Goles en tercera persona

TORRE DE MARATHÓN

LOF

Quique González suma otro doblete y se convierte en el máximo anotador de la categoría

01 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Anda Quique González enfrascado en la tarea de recuperar una versión antigua de sí mismo. La del Almería de los 16 goles por temporada. En sacudirse de encima la más próxima: la de los cinco tantos para el Osasuna. Y tal es el empeño en negarse que ha terminado por recurrir a la tercera persona. «Quique está aquí para sumar», pregonaba hace una semana. Quique González, el nuevo, el que se parece al de hace tiempo. «A nivel personal, se están haciendo goles», aseguraba gravitando en torno a su propia figura. Y desde allá arriba, proseguía: «Quique trabaja igual meta goles o no los meta». Los mete.

Seis ya; tantos como Enric Gallego y Rubén Castro, los otros pichichis de la categoría. Ambos le llevan algún partido de ventaja (uno el punta del Extremadura, dos el ariete canario). El delantero de Valladolid suma más dianas que encuentros. Las cuatro últimas, a pares, confirmando su capacidad de desdoblarse y su condición de hombre de área, la que le arrebataron en Pamplona.

Frente al Granada marcó primero de penalti, y, después, haciendo la peonza a cuatro metros de la portería. Repitió distancia por dos veces en Tarragona para remachar un rechace a chute de Carles Gil y una asistencia medida de Saúl García. González, Gil, García y Fernández, que también participó en las dianas de la remontada. Apellidos del montón para ejemplificar el nuevo discurso del Deportivo. El de la humildad con la que machaca Quique en su discurso cuando no se está refiriendo al jugador número 7, el que sostiene el arsenal ofensivo de su equipo.

Responde la efectividad del vallisoletano a su condición de futbolista más caro de la plantilla. Un zurdo más en un once en el que se multiplican. Algunos fruto del misterio, porque no hay explicación posible a que Vicente aterrizara de saldo en A Coruña. El canario es por ahora quien pone criterio en el rombo de Natxo, a la espera de que Mosquera rescate también una versión caduca y Didier consiga controlar la pelota en menos de tres toques.

Tampoco es fácil de desentrañar el motivo que llevó a Natxo a relegar a Saúl a la condición de tercer lateral izquierdo. Menos aún si, como el técnico afirma, tenía ya muy visto al cántabro y entraba en sus planes. Hubo que esperar a una doble lesión para que el carrilero se abriese hueco desde el que asistir en el segundo y el tercero. Marcó Santos el 1-3, pero no pasa nada porque «Quique se va a alegrar igual si los goles los mete cualquier compañero». Ya sea el portador del 9 o el del 7, que ha vuelto.