
El equipo coruñés encajó siete de los últimos doce goles en contraataques
12 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.En el cambio de entrenador del Dépor hay letra grande y letra pequeña. Las portadas se han centrado en la necesaria revitalización de un equipo mortecino al que el ascenso, y quién sabe si hasta la promoción, se le está escapando entre los dedos. Pero las soluciones de José Luis Martí deben comenzar por los problemas concretos, los detalles en que el equipo al que acaba de llegar pinchaba. Uno de los primeros a los que el nuevo entrenador se ha aplicado radica en el nuevo sistema táctico. No se trata tanto de poner un sello propio sobre el campo, como de cortar la hemorragia por la que se ha escapado un buen puñado de puntos. La curación del Deportivo pasa por mejorar el posicionamiento de sus jugadores, presionar con más eficiencia tras la pérdida del balón y evitar los temidos contragolpes del rival, que están costando muchos disgustos.
Un repaso a los doce últimos goles recibidos por el equipo coruñés (desde los dos del pasado sábado, hasta los tres con que había despedido el 2018) concluye que siete de estos llegaron tras veloces contragolpes del rival. Así sucedió en los dos de Aitor Ruibal para dar la victoria al Majadahonda, el de Víctor Casadesús con el que el Alcorcón arañó el empate a cuatro minutos del final, el de Luis Suárez para que el colista Nàstic se llevase un punto de Riazor y los tres de Lekic, Manu Vallejo y Carrillo en la peor derrota de esta temporada sufrida en Cádiz.
Son nada menos que el 58 % de los encajados por el Deportivo en este período de los tres últimos meses de Liga (el ciclo que ha desembocado en la crisis actual), que se completaron con otros cinco tantos recogidos de las redes de Dani Giménez de diferentes facturas. Como el de Oviedo, con la falta que se sacó rápido para que Saúl Berjón colgase un centro que con fortuna llegó a la cabeza de Bárcenas, el de Aythami en un ataque estático del Las Palmas, el de penalti de Esteban Burgos tras el error entre Cartabia y Simón para que el Alcorcón se adelantase en el marcador, el del centro lejano del Sporting para que Djurdjevic se revolviese en el área, o el del chutazo de Lago Júnior que causó la derrota en Mallorca.
Reinicio
Los siete goles a la contra dejan claro que si el Deportivo pretende por fin enlazar victorias y remontar en la clasificación, primero ha de atajar la sangría que padece por culpa de las carreras por sorpresa del rival. Una vuelta de tuerca en la concentración con que los jugadores saltan al campo, la importancia del trabajo de equipo, el éxito de la presión alta para tratar de recuperar el balón nada más se ha perdido la posesión y un nuevo posicionamiento táctico se revelan como la medicina en que Martí está incidiendo. Cerrar la portería deportivista a la principal de las causas que le han llevado a recibir goles en el período que ha acabado con la destitución de Natxo González se convertiría en la mejor tarjeta de presentación del nuevo técnico de cara a su estreno en el choque (mañana, 18.00 horas, Partidazo) contra el Osasuna. Toda una final por el ascenso en la que el Dépor quiere volver a comenzar de cero.