Pierde en su visita al Valencia tras un nuevo partido para olvidar que solo trató de arreglar al final
21 may 2018 . Actualizado a las 23:51 h.El peor Dépor acabó una horrible temporada con una derrota prevista contra el Valencia, pero no por eso menos triste. Los coruñeses cerraron de un portazo un curso que abrieron con buenas intenciones, pero en el que se estrellaron contra la más terrible de las realidades competitivas, el descenso. Con una alineación de circunstancias, encajaron, además, dos nuevos goles y unieron a ese nefasto título del equipo con menos puntos del club el de despedirse con una espeluznante media de dos goles encajados por jornada. Sin duda, el mal que acabó por empujarlo a Segunda.
La falta de competitividad real del Deportivo en todo el año quedó retratada sin maquillajes en su partido final. Mientras el Valencia quiso, los coruñeses se comportaron como ese cuadro menor que amaga, pero no golpea. Fue un equipo empachado de elogios, con jugadores lustrosos y de buen toque, pero incapaces de remangarse en busca del triunfo. Solo en el cuarto de hora final, cuando los locales, que celebraban la Champions, ganaban por 2-0 y ya habían retirado sus estandartes, se pudo vislumbrar al Dépor que nunca fue y pudo ser, un equipo tan irreal como esta Liga que acaba de completar y de la que nunca se lamentará lo suficiente por haberla echado a perder.
Al Dépor se le pasó la primera parte en un quiero y no puedo. Con una alineación repleta de no habituales y un novedoso 4-4-2 que cumplió su objetivo, pues concedió el balón a un Valencia feliz al contragolpe, pero más incómodo desde el dominio, los coruñeses desarrollaron un ejercicio de buena teoría, pero nula resolución. Nada se salió de este guion. Ni siquiera el gol encajado, que llegó en una nueva pifia defensiva, esta de Navarro, tras un mal despeje que Zaza aprovechó para batir a Koval. Las bazas en ataque del Dépor pasaron por las botas de Valle, un islote aislado, y Bakkali. No sentó bien el regreso a Mestalla al belga, quien volvió a rendir de forma tan gaseosa y blanda como siempre. Eso sí, se destacó como el único deportivista que chutó a puerta en el primer acto. Sucedió a los 40 minutos, flojo y a las manos del guardameta.
Penalti no pitado
La acción no fue la única en ataque de los blanquiazules, pero solo esta y otra de Valentín merecen mención. El catalán, más atento a cerrar su banda que a progresar con peligro, sufrió un penalti tan absurdo como brutal en un balón dividido en el área valencianista. Al corte, el central Murillo entró con el codo en alto e impactó en la cara del jugador del Dépor. Ni vio la amonestación, ni el árbitro señaló la flagrante pena máxima.
Tras el descanso, el Valencia se lanzó cuesta abajo en pos del segundo. Parejo, cerca del palo, Maksimovic y Zaza, que cabecearon al larguero en sendas claras oportunidades, y Rodrigo, frente al que se fajó con nota Mujaid, acumularon sustos, antes de que Bakkali se marchase lesionado.
De tanto ir a la fuente, los che rompieron el cántaro en una preciosa acción de Vietto rematada a placer por Guedes, quien poco antes había errado una vaselina sobre Koval tras un error flagrante del guardameta. Frente a un rival relajado, el Dépor dio un paso adelante y, ya con Lucas y Adrián en el césped, metió a los locales en su área. Acortó distancias por medio del coruñés, tras un esprint del asturiano, y hasta opositó al empate con Krohn y Valle, pero Jaume respondió imperial. Hasta Tyton se sumó en la recta final de una despedida gris para una temporada de noche cerrada.