Un misil para cargarse de moral

Pedro José Barreiros Pereira
pedro barreiros A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Andrés Luaces

El segundo gol del Dépor, obra de Silvio, entró a 90 kilómetros por hora

17 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Le dio con la pierna buena y con el alma. Silvio es ambidextro y juega habitualmente por la derecha para favorecer la precisión de sus centros con esa pierna. Pero en las dos últimas jornadas Fernando Vázquez apeló a su polivalencia y lo situó por la izquierda. El Dépor pierde profundidad, pero se libra de un dolor de cabeza, pues el técnico no se fía de sus especialistas en esa posición, Evaldo y Ayoze. El caso es que el viernes Silvio, que apenas había cruzado el mediocampo hasta ese momento, marcó un gol de bandera. Tras el centro de Juan Domínguez recogió el rechace de la defensa a unos treinta metros de la portería del Celta y atacó el balón sin pensárselo dos veces. Chutó con el empeine y el disparo hizo una pequeña parábola antes de entrar en la portería de un sorprendido Javi Varas.

El lateral portugués disparó aproximadamente a unos 25 metros de la línea de fondo. Lo hizo ligeramente escorado a la derecha de la portería y la pelota se coló por la escuadra contraria, la izquierda. Así que la distancia que recorrió fue algo mayor, en torno a los treinta metros. Desde el momento del impacto con el balón hasta que este superó el larguero transcurrieron 1,2 segundos. De este modo, se puede concluir que la velocidad media fue de unos 90 kilómetros por hora.

El tanto recordó a otro obús espectacular con el que el actual jugador del Atlético de Madrid Filipe había dado los tres puntos al Dépor frente al Málaga en septiembre del 2009. Avanzó con la pelota y se largó un zapatazo desde una posición un poco más alejada que la de Silvio para sorprender a Munúa. Su zurdazo recorrió casi 33 metros en 1,3 segundos, por lo que su velocidad media también fue de 90 kilómetros por hora.

El chut de Manuel Pablo

El precedente más cercano al golazo del derbi es el trallazo que Manuel Pablo endosó esta misma temporada, en noviembre pasado, al Mallorca en la ida de la eliminatoria de Copa. Recogió un rechace poco más allá del pico derecho del área, vio a Aouate ligeramente adelantado y lanzó un chut imposible de detener. Fue su primer gol en Riazor en las quince temporadas que lleva vistiendo la camiseta blanquiazul. Sin embargo, si circunscribimos los recuerdos a los Dépor-Celta, el fogonazo que viene al recuerdo es el proyectil de Lassad en Riazor en el derbi de la pasada temporada. Desde más cerca que los precedentes citados (estaba a punto de entrar en el balcón del área) culminó un contragolpe con un zambombazo que alcanzó los 120 kilómetros por hora. Sin duda, aquel gol de Lassad y este de Silvio ya forman parte de la historia de los derbis y del deportivismo.

Al defensa portugués le van los misiles. El segundo del Dépor el viernes se convierte en su primer gol oficial en España, pero hace dos temporadas, en el Braga de Domingos Paciência, el defensa marcó otro gran gol. Controló con el pecho en las inmediaciones del área y soltó un zurdazo que se coló por la escuadra del Marítimo.

En aquella ocasión auguraba una temporada espléndida para su equipo, que acabó el campeonato en puestos de Champions y llegó a la final de la Liga Europa. Ahora sirve para recargar la maltrecha moral del vestuario y de la afición de Riazor, al tiempo que aspira a devolver al Dépor a la lucha por la permanencia. Los tres puntos del derbi se convierten en el primer paso para devolver a los coruñeses a la competición, a la que regresarán si tampoco fallan en sus dos próximos enfrentamientos: el Domingo de Resurrección en Palma contra el Mallorca y, siete días después, de vuelta a casa contra el Zaragoza. Dos rivales directos a los que el Dépor espera rebasar como un misil.