Matt Johnson dirige esta película, que se emite en Prime Vídeo, que narra el auge y la caída de Research in Motion, la compañía detrás del primer teléfono móvil inteligente
19 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Lo más probable es que Research in Motion no le diga nada. Si escribimos su acrónimo, RIM, puede que ya nos estemos acercando a algo. Pero si hablamos de BlackBerry, seguro que sabemos que se trata del primer teléfono inteligente del mercado, el primer ordenador de bolsillo, el smartphone antes incluso de que dicha palabra existiera.
Research in Motion, fundada por Mike Lazaridis y Douglas Fregin en 1984 en Waterloo, Ontario, fue la compañía detrás de este dispositivo que cambió para siempre la forma en la que los seres humanos nos comunicamos. Lanzado en 1999, el ingenio ponía en la palma de la mano una suerte de ordenador, con un teclado QWERTY completo y una pantalla monocroma con ocho líneas de texto, a través de la cual era posible enviar correos electrónicos y enviar y recibir páginas web completas conectándose a una red inalámbrica de datos desarrollada por Motorola. Cuatro años más tarde, en el 2003, se lanzaba su dispositivo más conocido, ya con servicio de mensajería instantánea entre los teléfonos de la marca. Habría que esperar casi cuatro años a la llegada del iPhone.
Del auge y la caída de RIM habla BlackBerry, la cinta canadiense basada en el libro Losing the Signal (Jacquie McNish y Sean Silcoff), que acaba de estrenar Prime Video, el servicio de vídeo bajo demanda de Amazon, que estos días se encuentra en el top ten de los contenidos con mayor número de visualizaciones. Y aquí no falla el espectador porque la película, dirigida por Matt Johnson, es entretenida y jugosa.
BlackBerry da comienzo en los noventa, cuando la empresa de Lazaridis y Fregin se tambalea. U. S. Robotics no les paga lo acordado por unos módems que la compañía ya ha manufacturado y la pareja está tratando de vender una idea insólita: la fabricación de un pequeño dispositivo capaz de conectarse a internet para poder recibir y enviar e-mails.
Ingenieros electrónicos, ni Mike (Jay Baruchel) ni Doug estaban muy duchos en eso del maketing o de las ventas en 1996. Es más, al primero, al que la cinta de casi dos horas describe como un genio, obsesionado con el ruido blanco que emana de los dispositivos electrónicos mal diseñados y en plena cruzada contra el Made in China, lo pinta también con cierta inseguridad y un tartamudeo que le impide trasladar correctamente sus ideas a los demás. Esto es lo que sucede cuando en un primer momento los dos se acercan a Jim Balsillie (Glenn Howerton), vicepresidente ejecutivo y director financiero de la compañía Sutherland-Schultz, y este pasa de ellos. Su despido, sin embargo, le hará volver sus pasos sobre RIM y presentarse ante ellos con un cheque de 125.000 dólares y la promesa de llevar su diseño al estrellato, siempre y cuando le hagan codirector ejecutivo junto a Lazaridis.
Y eso que la primera impresión no es muy buena. Para Research in Motion trabajan alrededor de una decena de empleados, todos ellos frikis hasta la médula: tienen su noche de cine y, entre diseño y diseño, echan partidas al Doom o al Civilization II. Mike y, especialmente, Doug están cómodos con una estructura aparentemente caótica de trabajo a la que Balsillie va dar un importante revolcón. Las nuevas maneras de Jim amenazan con tensar la amistad entre Mike y Doug. En torno a esas personalidades tan dispares —el genio de la electrónica, el tiburón de las finanzas— va a girar una película exquisitamente ambientada, que con pocos medios, unas estupendas interpretaciones y una pizca de humor —el propio Johnson se reserva el personaje de Doug, el alivio cómico del largometraje, siempre con su cinta roja en el pelo y camisetas de videojuegos y películas como El ejército de las tinieblas— logra llenar de tensión dramática el ascenso a la cima de la compañía a lomos de su BlackBerry, un teléfono que en 2011 llegó a hacerse con el 25 % de la cuota de mercado de todos los smartphones del mundo, alcanzando en el año 2012 los 80 millones de suscriptores.
Austera en lo formal
No es fácil porque BlackBerry no hace grandes filigranas en el plano formal. Al contrario, la película tira de cámara en mano, lo que contribuye a la urgencia del relato, y el guion, coescrito por el propio Matt Johnson y Matthew Miller, que se toma interesantes licencias creativas, se cuenta de forma completamente lineal, sin saltos en el tiempo. Y, sin embargo, el filme atrapa a la hora de transmitir el ambiente laboral más bien relajado en la RIM de principios de los noventa, el acelerado proceso de construcción del primer prototipo del dispositivo, para el que se tomaron prestados diversos juguetes electrónicos; la creación del primer servicio de mensajería instantáneo, la OPA hostil a la que tuvieron que hacer frente o la irrupción de las pantallas táctiles y el todopoderoso iPhone que lo acabarían cambiando todo.
Amistades que se rompen, ambición, traición, juegos de tronos, cacharrería tecnológica... Contra todo pronóstico, Johnson consigue una historia con potencial para enganchar a todo tipo de espectadores. Completan el reparto actores como Martin Donovan, Michelle Giroux, Rich Sommer, Cary Elwes o Michael Ironside, este último en el papel de Charles Purdy, director de operaciones de la compañía.