es cada vez más difícil y la originalidad está sobrevalorada. Copiar una idea de otro y que funcione es el día a día del emprendedor. Hay tremendos ejemplos, sobre todo en empresas tecnológicas, de que copiando lo que han hecho en otros países se ha tenido éxito. Pero no solo en cuenta a idea de negocio, sino en mejora, innovación. La innovación muchas veces no la tienes que sufragar tú, a lo mejor la ha hecho otro. Las ideas no valen nada, lo que vale es la ejecución de esas ideas, lo difícil es llevarlas a cabo. Hay que saber copiar y hay que saber compartir, porque nadie ha hecho algo importante completamente solo en la historia.
-Su apellido es gallego.
-Correcto, Meixide. Tengo entendido que mi bisabuelo era de Padrón, me lo dijo mi abuelo. En la guerra castellanizaron el nombre y apuntaron Mejide.
-¿Qué relación tiene con Galicia?
-Me encanta, tengo muchos amigos gallegos, los veranos que puedo voy. Pero soy un amante del buen tiempo y cuando vas allí tienes que hacerlo en un estado de ánimo determinado.