El hombre orquesta no puede solo

Xurxo Fernández Fernández
x. fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Valverde no alcanzó para disimular tras el descanso la pésima primera parte perpetrada por el Dépor

27 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El hombre orquesta ha vuelto a Riazor, que ha tenido que esperar casi cinco años para verlo actuar de nuevo. En ese tiempo ha cambiado, eso sí, el nombre y la procedencia del chico para todo. En un esfuerzo por innovar, ha venido un muchacho de fuera a versionar el espectáculo que en noviembre del 2012 ofreció un chaval de casa. El resultado, no obstante, ha sido el mismo: entonces también perdió fácil el Dépor.

Bergantiños hizo frente al Levante de centrocampista, central y portero. A Valverde le faltó calzarse los guantes, y no está del todo claro si no sería un acierto permitir al uruguayo probarse bajo palos. Por de pronto, ayer se entretuvo actuando un rato entre la medular y el enganche, otro poco como lateral y unos minutos más en calidad de interior por la derecha. Schär amagó con brindarle la ocasión de hacer también de central, pero el encuentro no dio para tanto.

Tampoco para ver siquiera las intenciones del nuevo míster, que plantó de inicio tres centrocampistas, con Guilherme como ancla. El brasileño actuó en el puesto que más le gusta. Cerca de Expósito, el único fabrilista del que tiró quien hace cuatro días era técnico del filial. Mantuvo a muchos de los hombres de Mel y recuperó el sistema que más había utilizado en pretemporada el entrenador madrileño. Retocó principalmente los costados, donde solo alistó a un habitual, que le salió rana. También le fallaron los extremos, que poco tienen que ver con los que habitualmente emplea en el equipo b blanquiazul. Les falta pisar las líneas; la de fondo y la de banda.

Cantó Tyton, pifió Sidnei, y se excedió Juanfran. Solo asomó el Pajarito en medio del desaguisado. Fue el único que creyó en la Copa, hasta que Lucas se convirtió a su fe tras el descanso y Mosquera, hambriento y atinado, irrumpió en el campo. Valverde resultó el mejor en la zona media, en el lateral y en la parte alta de la banda. Tampoco le hizo falta ninguna acción especial para destacar (falló, incluso, un gol cantado). Simplemente, se resistió a la apatía de un grupo de habituales para los que el torneo pareció estar de más. Al hombre orquesta le falló el coro.