Jorge Javier Vázquez se posiciona en la polémica entre «El hormiguero» y «La revuelta»: «Pablo Motos tiene un afán desmedido y patológico por querer seguir siendo siempre el único»

La Voz REDACCIÓN

TELEVISIÓN

Jorge Javier, en una imagen de archivo
Jorge Javier, en una imagen de archivo Iñaki Berasaluce / Europa Press

«Necesitamos saber qué tipo de armas utiliza para impedir que otros programas tengan invitados», escribe el presentador de Mediaset en su blog de la revista «Lecturas». «En toda esta historia voy con Broncano. Me mola muchísimo más su rollo, la gente que curra con él»

27 nov 2024 . Actualizado a las 17:12 h.

Jorge Javier Vázquez, que en septiembre del 2023, y durante un muy corto espacio de tiempo, fue competencia directa de El hormiguero con su Cuentos chinos, ha entrado de lleno en la guerra que desde el pasado jueves libran Pablo Motos y David Broncano, y que asegura que la explicación que se dio desde Antena 3 «me puso los pelos de punta».

El presentador de Mediaset no ha dudado en tomar partido por Broncano. Vázquez dedica esta semana su blog de Lecturas a un «podrido ya de millones» Pablo Motos, al que ve «tan desconectado de la realidad como un presidente de gobierno». «El hormiguero se ha convertido en su particular Moncloa», escribe Jorge Javier.

«Lo que contó Broncano la semana pasada sobre el tema de los invitados no me sonó a nuevo. Era una cancioncita ya escuchada», asegura el presentador, a quien le gustaría descubrir «qué tipo de armas utiliza El hormiguero para impedir que otros programas tengan invitados», pues «a lo mejor la competencia no es tan sana como yo creía», dice el rostro de Mediaset. Recuerda en su carta lo difícil que le resultó a su equipo conseguir invitados para Cuentos Chinos: «el primer día tuve que ser yo el entrevistado, no hace falta decir más». 

«Motos ya ha perdido. Lo de menos son las audiencias. Lo de más, el hartazgo que genera incluso entre aquellos que han trabajado con él», alude Jorge Javier a comentarios de excompañeros de El hormiguero como Raquel Martos o Jandro. 

«No os penséis que escribo de oídas porque de egos sé bastante. Y entre egocéntricos nos reconocemos, aunque Pablo se pasa el juego. Conozco a pocos compañeros tan poco generosos como él», escribe el presentador en su post semanal, donde a continuación recuerda el momento en el que se pegó una «soberana hostia» con Cuentos chinos: a Pablo Motos le preguntaron entonces si llevaría a Jorge de invitado a su programa. Al parecer, no cumplía el perfil. «¿Qué perfil debe cumplir un invitado para que le lleven ahí? Porque yo he visto sentada en El hormiguero a una gentucilla que no tenía reparos en soltar discursos homófobos, racistas e incluso xenófobos. Gentucilla de dudosa calaña», asegura Vázquez en Lecturas. «Desde su particular punto de vista agradezco no cumplir ese perfil».

«David Broncano le ha dado a Pablo Motos donde más duele», continúa su discurso. «En toda esta historia voy con Broncano. Me mola muchísimo más su rollo, la gente que curra con él. Porque me identifico más con el pasotismo de Castella y Grison que con esa gente que sale en la mesa de El hormiguero para recordarnos a los votantes de izquierdas que nos perdonan la vida», sentencia Jorge Javier, que se muestra implacable contra el presentador de El hormiguero. «Lo que ya me provoca rechazo es esa bulimia desmedida por el éxito que tiene Pablo Motos, esa poca generosidad con el resto de compañeros que pueden arrebatarle unas décimas de share, ese afán desmedido y patológico por querer seguir siendo siempre el único».

Aprovecha la ocasión para hacer un llamamiento a Motos. «Pablo, te escribo desde un lugar que no conoces: desde las cuatro de la tarde a las cinco y media, un sitio en el que me cuesta la mismísima vida llegar al doble dígito. Vamos camino de cinco meses y todavía no lo hemos conseguido. ¿Y sabes qué? Aquí no se está mal», continúa Jorge Javier. «Ahora no lo entiendes porque estás en ese punto en el que piensas que cuando hablas tiembla Pedro Sánchez. Pero te aseguro que vivir en la irrelevancia nos hace ser más conscientes de lo que verdaderamente somos: nada».