El griego, que prometió mejorar tras el fiasco de Montilivi, regresa al once del Dépor en Santander
25 oct 2019 . Actualizado a las 20:46 h.«Quiero pedir perdón a los aficionados, a los compañeros y al entrenador. Quiero ayudar mucho al equipo y, por eso, cometo estos errores. Pero voy a mejorar, es una promesa». Han pasado 23 días desde que Lampropoulos se emocionó delante de los micrófonos, solo unos minutos después del desastre de Montilivi que había dejado herido de muerte el proyecto de Anquela. No volvió a jugar desde entonces. Mientras el Dépor apenas sumó un punto de los últimos nueve, el defensa incluso tuvo tiempo para rearmarse mentalmente gracias al premio de la llamada de su selección. Llega la hora de que Lampropoulos cumpla su compromiso en un choque trascendental para la suerte del Deportivo, que por segunda semana seguida vuelve a enfrentarse al rival que lo precede inmediatamente en la clasificación. Este sábado juega contra un Racing de Santander con el que comparte un penoso defecto: ambos son los únicos que solo han ganado un partido en las doce jornadas ya disputadas.
Bien pensado, el futbolista griego solo puede mejorar. Puesto en duda desde la pretemporada, cuando solo el brillo de su paso por la Champions en las filas del AEK de Atenas mitigaba sus pobres actuaciones, Lampropoulos siguió disfrutando de una oportunidad tras otra en un centro de la defensa afectado por la lesión de Somma y la apendicitis de Peru Nolaskoain. Nadie llamaba a la puerta tampoco desde el Fabril, pese a la oportunidad de Mujaid en Vallecas, por lo que Lampropoulos continuó acumulando errores (contra el Huesca, el Rayo, el Sporting, o el Numancia) tanto desde una deficiente salida con el balón, como en la faceta defensiva, hasta la «mascletà» contra el Girona. Aquella noche su protagonismo en al menos dos de los tres tantos del cuadro catalán hizo insostenible su continuidad en el once: un comprometidísimo pase a Nolaskoain en zona sensible para que Borja García marcase el primero y, ya en la recta final de la segunda parte, con la perdida de otro balón que permitió sentenciar a Stuani.
Hasta ahora ni veloz para anticiparse al delantero, ni pegajoso en el marcaje, ni tácticamente impecable, ni carismático en la competición, ni peligroso para el rival a la hora de sumarse al ataque, la confianza en Lampropoulos para convertirse en un digno sucesor de los añorados Duarte y Marí sigue bajo mínimos de cara a esta segunda oportunidad de que va a disfrutar bajo el paraguas de Luis César.
Paso al frente
El afán del técnico gallego por reforzar el mediocampo con un Peru que llegó a A Coruña precisamente para eso, jugar como pivote, y hasta el próximo regreso de Somma (lesionado desde la segunda jornada) invitan al griego a dar por fin un paso al frente. Nadie ha visto todavía al jugador que allá por junio puso la primera piedra del proyecto de retorno a la máxima categoría. Después de doce jornadas y consumida la primera bala del cambio de entrenador, los 22 goles encajados señalan ya a una plantilla puesta en entredicho desde los planos individual y colectivo.
Con Peru al lado de Bergantiños en un doble pivote que incluso podría ser triple, si finalmente Gaku también entra en alineación inicial, la suplencia de Ager Aketxe se convertiría en la gran novedad del plan para El Sardinero. El japonés supliría al vasco a la espalda de Koné, quien se vuelve a ver las caras con el equipo que le dio la alternativa en el fútbol español. Allí donde comenzó todo para él, ahora es la plaza donde Lampropoulos y este Dépor desean arrancar.