Woody se pone de moda a los 70

Rubén Ventureira

TENDENCIAS

El factor Scarlett Johansson es una de las explicaciones del prolongado éxito de la cinta

16 feb 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

Un lance tenístico como metáfora de la vida. Una bola golpea en la red: que caiga para un lado o que bote en el otro determina el futuro. La vida es una sucesión de match points que, en ocasiones, ni te enteras que estás jugando. Muy alejado de aquellas profundidades de raíces bergmanianas, Woody Allen triunfa en España con tan sencillo planteamiento. Y lo hace en todos los foros: críticos, compañeros de profesión (su hermana acaba de recoger el Goya al mejor largometraje extranjero) y espectadores aplauden al unísono. Al igual que hay un público que no ve películas españolas, lo hay (y quizás sea el mismo) que se niega a ver a Allen. En esta ocasión, muchos de estos espectadores con anticuerpos se han acercado a las salas. ¿Los motivos? Quizá que Match point, aunque magnífica, es una obra de Allen que no parece de Allen, como Una historia verdadera era una película de David Lynch, que no parecía de Lynch. Las frases gloriosas, sello del neoyorquino, escasean. Sí están sus temas recurrentes (el sexo, la muerte, las relaciones de pareja), pero tratados de un modo más estándar y menos woodyaleniano. Una mujer que intriga También hay que valorar el factor Scarlett Johansson. La protagonista de Lost in translation tira del público joven, mayoritario en las salas de cine. Parte de su éxito lo explica Nola, su personaje en Match point: ?Intrigo a los hombres. Y no sólo los intriga. Cada vez que Scarlett Johansson aparece en Match point, la película gana interés y temperatura. Zeta Audiovisual, una empresa con sede en Madrid, es la distribuidora en España de la última película de Woody Allen. Según un portavoz, hasta el pasado domingo, la cinta había sido visto por 1.390.000 espectadores que habían dejado en taquilla 7,4 millones de euros. Estrenada en España el 4 de noviembre, permanecía hasta el pasado fin de semana en 48 pantallas. Galicia no es ajena al fenómeno: en A Coruña se lleva exhibiendo ininterrumpidamente desde su estreno. «Es la película de Woody que más dinero ha hecho en España. Estamos de enhorabuena, porque es la primera vez que distribuimos una obra de él», apunta el portavoz de Zeta Audiovisual. «Los exhibidores nos dicen que va a verla gente de todo tipo y edad, y que muchos repiten varias veces. Algo parecido ha ocurrido con otra película reciente, El jardinero fiel». Match point es la obra de Woody que más dinero ha hecho en España, pero para situar su éxito hay que comparar espectadores. Y su impacto queda confirmado, pues es el filme que más público ha llevado a las salas españolas en veinte años. Sólo cinco lo superan: Bananas (1971), Annie Hall (1977), Manhattan (1979), La rosa púrpura del Cairo y Hannah y sus hermanas (1986). En su tierra En Estados Unidos, Match point ha funcionado bien para tratarse de una película de Woody Allen. Al otro lado del océano, su nombre espanta al espectador medio. Un ejemplo conocido: en una esquina del cartel europeo de Todo lo demás se leía «una película de Woody Allen», mención que desapareció en el cartel norteamericano. Ni así coló: en EE.UU. sólo recaudó 3,2 millones de dólares. El cineasta ha comentado en alguna ocasión esa reticencia de sus paisanos: «Cuando Harry encontró a Sally era una película muy parecida a las mías, pero recaudó muchísimo más que cualquiera de las que he hecho yo». En efecto, el filme de Rob Reiner, protagonizado por Billy Cristal y Meg Ryan, cosechó entre los estadounidenses 92 millones de dólares. El tope de Allen en aquel mercado son los 40 millones de Hannah y sus hermanas. Match point es la décima de más éxito: 13,8 millones. De sus 17 últimas películas, sólo otras dos han superado esa cifra: Delitos y faltas (1989) y Granujas de medio pelo (2000). Hollywood también se ha vuelto a rendir a la evidencia. Match point le ha valido a Allen su decimocuarta nominación como guionista. Nadie ha sido candidato en tantas ocasiones en esta categoría. Con su anterior nominación (por Desmontando a Harry, en 1997) superó a Billy Wilder, que sumó doce. El neoyorquino tiene dos óscares por Annie Hall (director y guionista), que también fue elegida mejor película, y uno por la escritura de Hannah y sus hermanas. No fue a recoger ninguno con la excusa de sus conciertos de jazz. Sí acudió a la ceremonia en el 2002: presentó un montaje de películas rodadas en Nueva York. Con los atentados del 11-S recientes, Woody quiso homenajear a su ciudad. «Cuando me llamaron, pensé que me ofrecerían un premio a toda mi carrera, pero no», bromeó.