«Los Durrell»: La vida como unas vacaciones permanentes

Ahora que la británica ITV está emitiendo la cuarta y última temporada de Los Durrell, es un buen momento para revisar las tres anteriores de esta serie que recrea con gran libertad -algo que contribuye al notable resultado- los tres libros que Gerald Durrell dedicó a sus años de infancia en la isla griega de Corfú. Con Mi familia y otros animales a la cabeza, Durrell clavó la mezcla perfecta de humor, observación, humanidad y, vamos a decirlo así, animalidad. Sus observaciones como naturalista precoz conviven con las hilarantes descripciones de la vida de su familia -incluido el futuro literato Lawrence- y el choque cultural que supone el huir de la brumosa Inglaterra de entreguerras y refugiarse en el luminoso Mediterráneo. Un lugar donde en la prosa de Durrell siempre parece verano y la vida son unas vacaciones permanentes.

Es este espíritu el que la serie ha conseguido trasladar a la pantalla con éxito. Los Durrell abre el foco del pequeño Gerry de los libros para ampliarlo a su familia, de sangre y extensa, a la que coloca en situaciones cómicas que si bien no son adaptaciones de los libros, bien habrían podido formar parte de ellos. El competente trabajo de los intérpretes insufla vitalidad en unos personajes que se miran en el espejo de los auténticos Durrell para devolvernos una imagen seguramente distinta a la que nos imaginábamos como lectores pero no por ello menos valiosa. El mejor ejemplo lo encarna Keeley Hawes, la madre de familia a la que la serie eleva a un protagonismo mayor y que constituye todo un acierto.

Gerald Durrell observaba a través de un humor cómplice y compasivo, una virtud que la serie ha aplicado sobre la inglesidad: todo un antídoto al rancio Brexit y su insularidad avinagrada.

«LOS DURRELL»

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REINO UNIDO

Dirección: Steve Barron, Roger Goldby, Edward Hall.

Intérpretes: Keeley Hawes, Josh O’Connor, Milo Parker, Daisy Waterstone, Callum Woodhouse, Alexis Georgoulis.

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