Jorge Ponce explica en «La revuelta» las «diferencias entre un gallego y un mando a distancia»

P. V. LA VOZ

TELEVISIÓN

Jorge Ponce, en «La revuelta»
Jorge Ponce, en «La revuelta» RTVE

El colaborador de David Broncano bromeó con clichés sobre Galicia y sometió al presentador a un test para demostrar que podía diferenciarlos, con una conocida técnico del equipo que reveló ser barbanzana: «Son galegofalante e son de Boiro»

23 may 2025 . Actualizado a las 17:17 h.

La sección de Jorge Ponce, en La revuelta, es siempre impredecible. Ya estamos acostumbrados a que el colaborador de David Broncano se siente en el sillón con la ocurrencia más absurda que se le pasa por la cabeza. En el último programa de esta semana, lo ha vuelto a hacer, y no ha tenido miedo de meterse en un gran charco, con una pregunta absurda que pilló por sorpresa a todos, incluso al propio presentador: «¿Sabes la diferencia entre un gallego y un mando a distancia?». «Creo que sí las sé, pero tendrá trampa», contestó, desconcertado Broncano.

A priori, eso parecía: un chiste con respuesta única. Pero no. Ponce no tardó en sacar una pizarra con un diagrama de Venn para pasar a detallar las, para él, más evidentes diferencias. Y también las supuestas características comunes que tenemos todos los habitantes de Galicia con el utensilio que usamos para cambiar de canal. ¿Cuáles son? Vamos a ello.

La primera diferencia tiene que ver con la propia naturaleza de los mandos a distancia. Según Ponce, los gallegos no tenemos, a diferencia de la herramienta, «rayos infrarrojos». «Ni siquiera El Xokas, que es nativo digital, los tiene», bromeó el presentador. No es cierto, ya que todo cuerpo por encima del cero absoluto (-273.15 °C) los emite, aunque no sea de forma consciente.

Pero bueno, suponemos que era un chascarrillo por la meteorología gallega, aunque tenga poco que ver con la radiación infrarroja. No fue la única broma al respecto. Ponce también resaltó que, a diferencia de los mandos, los gallegos somos waterproof. Y en esto de la resistencia al agua hay que darle la razón. «Un gallego tiene un martes que ir a una papelería a comprar sobres para una carta que tiene que enviar otro día, y abre la puerta y ve que está diluviando y va», detalló el colaborador de Broncano. «Para comprar sobres, que se le pueden mojar», recalcó con sorpresa.

El tamaño también es otra diferencia notable, según la enumeración de Ponce. Según él, los gallegos pueden medir hasta 220 centímetros —tomando al exbaloncestista coruñés Fernando Romay, de 2,13 metros, como referencia máxima— y, como poco, 40 centímetros, para lo que menciona como ejemplo de esta altura mínima al exdictador Francisco Franco. Un mando a distancia, como mucho, mide 30 centímetros.

La polémica llegó con la cuarta característica, aludiendo al cliché de la droga. «Un gallego puede consumir cocaína», dijo Ponce. Pronto matizó sus palabras. «No digo que lo hagan, ni lo recomiendo tampoco, la droga es malísima, no consumáis droga», justificó, «pero digo que tienen la capacidad de hacerlo». 

Como última diferencia, Ponce destacó que el gallego es una «persona trabajadora, solidaria y leal», a diferencia de los mandos a distancia, que son «equidistantes, fríos y malos amigos». «Da igual que lo coja Netanyahu que Susan Sarandon, y que quieran poner Salvados o 13tv; él va igual», destacó con sorna.

Con esta característica sobre los gallegos, Broncano, nacido en Galicia, intentó subirse al carro de la galleguidad. Algo que Ponce no permitió. «Claro, como me fui de allí con un año ya no cuenta, ¿no?», dijo. No solo por lo de que no sea trabajador, una broma recurrente en el programa por el polémico presupuesto del programa. También por otras cuestiones. «Tú eres casi más mando a distancia, no puedes consumir cocaína y estás más cerca de la tele», se cachondeó Ponce.

En ese diagrama de Venn, Ponce encontró varias cosas en común entre gallegos y mando a distancia: «Ambos encienden la tele y, tanto de unos como de otros, los hay negros», expresó.

La cosa no acabó ahí. En ese sketch todavía quedaba un paso más: un miniconcurso en el que Broncano tenía que poner en práctica sus recién adquiridos conocimientos y demostrar que podía distinguir entre un gallego y un mando a distancia.

Entre las opciones, la primera fue Yolanda, una trabajadora de La revuelta que se hizo viral hace unos meses, en plena polémica con el robo de invitados de El hormiguero. En su día, fue ella la encargada de poner voz a los trabajadores del programa, denunciando que se había tirado por tierra todo su trabajo en esa jornada, en la que no pudieron contar con el piloto Jorge Martín.

En el programa de este jueves, Yolanda reveló que es gallega. «Son galegofalante e son de Boiro», explicó. La revelación sorprendió a Broncano, que nació y creció su primer año muy cerca, en el también barbanzano concello de Rianxo. «Somos veciños, da mesma comarca», compartió. Y casi coetáneos, con apenas dos años de diferencia.

No era la única en representación de Galicia. Vestido de mando a distancia, por despistar, estaba un joven que se identificó como «portugués e galego». «De Compostela», especificó. 

Por último, y también supuestamente por despistar con un nuevo cliché, estaba un mando a distancia ataviado con un tradicional traje de gala gallego y una galta. «En un primer vistazo parecería un mando vestido de muiñeira», identificó imprecisamente Broncano.

Con esto dieron por zanjado el tema. «Se ha solventado para siempre, nunca más se volverá a confundir un mando con un gallego», concluyó el presentador mientras sonaba de fondo el Miña terra galega de Siniestro Total.