Laura Pamplona recuerda el impacto físico y psicológico de los rodajes de «Aquí no hay quien viva»: «Era bastante fuerte la manera de grabar que teníamos»
TELEVISIÓN

La actriz alicantina, que interpretó a Alicia Sanz, rememora en «YAS Verano» las jornadas maratonianas, la improvisación constante y las secuelas que dejó la mítica serie
07 ago 2025 . Actualizado a las 17:38 h.A Laura Pamplona (Alicante, 51 años) todavía la reconocen como Alicia Sanz, la vecina con aspiraciones artísticas y una vida amorosa desinhibida que vivía en el 21 de la calle Desengaño. Han pasado 22 años desde el estreno de Aquí no hay quien viva, pero el recuerdo de aquella comedia mítica sigue más que presente: no solo se mantiene vivo en las plataformas de streaming, también perdura en el imaginario colectivo, incluso entre quienes no llegaron a verla en su día. Para Pamplona, fue el papel que cambió su carrera, pero también una experiencia límite.
«Recuerdo esa etapa con mucho cariño, fue muy bonito y divertido estar ahí», explicó recientemente en el programa YAS Verano, de Antena 3. Aunque solo formó parte del reparto durante un año y ocho meses, el impacto fue tan grande que aún hoy muchos piensan que no ha hecho nada más. «Si no hubiera seguido trabajando, me habría muerto de hambre», bromeó la intérprete, que pasaría después por series como Hospital Central, Los misterios de Laura, o HIT.
El personaje de Alicia, diseñado como un arquetipo cómico de la aspirante a actriz sin demasiada suerte, caló hondo en la audiencia. Sin embargo, para Pamplona, interpretar ese papel en medio de un rodaje caótico tuvo un coste personal importante. «No lo voy a negar: era bastante fuerte la manera de grabar que teníamos», confesó. Las jornadas empezaban a las siete y media de la mañana y podían prolongarse hasta pasadas las diez de la noche. Lo más extenuante, sin embargo, no eran las horas de rodaje, sino la falta de planificación. «Hubo un momento en el que no había guiones. Se escribían mientras rodábamos», recordó.
Esta improvisación permanente obligaba a los actores a aprenderse el texto sobre la marcha, a veces en el coche o tras pasar la noche en vela. «Te decían: "Luego te llamo y te digo si entras mañana". Y si entrabas, te pasaban la separata en el último momento», explicó. En sus últimos meses en la serie, la situación se volvió especialmente dura: «Nos pasó factura a todos. Cogías una gripe y era cuatro veces más fuerte de lo normal. Había gente con ansiedad… El estrés y la falta de descanso nos afectaban mucho».
Pero el desgaste no era solo físico. La fama súbita que vivió el reparto de Aquí no hay quien viva también tuvo consecuencias psicológicas. «No éramos conscientes del fenómeno que era. Fue un poco agobiante porque no te permitía hacer una vida normal», explicó. Una vez, mientras viajaba en metro con su marido, un grupo de pasajeros empezó a cantarle la sintonía de la serie en voz alta. «Qué divertido, pero no», matizó con ironía. «Hay un momento que sientes que tienes que recluirte un poco».
Durante su entrevista con Pepa Romero también tuvo palabras para su compañero José Luis Gil, el actor que dio vida a Juan Cuesta y que en el 2021 sufrió un ictus. «Se recupera poco a poco. Es muy triste ver a un compañero que le pasa algo así», comentó, visiblemente afectada.