Tino Fernández, el hombre que resucitó al Dépor

TORRE DE MARATHÓN

MARCOS MIGUEZ

Llegó en el 2014 con el respaldo de 45.000 acciones a un club herido de muerte, con 160 millones de deuda y gestionado en base a las irregularidades de Lendoiro

24 abr 2019 . Actualizado a las 11:36 h.

Agonizaba el Deportivo, institución centenaria, tras un eterno cuarto de siglo de régimen lendoirista. Estaba prácticamente enterrado, con una losa en forma de deuda de 160 millones de euros que le impedía asomar de nuevo a la superficie. Justo en ese momento, en las primeras horas del 22 de enero del 2014, irrumpió la figura de Tino Fernández Pico. Cuarenta y cinco mil acciones le respaldaban y le situaban con pleno derecho en el sillón presidencial. Comenzaba una nueva vida para el Deportivo y toda su afición.

Ni un año tardaron en notarse los efectos balsámicos de la acertada gestión del todavía presidente de la entidad blanquiazul. En doce meses, Tino y su consejo de administración dirigían a un equipo en Primera División y un club que lograba mantenerse al día en sus pagos con Hacienda y que contaba con una plantilla de empleados (tanto deportivos y como no deportivos) que percibía sus salarios en tiempo y forma.

Y no solo eso, sino que Tino Fernández se preocupó de limpiar la maltratada imagen de una institución que había adquirido por asimilación todos los vicios instaurados por Lendoiro. De este modo, los antaño deportados veteranos estaban de regreso en lo que era su casa y hasta el modelo de negocio se abría a nuevos horizontes, propios de un club moderno y en pleno desarrollo acorde con los tiempos.

Sin embargo, es ahora más sencillo relatarlo que, en su momento, llevarlo a la práctica. Tino Fernández, y su consejo de administración, tuvieron que cargar con una pesada mochila y se vieron obligados a remontar situaciones tan adversas como la gestión de los 160 millones de euros de deuda, además de echar mano de sus mejores talentos para las relaciones externas con el objeto de abrir esas puertas que, con Lendoiro en la presidencia, se le cerraban siempre a un Deportivo moroso y que no cumplía con los compromisos adquiridos.

«Llegamos con 160 millones de deuda. Nos quedan 87 millones y medio de la deuda de origen concursal. Hemos trabajado bien, con rigor, pero no hay que perderlo de vista», explicaba al cierre de la pasada temporada, la 2017-2018. Además, gracias a la gestión de Tino Fernández y su junta, el Deportivo pagó, con el respaldo del préstamo de Abanca, toda la deuda privilegiada con Hacienda.

El equipo liderado por el todavía presidente deportivista logró dinamizar un club que se manejaba como si fuese un cortijo particular. No tardó Tino en desbloquear pagos pendientes por parte de Mediapro y firmar nuevos acuerdos por los derechos televisivos. Aquellas vías de negocio abiertas a su llegada permitieron ir incrementando el tope salarial y poder configurar una plantilla cada vez más competitiva, además de sanear las empresas vinculadas al club alguna de ellas ya en proceso de liquidación. Es más, en este ámbito, el consejo dirigido por Tino Fernández incluso tuvo que enfrentarse a numerosas demandas presentadas por el hijo mayor de Lendoiro, Augusto César Marcos.

La potenciación del fútbol base y la profesionalización de todos los estamentos de la entidad fueron dos acciones más que reforzaron su gestión.

La due diligence que destapó múltiples anomalías

Una de las primeras medidas que tomó el consejo de administración encabezado por Tino Fernández fue el encargo a consultores externos de una due diligence para determinar los riesgos a los que había conducido Lendoiro al Deportivo en ese momento y conocer la realidad de la situación económica y financiera del club tras el devastador paso del expresidente por la presidencia de la entidad. La siguiente decisión de Tino fue hacer públicas algunas de las conclusiones de esa due diligence. Y las irregularidades tenían una notable gravedad.

En ese momento, justo en la primera junta de accionistas desde su llegada a la presidencia del club, Tino Fernández decidió informar públicamente que el proceso de investigación había constatado el «incumplimiento de las normas mercantiles y societarias». En el club no figuraban los acuerdos del consejo presidido por Lendoiro ni de las juntas desde 1999, ni su inscripción en el registro mercantil. Uno de los documentos ausentes era el de la retribución del consejo de administración de Lendoiro, inscrito en el 2012, justo antes de que el club entrase en concurso. Tampoco estaba el libro de actas hasta diciembre del 2012.

La due diligence también reflejó, entre otros aspectos, cuentas falseadas, ocultación de importantes cantidades de dinero a la Agencia Tributaria, empleados que trabajaban sin contrato, futbolistas que no estaban dados de alta en la seguridad social, jugadores sin permiso de trabajo (como Evaldo), declaraciones de beneficios que realmente estaban ocultando las pérdidas del Deportivo.

Dos de las graves irregularidades sobre las que Tino Fernández quiso hacer hincapié en el momento de denunciar públicamente la gestión de Lendoiro fueron la no declaración del IVA (360.000 euros) correspondiente al último pago por la venta de Filipe Luis al Atlético de Madrid y el hecho de que el club presentó beneficios ejercicio tras ejercicio como consecuencia de falsear las cuentas. «Ganábamos dinero porque las cuentas eran falsas», dijo en su momento el aún presidente de la entidad coruñesa.

«Algo que nadie entiende es cómo después de presentar superávit durante tantos años, el Deportivo protagoniza el concurso más elevado del fútbol español», se preguntaba Tino Fernández.