El periodista preguntó a un okupa sobre el nombre de un cerdo vietnamita con el que antes convivían y este contestó atacándolo
13 ago 2015 . Actualizado a las 20:19 h.Alfonso Rojo vuelve a estar en el ojo del huracán por una polémica televisiva. Tras los famosos encontronazos con Beatriz Talegón y Ada Colau, a las que llamó «gorditas», el conocido periodista ha vuelto a verse involucrado en un nuevo lío, aunque esta vez, no ha sido con nadie relacionado con la política.
El programa Más Madrid, del que el periodista es conductor, visitó un edificio okupado en el barrio madrileño de Pueblo Nuevo. En este caso, los okupas habían sido motivo de queja por parte de los vecinos, por lo que estos últimos pidieron al programa que se interesase por hablar con ambas partes, para que la ciudadanía madrileña viese lo que ocurría. Los okupas, unos chicos jóvenes, atendieron educadamente a los reporteros del programa, mostrando una gran amabilidad y expresando su punto de vista sin ningún tipo de problema.
Sin embargo, el problema llegó cuando Alfonso Rojo y Francisco Marhuenda, que se encontraban en el plató del programa, transmitieron entre risas a la periodista una cuestión sobre la situación laboral de los okupas y sobre el nombre del cerdo vietnamita con el que, según los vecinos, vivían. La pregunta encendió al joven, que contestó claramente: «Lo que es cerdo y guarro es la boca de Alfonso Rojo». Posteriormente, preguntado por la reportera sobre una rata que al parecer habían tenido como mascota, el joven contestó: «Ha habido varias ratas, y son bastante más listas que muchos de los que están sentados en el plató».
Al final del programa, el joven se mostró arrepentido, y le pidió a Alfonso Rojo disculpas, afirmando que «faltarle al respeto» era lo último que quería hacer. Rojo, en lugar de mostrarse conciliador, preguntó al joven, de nombre Sodi, que de dónde venía su nombre, cuestionándolo sobre si procedía de «sodio, de soda o de me la suda». La reportera se dio cuenta de la tensión que iba a generar esa pregunta, y dijo rápidamente «despedimos ya desde aquí». Sin embargo, el joven Sodi, que tenía un auricular puesto y escuchó la pregunta, gritó al micrófono antes de que se pusiese fin a la conexión: «de me la sudas».