Kurkova luce los modelos de la gallega Patricia Avendaño

EFE

TENDENCIAS

La penúltima jornada de la Pasarela Gaudí Novias también contó con la presencia de la reciente Miss España, Natalia Zabala.

01 jun 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

Los trajes de fiesta aparecieron en la penúltima jornada de la Pasarela Gaudí Novia apoyados en famosas como la modelo checa Karolina Kurkova, que ha vuelto a esta pasarela con la gallega Patricia Avendaño y Miss España, Natalia Zabala, que ha desfilado para Novia d'Art. La Kurkova fue la que más medios movilizó y la única que arrancó los aplausos del público en cada una de sus tres salidas, con un vestido en tonos malva, con escote halter en chantilly bordado con hilo de oro, de novia en chantilly bordado con hilos de plata y cristales Swarovski, y cerrando el desfile, también de novia, con un traje de seda natural con flores bordadas en tafetán. José María Peiró cerró el día con una espléndida y muy aplaudida colección de corte imperio en la que no ha escatimado en materias primas, como chantilly de Calais hecho en hilaturas del siglo XIX, organzas shantung de seda natural y tul de seda plisada, ideal para vestidos palabra de honor muy escotados para novias que son mujeres que saben muy bien lo que quieren. Muy trabajados los interiores con entretelas para moldear las figuras, y faldas con mucho movimiento. El color elegido, el marfil claro porque opina que el blanco inmaculado es para novias más inocentes y más jóvenes, como las de antes. Pepe Botella, con vestidos pensados para cada una de las estaciones del año, y José María Peiró, que tras 25 años de oficio presentó su primera colección en solitario y con su firma WhiteDay, han sido lo mejor de un día en el que han abundado demasiados trajes anodinos. Lucía Botella, diseñadora de Pepe Botella, eligió organza, tul y encajes plisados para novias primaverales, gasa para el verano, colores tostados, plisados y siluetas amplias para el otoño, y lanas y tonos gris y marfil para los vestidos de invierno, en los que no han faltado algunos toques de visón. Fran Sarabia subió a la pasarela trajes bastante convencionales en tonos crema con muchos escotes en palabra de honor con toreras de encaje para tapar, y algunos toques de color en gris y verde en la cintura y en las colas. Los vestidos de Joaquín Verdú, de apariencia pesados, fueron correctos pero sin mucha chispa pese a los brillos de los adornos. Francis Montesinos, con quien compartió tiempo de pasarela, apuesta por talles bajos, cuerpos muy ajustados en crepe con aplicaciones de encaje, y por faldas de volantes con movimiento escaso. Lo más original, un vestido de organza con un cuerpo hecho con una enorme flor en espiral de volantitos que llegaba hasta la espalda. Con 45 minutos de retraso desfiló Matilde Cano, que ha elegido el azul para todos sus trajes de fiesta y de cóctel, muy poco interesantes, y Rubén Perlotti, repetitivo en las faldas de sus trajes de novia y que ha cerrado sus propuestas con un vestido de princesa de carnaval. La colección de la firma Novia d'Art ha sido la más blanca y una de las que más ha ceñido los vestidos al cuerpo, con drapeados verticales y lazos de raso y terciopelo.