Una lección de la que aprender

Xurxo Fernández Fernández
X. Fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

El duelo de la primera vuelta contra el Eibar retrató las virtudes del próximo rival

16 may 2014 . Actualizado a las 15:35 h.

Detrás de los dos goles de Arruabarrena se escondió un equipo casi inaccesible, de una extraordinaria solidez en el repliegue e inteligente a la hora de buscar resquicios en la defensa rival. El Eibar de Garitano que hace media vuelta tumbó al entonces líder de Segunda. El mismo Deportivo que el domingo recibe en Riazor a un conjunto armero sin apenas retoques de plantilla y con una filosofía idéntica a la de aquel que venció con autoridad en Ipurúa.

Piezas intercambiables

Aquel 15 de diciembre, el Eibar contaba con tres bajas en su zaga. Tanta ausencia habría supuesto un dolor de cabeza para cualquier técnico, pero Garitano fue muy claro: «Si no están unos, saldrán otros. El equipo no se va a resentir». Y así fue. El entrenador vizcaíno se ha empeñado en tener a toda la plantilla lista, física y mentalmente, para saltar al césped. Un bloque sin intocables que obliga a rendir al máximo para conservar el puesto en el once. Los futbolistas han interiorizado la exigencia de entrega absoluta del míster y el Dépor lo pagó en Ipurúa, sometido a una presión incesante durante noventa minutos.

Para salvarla en Riazor, serán fundamentales la velocidad en el toque y el ofrecimiento continuo de los hombres de ataque para que los encargados de sacar el balón encuentren líneas de pase.

Repliegue inmediato

En el choque de la primera vuelta, los jugadores de Fernando Vázquez solo dispararon dos veces entre los tres palos defendidos por Irureta. Juan Domínguez chutó en el minuto 8 y Luis Fernández acertó con la red en el 90. El motivo de la baja producción ofensiva estuvo en el perfecto repliegue de los armeros, que impidieron las contras visitantes. El Dépor no consiguió romper las líneas de un rival organizado. Seo y Luisinho (los dos interiores) apenas llegaron a la línea de fondo para centrar. Lux tuvo que recurrir una y otra vez a los saques en largo sin ningún fruto.

El conjunto blanquiazul goza hoy de un repertorio ofensivo mucho más amplio. La capacidad de desborde de Rabello, Sissoko y Juan Domínguez podría servir para alterar el orden eibarrés. Abrir el campo con extremos puros funcionó en Ipurúa (Núñez revolucionó el choque y puso el centro del gol).

Jota, Morales y Dani García

Si alguien sufrió especialmente en terreno azulgrana, ese fue Laure. El lateral se vio continuamente desbordado por Morales, un extremo que acostumbra a convertirse en el primer sustituido por Garitano (solo ha completado nueve de los 35 partidos que ha disputado), pero que se vacía mientras permanece en el campo. El domingo, el madrileño necesitará ayudas constantes en las marcas y Sissoko no se prodiga en el trabajo defensivo. Lopo también sufre si tiene que abarcar muchos metros (lo demostró Yuri con la Ponferradina). El papel del pivote defensivo resultará clave en el auxilio al lateral.

El desempeño de Bergantiños (o Wilk, si el polaco releva en el once al de la Sagrada) será fundamental frente al Eibar. No solo por su trabajo de cobertura en las bandas, sino porque el futbolista más peligroso del rival se mueve en la mediapunta. Jota ya lideró con mucho acierto a su equipo en el partido de la primera vuelta. Tiene regate, visión de juego y gol. Lleva ocho tantos.

El trabajo del gallego está facilitado por la escolta del que probablemente esté siendo el mejor de los armeros esta campaña. Apartado de los focos por su labor oscura, Dani García (cedido por la Real) será el gran escollo en la zona de creación blanquiazul. En Ipurúa, además, lanzó el contraataque que decidió el duelo.

La racha y Mainz

Desde el 15 de diciembre, el Eibar ha firmado una racha casi inmaculada lejos de su estadio. Cinco victorias, cuatro empates y una sola derrota (en Zaragoza). Además, el equipo de Garitano se ha reforzado con Mainz. El delantero, que regresó a Ipurúa en enero procedente del Wilstermann boliviano, destaca por su oportunismo y ya hizo los dos tantos armeros en su última salida (Mallorca).