Salomão vuelve a ser importante

Pedro José Barreiros Pereira
p. barreiros A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El gran final de temporada del deportivista disfraza los meses de lesión y ostracismo sufridos

25 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si es cierto que las notas de la temporada se dan al final, Salomão, el huracán del Dépor, sueña con el sobresaliente. Pocas veces seis partidos (solo Helder Costa y Manuel Pablo jugaron menos en la plantilla) dieron para tanto, pero no puede ser casualidad que precisamente los dos últimos, disputados por el menudo extremo portugués de principio a fin, acabasen por fraguar la permanencia. En su cuarta etapa con la camiseta blanquiazul, de nuevo en préstamo por el Sporting de Portugal, puede presumir de haber despertado a su equipo en el momento justo, cuando ya no quedaban más oportunidades para seguir en Primera: la victoria frente al Levante y el inolvidable empate del Camp Nou.

Se sobrepuso así a dos tercios de temporada para la basura por culpa de las lesiones. Abrió su eterno regreso al estadio de Riazor, aún mientras arrastraba la grave dolencia de rodilla que había cortado abruptamente su curso en Segunda División. Recibió el alta el 5 de noviembre, jugó la Copa en diciembre, pero no se estrenó en Liga hasta marzo. Condenado al ostracismo, el cambio en el banquillo pareció revitalizarle. Víctor Sánchez contó con él en cinco de sus ocho partidos y no solo por la izquierda, su posición natural, sino también desde la banda derecha, donde primó su llegada al área y no perdió su buen toque para el centro. Recuperó así aquellas cualidades que lo habían abrazado entre los elegidos por la hinchada de Riazor: descaro, regate y velocidad.

La horma de Salomão es la misma que acompaña a todos los grandes extremos portugueses. Contaba el exdeportivista Jorge Andrade, amigo personal de la familia del jugador, en un reportaje de La Voz que desde la irrupción de Figo (y más actualmente Cristiano Ronaldo), todos los niños del país vecino quieren ser como él. En el extremo portugués se reúnen, además, el origen humilde y una infancia de fútbol en la calle, donde el propio Andrade y otros niños de Amadora (en las cercanías de Lisboa) compartieron juegos. Un carácter que el fútbol de Salomão, capaz de resucitar al muerto deportivista, se resiste a perder.

Protagonista

Quizá fuera este talento, o la sonrisa perenne que acompaña su rostro, el que le empujase a luchar por un balón dividido tras la falta lanzada por Medunjanin y protagonizar así un gol para la historia. Porque el 2-2 del Camp Nou selló la permanencia deportivista y hasta puede confirmar al jugador como mucho más que un revulsivo. Así le había sucedido hasta ahora en Primera. En ambos acababa de saltar al campo. Sus dos únicos goles en la categoría, marcados hace dos temporadas con Fernando Vázquez en el banquillo, fueron en el revitalizante derbi contra el Celta, cuando el Dépor comenzó a creer en la remontada, y en la derrota casi definitiva de Málaga. Ahora asume su propio destino. Quizá por quinta vez en el Dépor, donde siempre se ha sentido importante.