La historia real de Sonia Martínez, la presentadora favorita de los niños a la que un toples y la heroína se llevaron por delante
TELEVISIÓN
El documental «La última noche de Sonia Martínez», disponible en RTVE Play, narra de forma cronológica la vida de uno de los rostros más famosos de los 80 e intenta reparar su despido por haber salido desnuda en una revista
11 dic 2024 . Actualizado a las 18:37 h.«Un animal televisivo», «tenía mucha verdad», «todo el mundo quería una foto con ella». Son solo algunas de las frases que resumen la meteórica carrera de Sonia Martínez. Quien fue una de la grandes estrellas de la pequeña pantalla en los 80 apuró al máximo una popularidad de un par de años para después sufrir una década en el infierno de las drogas.
RTVE Play acaba de estrenar el documental La última noche de Sonia (que también se emite este miércoles a las 22.00 en La2), una narración cronológica de más de una hora sobre la fama, el escándalo y la tragedia que marcaron la vida de la joven madrileña.
Sonia Martínez comenzó en televisión en 1982 cuando solo tenía 18 años. Era aquella tele de solo dos canales así que su fama fue inmediata. La joven campeona de natación se presentó a unas pruebas y triunfó. Se convertía así en el rostro de 3,2,1...contacto, un espacio infantil y juvenil que divulgaba contenidos de ciencia, y de Dabadabadá como sustituta de Mayra Gómez Kemp.
Ese brillo de los focos, que combinó con su faceta de actriz, se apagó pronto por la pesada sombra de las drogas.
Tocar el cielo y el infierno
El documental, dirigido por Ángela Gallardo y César Vallejo, hace un duro recorrido por una carrera, pero sobre todo por una vida, que se apagaron demasiado pronto. Un trabajo en el que la familia de Sonia abre su álbum familiar. Su hermana Irene Martínez se traslada al lugar de veraneo de su infancia para recordar a Sonia, aquella niña «divertida y extrovertida, que siempre llamaba la atención».
Las hermanas Martínez eran grandes deportistas. Irene, como gimnasta y Sonia como nadadora. Una afición que la llevó incluso a ganar títulos. Los estudios no eran lo suyo y pronto dejó el instituto para trabajar en una peluquería, pero fue un primo hermano de su padre quien la acercó a la televisión. Televisión Española buscaba nuevas caras, gente joven, así que Sonia se presentó al cásting de 3,2,1...contacto. Ese fue el producto que la lanzó. «Daba tan bien en cámara, que entró del tirón», recuerda su hermana.
Después llegó Dabadabadá donde compartió plató con el actor Paco Carabias, que era la voz del muñeco, Paco, la mascota del programa. «Era una chispa, tenía una alegría en la cara y en la voz muy poco habitual en la tele de aquella época», explica.
«La irrupción de Sonia Martínez marca un antes y un después en el modelo de presentador», asegura el escritor Jorge San Román. «Ella era la novia que muchos chicos de la época hubiésemos querido tener».
Gracias a la amplia hemeroteca de RTVE, el espectador es capaz de situarse durante este viaje ante una divertida joven con una telegenia sobrenatural.
La fama
Con la tele, llegaba la fama y el principio del fin. La prensa, los eventos, los seguidores, pero también el mundo de los deportistas y de la jet set entraron en su vida. Se convirtieron en su círculo. «Ella no era tan consciente de todo lo que pasaba», explica su hermana.
Cayetano Martínez de Irujo, Bertín Osborne o Norma Duval formaron parte de sus noches. «Me ha llegado a llamar desde el Palacio de Liria diciéndome que iba a ver una película con Eugenia (Martínez de Irujo)», continúa su hermana.
Junto a Eva Nasarre, Sonia se convirtió en la cara del momento, en el foco de atención de la prensa rosa y consiguió colarse en el cine, con su debut en 1984 en Epílogo.
El final de «Dabadabadá»
Dabadabadá terminó y no pensaron en ella para el programa que le sucedió, aún siendo muy parecido.
La tele era cada vez menos el terreno de juego de Sonia para serlo cada vez más las revistas. En el verano de 1984, con 20 años, Sonia protagonizó su primera portada en toples cuando los fotógrafos la pillaron en una playa de Sitges. La presentadora de los niños y esa imagen desnuda empezaba a no encajar.
El resto de sus trabajos en el cine estuvieron más encaminados a convertirla en una sex symbol, pero eso no cuajó. «Cuando Sonia estaba haciendo cine, me comentó que le aconsejaron que no diese esa imagen de programas de niños, que tenía que dar otra imagen de mujer, podía acceder a películas con otra mirada», dice su hermana. Fue su transición de un público de pequeños al de adultos. Sonia empezó a salir desnuda en películas e Interviú le propuso hacer un posado al que ella accedió con solo 21 años. La presentadora lo hizo por dinero, algo que no sentó bien en el seno famiiar. Una familia que ya vivía su propio drama porque la madre de Sonia estaba muy enferma. Su fallecimiento meses después le marcaría por el resto de su vida.
El peor momento
Ese trance de la muerte de su madre con solo 43 años traumatizó a Sonia. «No había manera de consolarla. Fue como una mochila de culpa, de tristeza porque, en el fondo, ella no estuvo ahí en el momento en el que nuestra madre estuvo enferma. Eso la fue llevando a una depresión paulatina, que no se veía», dice Irene Martínez. Y es que Sonia ahogó ese dolor con fiestas y mostrando una imagen de completa fortaleza. Las cosas por dentro no iban así.
Tras este terrible momento, la joven presentadora se fue a Nueva York para intentar abrir otra etapa profesional y desconectar. «Me fui porque estaba sin trabajo y muy deprimida por la muerte de mi madre», declaró en los medios de la época.
Esa etapa no fructificó y Sonia Martínez regresó a casa más centrada en su faceta de actriz, pero sin poder olvidar la tele.
Con 22 años, en 1986, llega a su vida el programa En la naturaleza, también de divulgación para los más jóvenes. «La presentadora iba a ser otra», explica en el documental quien fue su director, Fernando L. Rodríguez, al que su círculo advirtió que iba a tener problemas con esa contratación, específicamente con el director de programas infantiles del canal.
¿Qué sucedió? Pues que llegó la portada de sus desgracias y Sonia fue despedida por protagonizar la portada de Interviú en toples tras un robado pactado en una playa de Ibiza, isla en la que estaba rodando una película alemana. La joven ya no era el tipo de presentadora que quería RTVE. «Una presentadora infantil no puede salir desnuda o no debe», dice aún hoy en día Fernando L. Rodríguez. Y así fue, la tele pública despidió a Sonia, aunque ella mantuvo en varias entrevistas que el motivo real es que le había dicho que no a un importante realizador.
Un antes y un después
Las fotos de Ibiza tuvieron gravísimas consecuencias y se llevaron por delante la carrera de la presentadora. «Tenía poco trabajo, mucho dinero en el banco, y mucho tiempo libre», relata su hermana. Ahí empieza su tonteo con las drogas, su «anestesia». Fue su manera de no sentir lo que estaba sucediendo.
Irene Martínez relata situaciones en las que se encontró a su hermana Sonia bajo los efectos de las drogas y cómo fue testigo de que el consumo solo iba a más.
En medio de todo este mejunje, la cara más famosa de la tele demandó a RTVE y, tras llegar a un acuerdo, el ente público le ofreció una colaboración en 1987 en La bola de cristal cuando el programa estaba ya en tiempo de descuento. La emisión duró apenas unos meses.
Tras una etapa viviendo en Burgos, las drogas parecían quedar atrás, pero fue solo un espejismo, según narra su expareja en el documental. Sonia regresó a Madrid y entró en el más profundo de los pozos, el de la heroína. «Al principio tonteaba, hasta que un día me levanté con ansiedad y ganas de vomitar, diarrea, me dolía el alma... desde ese día la necesitaba (la heroína) así que desde ese momento no me ponía para colocarme, me ponía para quitarme los dolores que tenía en el cuerpo», le explicó la propia Sonia a Pepe Navarro en El día por delante. «Me metía una dosis de 20.000 pesetas diarias por la vena», siguió.
La familia y el entorno de Sonia se rompió, y ella empezó a pedir dinero a cualquiera. Vivía ya sin red de seguridad. «Los toxicómanos somos bastante mentirosos», explicó la propia protagonista.
Cuando cumplió 25 años, la presentadora era ya una adicta y su padre decidió poner su casa en venta, con lo cual se quedó en la calle. Era el momento en el que la heroína reinaba en las calles y ella se convirtió en una de las caras conocidas de aquella generación perdida.
La joven madrileña estuvo ingresada en varios centros, pero constantemente se escapaba. En 1990, con 26 años, se sentaba en el plató de 3x4. Isabel Gemio solo tuvo que preguntarle cómo estaba para que se viese una pequeña luz. «Me encuentro fenomenal. Ya me ven: estoy viva, más gordita...y con muchas ganas de vivir. He engordado 11 kilos. La gente se cree que sigo pinchándome y esas cosas, pues no, estoy viva, con muchas ganas de vivir y con muchas ganas de trabajar». Llevaba 17 días limpia, pero solo fue un espejismo.
A su dependencia se unió el sida, el mal desconocido de principios de los 90. En julio de 1991, con 27 años, y embarazada de ocho meses, le contó a Nieves Herrero en De tú a tú, en Antena 3 que todo el mundo le había dado la espalda. «Si te ven hundida en el fango te meten la pierna para verte más hundida». Decía que ni siquiera le habían echado un cable sus más cercanos. «Que nadie me mire como Sonia Martínez la toxicómana, o Sonia Martínez que tiene anticuerpos del sida, que los tengo, por desgracia».
Tras dar a luz a una niña, se volvió a enganchar. Su propio hijo, ahora Hugo, con el que apenas convivió, fue entregado por su madre a los servicios sociales. «Tenía un año para demostrar que ella iba a ser una madre responsable y estaba convencida que lo iba a conseguir», explica la periodista Nieves Herrero. Otro testimonio da otra versión de esta historia, pero la única realidad es que Sonia nunca consiguió dejar las drogas. «Mi padre era politoxicómano. No solo era heroína, era también alcohol», añade su hijo sobre su progenitor que falleció hace ocho años.
Los intentos por recuperar el rumbo fueron innumerables, pero su nombre ya estaba marcado. En 1993, Sonia se sentaba de nuevo con Pepe Navarro en Vivir, vivir... qué bonito y el tema principal de la entrevista no cambiaba. La joven seguía enganchada y reconocía que vivía prostituyéndose. «Sonia Martínez, anticuerpos del sida, es lo único que ven, no ven a una persona».
Ese fue su último baile bajo los focos de un plató de televisión. El 4 de septiembre de 1994 Sonia Martínez fallecía. No llegó a cumplir los 31. Tres décadas después, RTVE recupera su historia.