José Carlos Lariño: el defensa de los tres ascensos

TORRE DE MARATHÓN

José Carlos Lariño, a la derecha, junto a su nieto y su hijo Carlos posaron para un reportaje de La Voz en las Navidades del 2009
José Carlos Lariño, a la derecha, junto a su nieto y su hijo Carlos posaron para un reportaje de La Voz en las Navidades del 2009 MÓNICA FERREIRÓS

El exfutbolista del Deportivo, fallecido este jueves, vistió la blanquiazul seis temporadas y era padre de uno de los actuales médicos del club

01 ene 2021 . Actualizado a las 21:42 h.

José Carlos Lariño Fernández, futbolista del Deportivo en los años 60 y padre de uno de los médicos del club, falleció el pasado día 31 a los 79 años. Formó junto a Pegaso y Domínguez una de las defensas clásicas de su tiempo, durante una etapa en la que el equipo coruñés alternaba entre Primera y Segunda División. En un reportaje publicado por La Voz en el 2009, Lariño, que ya retirado regresó a Pontevedra, donde había nacido el 27 de octubre de 1941, recordaba que jugaba de central o de lateral y, añadía, «llegué al Deportivo desde la selección juvenil gallega con Rodrigo». Además, coincidió con otras leyendas como Amancio y Veloso. Debutó con la blanquiazul nada menos que en un derbi en Balaídos, correspondiente a la temporada 1961-62, que finalizó con empate (1-1).

«Venía de un modesto, la Cultural y Deportiva Salcedo», recordaba en aquella entrevista, durante la que aseguró que, cuando fichó por el Deportivo, también le quería el Celta, e incluso le pagaba más, pero su madre le instó a que eligiese el equipo de A Coruña. «Aún guardo las cartas que le mandaba al presidente Antonio González pidiéndole que jugase», revelaba entre risas. En su casa también coleccionaba banderines y camisetas de los equipos en los que jugó y muchos a los que se enfrentó durante su carrera.

Apasionado del deporte

Defensa combativo, con buen toque de balón y que se animaba a incorporarse en más de una ocasión al ataque, destacaba como un gran deportista, pasión que mantuvo durante años, pues era habitual verlo en el Club de Tenis Pontevedra con su pandilla de amigos. «El equipo en que jugaba valdría hoy en día unos buenos millones, pero de aquellas jugábamos en el viejo Riazor, a pegar. El campo era malo y los balones, otra historia. Entonces se jugaba más porque gustaba, que por el dinero», recordaba.

Lariño subió a Primera División con el Deportivo en 1962, 1964 y 1966. Jugó con el equipo de su vida casi un centenar de partidos (91), incluida la maldita promoción contra el Levante en 1963, así como dieciséis encuentros de Copa. Marcó un gol, el 11 de marzo de 1962, en campo del Sanse, filial de la Real Sociedad, al que el equipo coruñés doblegó por 1-2.

El defensa militó cedido en el Sporting de Gijón y, tras su salida del Deportivo, se incorporó al Valladolid, en el que jugó dos temporadas en Segunda División (entre 1967 y 1969), antes de regresar a Galicia para fichar por el CD Ourense, con el que disputó sus dos últimas temporadas en activo antes de retirarse en 1971.