La gallega María Barros ha vestido a las modelos como las muñecas de porcelana francesas de los años 30.
23 feb 2010 . Actualizado a las 19:21 h.La sexta y última jornada de Cibeles ha sido la del triunfo del blanco y negro, a cuyos pies se han rendido la mayoría de diseñadores a excepción de Nicolás Vaudelet, quien ha sacado a pasarela pieles exóticas como las de pitón y anguila.
Ion Fiz, encargado de abrir la pasarela, ha querido con My Way homenajear a mujeres «de carácter» que han sabido transmitir una estética.
Reinterpretando a los clásicos de la costura, el diseñador vasco construye un mundo de contrastes que se inicia con prendas de día en crudos, tostados y chocolate con detalles dorados en los zapatos y cinturones.
La lana, la seda y el algodón se imponen, en una colección que incluye piezas de cocktail y de noche y aplicaciones de piel en abrigos y mini-capas con capucha.
Entre sus prendas destacó un vestido totalmente realizado en papel resultado de mezclar distintas técnicas como el plisado, retorcido y drapeado, la papiroflexia y el uso de distintos tipos de papel.
Espectacular final tuvo el aplaudido desfile de Fiz, quien terminó con un original vestido de novia blanco con incrustaciones de cristal en dos versiones: recogido con drapeado o totalmente suelto, a cual más elegante.
María Escoté se ha inspirado en Fire Walk with me en el mundo animal para vestir a una mujer joven con prendas atrevidas en las que predomina el short con estampaciones de enormes águilas y blancos caballos.
Así, las plumas de gran tamaño hacen suyo el próximo otoño-invierno en cazadoras, gorros, camisetas y pantalones, en una colección en la que abundan el rojo y el rosa.
María Barros ha vestido a las modelos como las muñecas de porcelana francesas de los años 30, en una línea totalmente en blanco y negro con puntualísimos toques de rojo, en la que los materiales más usados son los paños, el algodón y el terciopelo de seda.
La joven diseñadora gallega ha trabajado sobre modelaje para vestir a una mujer dulce pero con una parte oscura, con vestidos en negro ribeteados en blanco, detalles de tul, grandes lazos, faldas abullonadas y prendas de cancán.
La debutante en Cibeles Teresa Helbig ha querido reinterpretar los dorados años 20, 30 y 40 en el mundo de la moda creando una colección exquisita en los materiales -ante negro, tul de seda, gasas de chifón y crepe de seda- y el diseño.
Los sugerentes vestidos en rosa talco, verde decó, plata vieja y negro los combina la diseñadora catalana con hojas de organza quemadas a mano y bordados a base de canutillos de plata que recrean el Art Decó.
Nicolás Vaudelet se ha retrotraído a la gran nevada del 2 de febrero de 1954 en Sevilla para transformar la capital hispalense en una estación de esquí por la que se pasean monos de snowboard, pantalones de alpinismo y falditas de patinaje artístico.
Vaudelet redibuja la silueta femenina con protecciones, hombreras y cortes ergonómicos, y se vale para ello de materiales como el neopreno, el nylon lacado o los plásticos mezclados con napa, ante, piel de anguila y pelo de cabra -blanco y negro- en unos espectaculares chaquetones «après-sky».
El diseñador acolcha materiales sofisticados como el terciopelo, punto, crepe de seda o encaje de chantilly en prendas de abrigo y añade el punto equino a sus casquetes de trampero, bolsos hinchados y maletines.
Blancos nieve, azul hielo y distintos matices de negro se suavizan con rosas pasteles y amarillos de la luz de invierno, así como con el color fuego propio de la piel de guarnicionaría.
La andaluza Juana Martín apuesta ahora por formas voluminosas en blanco y negro, sacadas de las películas de los años 50, para las que todavía no existía el color.
Combinando texturas, la creadora cordobesa diseña chaquetas, abrigos acolchados y vestidos en los que introduce las tachuelas, aplicaciones de flores y multitud de tiras para dar volumen.
Larga sesión matinal de la última jornada de Cibeles Madrid Fashion Week, en la que los desfiles dobles pesaron demasiado.