Los análisis del Dépor, al final

Pedro José Barreiros Pereira
Pedro Barreiros A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

GONZALO BARRAL

La Liga no permite que Seedorf y sus ayudantes apliquen durante los partidos la tecnología con que estudian en los entrenamientos el trabajo de sus jugadores

05 mar 2018 . Actualizado a las 23:43 h.

La llegada de Seedorf ha supuesto un salto tecnológico en el Deportivo. El entrenador y su ejército de ayudantes se han lanzado a mejorar el rendimiento del equipo apoyados en los más avanzados elementos científicos, técnicos y de estudio del deporte que existen hoy en día. En apenas unas semanas, estos se han convertido en cotidianos para los deportivistas, cuyos entrenamientos son analizados al detalle. Desde la grabación de imágenes, sea para comentar en el propio campo o bien para estudiar luego de cara a próximas tareas del equipo, hasta el detalle de los esfuerzos de cada jugador mediante las mochilas GPS que todos los futbolistas llevan a la espalda desde que comienzan la jornada hasta que se marchan. Así, nada pasa desapercibido para los técnicos, que aplican este conocimiento a todas las decisiones que toman en pos del objetivo de la permanencia.

El afán por seguir mejorando ha topado con las normas de la Liga, que esta temporada prohíbe la grabación de los partidos por parte de otras cámaras que no sean las suyas. Cualesquiera que estas sean, por supuesto las de otros canales sin derechos de televisión o de particulares, pero tampoco da acceso a que los analistas de los clubes puedan disponer de sus propias imágenes, con aquellos aspectos que les interesen más para apoyar el trabajo a pie de campo. Así, la apuesta de Seedorf y el Dépor por la tecnología llama la atención en los ensayos, donde se espera que impulse el rendimiento, pero se guarda en los partidos, cuando podría resultar decisiva.

Aún así, los analistas de Seedorf acostumbran a seguir los partidos desde una zona alta del campo. Si es en Riazor, como el partido del pasado sábado, Fiori y Castellazzi suben hasta las antiguas cabinas de prensa, pero no pueden compartir sus comentarios y apreciaciones con el holandés y los técnicos que siguen el juego desde el banquillo. No se permiten los pinganillos. Solo en el descanso, cuando bajan al vestuario, unos y otros pueden poner en común sus puntos de vista, al tiempo que buscan soluciones para los problemas del equipo, pero sin el apoyo de la tecnología.

Desde el pasado verano esta se convierte en patrimonio exclusivo de la Liga, que dispone de cámaras propias en los estadios con las que graba y, además, hace un análisis estadístico de los partidos. Tras el pitido final del árbitro, la patronal sirve las imágenes a los clubes, así como un informe en el que les da cuenta de los resultados de metros recorridos, intensidad o esprints, entre otras variables estadísticas. Son los mismos datos para todos, trabajen tanto apoyados en la tecnología como el Dépor, o no.

Está claro que ni unos ni otros tienen asegurados los puntos o las victorias. Ningún método de entrenamiento garantiza que dejen de existir los fallos en los penaltis, o que todas las ocasiones a bocajarro vayan a entrar, pero es tan absurdo que el fútbol siga de espaldas a los avances en la preparación o en el análisis, como que estos no se puedan aplicar durante los partidos. Todo cuenta en este Dépor que lucha por remontar hacia la salvación. Sea cual sea el camino.