El canterano pasa de la titularidad a la grada en su temporada más difícil
24 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Esta Liga parece que va a resultar muy larga para Juan Domínguez, quien en cinco días ha pasado de la titularidad a no figurar en los planes de su entrenador. Si un futbolista no deja indiferente en Riazor, ese es el mediocentro. Quizá hay que buscar la razón en el gusto de los aficionados por disparar las expectativas de su cantera, deseosos siempre de ver en los jóvenes la constante reencarnación de los viejos ídolos. Pero el jugador de Narón, que en enero cumplirá 26 años, ni pone las roscas del irrepetible Fran, ni canta gol con la facilidad de José Luis. Eso sí, pocos dudan de que el fútbol corre del mismo modo por sus venas. Tampoco titubeó el club el pasado verano, cuando lo renovó hasta el 2018 tras un largo tira y afloja. Ni habían recelado de sus condiciones Lotina, quien lo hizo debutar en Liga hace casi seis años, ni luego Oltra, Fernando Vázquez o Víctor Fernández. Con todos jugó en Primera y Segunda, al tiempo que gozó de continuidad. También Víctor contó con él en cinco de los ocho últimos partidos del curso pasado. Entró en el once precisamente en Málaga, Elche y la resolución final del Camp Nou.
Otro aspecto a analizar es el salto de calidad dado por la plantilla. Pero la realidad es que el afán competitivo lo había reforzado siempre. Hasta ahora la eterna pugna con Bergantiños, su media naranja sobre el campo, y las llegadas en distintos momentos de otros directores de juego como Abel Aguilar, José Rodríguez, Medunjanin o Borges habían acabado por reforzarlo. Pero todo parece más difícil en estos meses, cuando entre el propio Borges, Mosquera y Fayçal, titulares indiscutibles, se lo están merendando. Domínguez apenas ha participado en tres partidos, dos como titular (contra el Betis y el Athletic, en los que apenas alcanzó la hora de juego) y los últimos veinte minutos frente al Rayo. Especialmente significativo resultó su aparición del domingo. Ahogado entre el despliegue de Mosquera y las ansias de fútbol de Cani, el canterano nunca encontró el sitio sobre el césped que tantas veces había premiado su elegante toque.
Cuestionan sus detractores la falta de crecimiento de su juego, que la perla no acabe de dar el estirón en pos del dominio de la faceta defensiva o hacia una claridad más nítida de la portería rival. En la encrucijada entre ambos caminos, Domínguez se revela como uno de los más preclaros pasadores del Dépor, y tan distinto a sus compañeros, que se hace difícil pensar que no remontará su situación para volver por donde solía: el equipo titular.
Convocatoria
Víctor defendió ayer la decisión de prescindir de él desde las manidas rotaciones: «Nada que ver con rendimientos de los partidos, porque eso lo hablamos aquí dentro, pero yo no tengo ningún pero al respecto con ningún jugador. Aquí ya se ha visto desde la primera jornada que esa situación se da, puedes ser titular un partido y quedarte fuera al siguiente». Una explicación que vale por igual para el centrocampista canterano, para Luisinho, de nuevo fuera de la convocatoria después de destacarse como el que más jugó la pasada campaña, o para los internacionales Medunjanin y Jonathan.
Mientras llega la hora de reivindicarse y los resultados avalen la apuesta de Víctor por primar la velocidad antes que la elaboración, así como la contundencia en defensa y ataque antes que la elaboración, Juan Domínguez tratará de levantar la cabeza.