El equipo coruñés triunfó desde el esfuerzo, la seriedad y el convencimiento en sus fuerzas
01 jun 2014 . Actualizado a las 19:01 h.Con su ascenso el Dépor de Fernando Vázquez ha zanjado el debate. Este es el análisis a la temporada que ha devuelto a Riazor a la categoría que le corresponde.
¿Alguien pensaba que este Dépor iba a subir a principio de temporada?
En pleno concurso y tras un verano convulso en el que se salvó de la desaparición en el último suspiro de una noche frenética, el Dépor diseñó tarde y mal su plantilla para el inicio de la competición. Fernando Vázquez tuvo que echar mano de futbolistas del Fabril para entrenar durante la pretemporada, mientras los fichajes, escasos y en muchos casos sin experiencia en Segunda, se hicieron esperar. Todos, club, técnicos, jugadores y afición, reconocían la campaña como de transición a la espera de madurar un bloque que a corto plazo asumiese el desafío de recuperar la categoría. Sin apenas mimbres, Vázquez tuvo la osadía y el acierto de plantear un estilo de juego serio y solvente, sin brillo, pero que se reveló inexpugnable en defensa, mientras en ataque buscaba multiplicar las virtudes de Culio, su mejor futbolista sobre el campo. La apuesta triunfó y en poco más de dos meses de campeonato el Dépor se aupó a la cima de la clasificación para no dejarla nunca más.
¿Las decisiones de Fernando Vázquez fueron acertadas a lo largo de la competición?
Más allá de análisis puntuales de cada jornada, el gran éxito del entrenador de Castrofeito radicó en la construcción de un bloque granítico. Esta cualidad no solo se refiere a su capacidad para cerrar todos los caminos hacia su propia portería. Así, no solo apenas ha encajado goles, sino que en muchos partidos ni siquiera ha sufrido ocasiones por parte de sus adversarios. Vázquez triunfó desde el convencimiento a sus jugadores, a los que dotó de una inquebrantable fe en sus posibilidades. Suceda lo que suceda en el partido, por mucho que apriete el rival, el Dépor no se descompone, mantiene el tipo y nunca se derrumba. Desde esta confianza a prueba de bombas, basada en un vestuario forjado a sí mismo y que ha sabido aislarse de todas las vicisitudes institucionales del club, el cuadro coruñés ha alcanzado una regularidad que solo puede ser fruto de los aciertos de su técnico.
¿Finalmente resultó beneficioso el traspaso de Culio?
El argentino imponía el sello ofensivo a una plantilla muy ajustada en cuanto a cantidad y calidad de mediocampo hacia delante. Su fuerte carácter y su capacidad a balón parado marcaron los éxitos en la primera vuelta de la Liga. Pero su traspaso al fútbol árabe obligó a Fernando Vázquez a reinventarse sus planteamientos iniciales. La marcha del futbolista liberó un dinero con el que se reforzó la parcela ofensiva en cuanto a número y talento. Tras un período de aclimatación, Rabello, Toché, Sissoko y finalmente Ifrán han sostenido el magnífico rendimiento ofrecido por Culio y han encaminado a su equipo a un objetivo que, aún en enero, cuando se acababa de proclamar campeón de invierno, no se veía claro.
¿Se puede decir que dieron la cara los futbolistas de principio a fin?
En esta misma Liga hay varios ejemplos de clubes, como el Hércules, el Mallorca o el Zaragoza, que partían con la vitola de favoritos para ocupar las primeras plazas de la clasificación, pero que han naufragado lastrados, en buena medida, por sus propios problemas internos. Los dos primeros incluso alcanzan las últimas jornadas en serio peligro de descenso a Segunda B. En cambio, el Dépor de los esperpentos, que abrió la temporada aún con los ecos de aquel 31 de julio en el cuerpo, se sobrepuso a todo. Ni los impagos, ni la galopante crisis institucional que acabó con la salida de Lendoiro despistaron a una plantilla concentrada en el día a día y en las metas a corto plazo como mejor camino para alcanzar, en cuanto escampase, horizontes más lejanos. Aislada en la medida de lo posible y preocupada tan solo del balón los jugadores demostraron una madurez que se encuentra entre los secretos de esta fenomenal temporada.
¿Qué papel acabaron por protagonizar los canteranos del club?
Lo cierto es que los futbolistas de base se revelaron desde el principio como uno de los pilares de la temporada. No solo la pretemporada, sino también en la primera vuelta de la competición, el Dépor disfrutó sobre el campo de alineaciones conformadas mayoritariamente por futbolistas formados en el club. Con Álex Bergantiños y Juan Domínguez consolidados en la plantilla y convertidos en referentes, otros jóvenes como Juan Carlos, Insua y Bicho han inscrito su nombre con letras de oro en esta Liga. Cabe destacar el papel del central, a quien Fernando Vázquez dio galones y se ha revelado como la gran sensación de la Liga. En los planes de la selección sub-21 y con un contrato recién renovado, Insua se convierte ahora con el salto a Primera en uno de los buques insignia del nuevo proyecto.
¿Es un ascenso merecido o el triunfo de la mediocridad?
Los problemas padecidos por el Dépor para sacar adelante sus partidos en Riazor han restado brillantez a su retorno a Primera. Además, la extrema igualdad de las plantillas, en este sentido tan opuestas a la máxima categoría, donde el título se ciñó a la lucha de tres equipos, derivó en una irregularidad general en la que el Dépor se reveló como el que mejor ha sabido nadar y guardar la ropa. La calidad general de la competición ha bajado respecto a la de hace dos temporadas. Quizá esta campaña marque un cambio de tendencia para que el fútbol español, ahora exigido por la crisis económica, reivindique el valor del esfuerzo y del trabajo, por encima de talentos puntuales. Así, para valorar la campaña del Dépor parece preciso cambiar el habitual esquema de medida, olvidarse de oropeles pasados y alabar el sacrificio y la convicción como argumentos definitivos.
¿Qué desafíos aguardan en el futuro a este nuevo Deportivo?
La viabilidad del club depende de la confección de un proyecto capaz de sostenerse en Primera División el mayor número de temporadas posible y Fernando Vázquez ha levantado los pilares donde ha de asentarse. Hay que aprender de los errores pasados y, más allá de nombres concretos, la seriedad y la fortaleza defensiva se revelan fundamentales para diseñar el Dépor que luchará por la permanencia la próxima temporada.