A falta de los dos últimos entrenamientos semanales, las dudas de Sidnei y Albentosa llevan al Dépor a probar con Schär y el fabrilista One, así como a ensayar con una zaga de tres centrales
19 ene 2018 . Actualizado a las 19:44 h.El Dépor más vapuleado de las últimas temporadas está a punto de comenzar la segunda vuelta con un doble desafío. Por un lado, se enfrentará al ataque del Madrid, que podría disponer de la temida BBC para el choque del domingo (16.15 horas, beIN LaLiga), y, por otro, tendrá que remendar una línea maltrecha por las ausencias. Cuando apenas quedan dos entrenamientos más para preparar este compromiso, Sidnei no se entrenó ayer debido a una sobrecarga muscular. Su ausencia se unió a la de Albentosa, quien no ha pisado el césped junto a sus compañeros en toda la semana debido a una dolorosa contractura en la espalda, con la que ya tuvo que disputar el último partido contra el Valencia.
Estos contratiempos obligaron a Cristóbal a probar dos alternativas. Por un lado, sin apenas retocar el plan de las dos últimas jornadas, practicó con Schär y el fabrilista One como centrales de una alineación en la que los demás ya eran repetidos: Rubén, Juanfran, Luisinho, Guilherme, Borges, Mosquera, Adrián, Lucas y Andone. Esta se convertiría en la principal apuesta para jugar en el estadio Bernabéu. Pero también hubo tiempo para ensayar un plan alternativo, en el que el técnico dispuso por primera vez una defensa de tres centrales, que fueron Schär, Guilherme (como libre) y Navarro. Juanfran y Luisinho actuaron como carrileros; Borges, Mosquera y el fabrilista Expósito formaron el tridente del centro del campo; mientras Lucas y Andone compartían el ataque.
No sería la primera vez que Schär y One ejercen de centrales del Dépor. Formaron juntos en uno de los tres únicos partidos que su equipo ganó a domicilio en todo el 2017. En la vuelta de dieciseisavos de final contra el Las Palmas Cristóbal hizo debutar al fabrilista al lado del internacional suizo y no solo no desentonó, sino que su equipo, con Pantilimon bajo palos, soñó con dar la vuelta a la eliminatoria hasta el pitido final. Incorporado el pasado verano procedente del filial del Mallorca, a donde había llegado desde Camerún, hablaba en una entrevista reciente a La Voz de su primer partido en la élite y la experiencia de jugar al lado de Schär. «Es un espectáculo el tío. Con el balón en los pies, es uno de los mejores centrales que he visto a día de hoy», afirmó.
Las pruebas de Cristóbal llegaron en la parte final de un entrenamiento que sus futbolistas acometieron con mejor actitud que al principio. Enfadado por su mal desempeño en un partidillo previo, el entrenador no dudó en reunir a la plantilla en el centro del campo y, visiblemente enfadado, les reclamó otro comportamiento en el trabajo. Su voz era audible a retazos desde las vallas que circundan la ciudad deportiva, donde, como es habitual, seguían el entrenamiento un buen grupo de aficionados. «Vamos a ser serios. Vamos a hablarnos. Vamos a dejar las cuestiones personales, el entorno y los resultados. Vamos a apretar y a no dejar segundas jugadas, porque si el domingo jugamos así, a los cinco minutos perderemos 3-0», arengó a su plantilla.
El caso es que los jugadores respondieron y, aunque de nuevo con el balón en juego siguió haciéndoles indicaciones, destinadas a corregirles malos movimientos y a pedirles más concentración, el técnico acabó el exigente ejercicio con una felicitación: «Mucho mejor esta segunda parte del entrenamiento».