Al joven suizo, el primer artista no binario en vencer en el festival, se le cayó el trofeo después de actuar en la final. Suiza gana Eurovisión tras 36 años y España queda de cuarta por la cola | Iolanda, de Portugal, y su apoyo a Gaza sobre el escenario
12 may 2024 . Actualizado a las 16:48 h.El festival de Eurovisión puso el broche final con un canto a la diversidad y a la neutralidad, una de las máximas que históricamente defiende Suiza, el país ganador. Tras la edición más convulsa que se recuerda en los últimos años por la participación de Israel y su cantante Eden Golan en medio de la invasión de Gaza, The Code y el artista no binario Nemo se llevaron el triunfo a al país transalpino, que hacía más de tres décadas que no ganaba (y solo había hecho en otras dos ocasiones, una de ellas con Celine Dion).
La última imagen de la noche fue la de Nemo, con unas largas uñas postizas en color salmón, una chaqueta llena de volúmenes en tonos salmón y coral, una falda y una corona de espinas que le cedió tras conocerse que era ganador la representante de Irlanda, Bambie Thug, llorando de emoción y rompiendo el micrófono de cristal que le acaban de entregar.
Nemo se marcó un Sergio Ramos, se podría resumir, ya que el futbolista que militaba en el Real Madrid ya sufrió un percance similar con el trofeo de la Copa del Rey en el año 2011. Iban en el autobús celebrando el triunfo por las calles de Madrid con toda la afición cuando el trofeo se le escurrió de las manos, cayó al suelo y el autocar le pasó por encima.
En el caso del joven suizo, después de volver a interpretar en el escenario la canción ganadora, se apoyó en el micrófono de cristal para levantarse y se rompió la base, cortándose en un dedo con el cristal. «He roto el código y he roto el trofeo. El trofeo puede ser arreglado. Es posible que Eurovisión necesite un poco de arreglo también», aseguró Nemo en la rueda de prensa posterior donde ya aparecía con un nuevo micrófono de cristal en las manos y el dedo ya vendado.
Eurovisión gana audiencia pese a los llamamientos a su boicot
La polémica final del festival de Eurovisión obtuvo en España una audiencia del 41,8 %, dos puntos más que el año pasado. Casi cinco millones de espectadores siguieron el evento, 47.000 más que en el 2022, pese a los numerosos llamamientos al boicot por la participación de Israel en plena ofensiva contra Gaza.
La consultora Barlovento informó este domingo de que la final de Eurovisión, televisada por La 1, congregó frente a la pantalla a una media de 4,88 millones de espectadores, lo que supone una cuota del 41,8 %, según recoge Efe.
En el momento de las votaciones, de 23.51 a 00.56 horas, esta franja logró un 52,1% de cuota y 5.465.000 espectadores. Este dato supone una subida de 331.000 telespectadores y 4,5 puntos respecto al año anterior. Más de 8,2 millones las vieron en algún momento. El minuto de oro del día se produjo precisamente en el tiempo de las votaciones, a las 00.06 horas con 5.923.000 espectadores y 51,5% de cuota de pantalla, según Europa Press.
La actuación de Nebulossa y su Zorra, a las 21.47 horas, logra un 40 % de cuota de pantalla, una media de 4.829.000 espectadores y 5.015.000 telespectadores únicos. Esta edición, según destaca RTVE, crece 11,4 puntos en niños, 6,9 puntos en jóvenes y 4,2 puntos en la franja de 45 a 54 años. La mayor cuota la obtiene en jóvenes, con 66,3 %, seguido de la franja de 25 a 34 años, con 59,4 %.
En el caso de RTVE Play y redes sociales, la final suma un 2,6 % de espectadores más respecto al año anterior, al ser seguida en directo por 413.503 visitantes únicos de RTVE Play. El minuto de oro del directo de La 1 se registró a las 00.46 horas, con 108.500 espectadores concurrentes siguiendo el momento final de las votaciones que daba la victoria definitiva a Suiza.
En las redes sociales de RTVE, la final ha logrado 8,4 millones de visualizaciones, lo que supone un incremento del 6,41 % respecto a la edición anterior. 4,8 millones son visualizaciones de vídeo y se superan las 240.000 interacciones. A lo largo de la semana el acumulado de visualizaciones supera ya los 37,5 millones.
La noche en la que Suiza se alzó con el premio gracias a la defensa de la diversidad de género de su representante Nemo, España tuvo que conformarse con el puesto 22 para la actuación de Nebulossa y su canción Zorra.
Pese a la mejoría en audiencia televisiva con respecto al año pasado, cuando Blanca Paloma representó a España, las cifras no superan los registros alcanzados por Chanel en el 2022 (50,8 % de audiencia y 6,8 millones de personas siguiendo el certamen).
El récord de audiencia de este festival lo sigue manteniendo la final del 2012, año en el que Rosa López mantuvo atentos a su actuación a 12,7 millones de españoles, el 80,4 % de la audiencia de aquella noche.
Suiza canta a la diversidad de género
«¡Espero que este concurso pueda estar a la altura de su promesa y continuar defendiendo la paz!», declaró muy emocionado tras conocerse el resultado. Su triunfo despejó algo el horizonte negro que asomaba con Israel como ganador y organizador de la próxima cita, tras una edición tensada hasta el extremo por su presencia en este otrora foro de convivencia en medio de su cruenta ofensiva militar en Gaza, con casi 35.000 civiles palestinos muertos, prácticamente la mitad de ellos niños.
Se ha hablado tanto de los abucheos a su representante en todas sus actuaciones o de las constantes peticiones de expulsión, con la ciudad sueca de Malmö convertida en epicentro de las protestas propalestinas, que ha quedado en algo anecdótico el 50 aniversario de Waterloo de ABBA, al que tanto debe la actual identidad de este festival. A decir verdad, a ello tampoco ha contribuido que el cuarteto haya reaparecido en esta gala como meros hologramas, informa Efe.
Frente a su espíritu de color y celebración musical, hasta la gran final se fue produciendo un reguero de episodios cada vez más agrios que culminó este sábado con una descalificación, sí, pero la del representante holandés, Joost Klein, un castigo que su televisión ha considerado «desproporcionado» por realizar un «gesto amenazante» a una operadora de cámara del festival en un contexto de tensión.