«Si dudo, no hay dudas: siempre un paso hacia adelante»

X. F.

TORRE DE MARATHÓN

Crónica del primer día de Rubén de la Barrera a los mandos del Deportivo

13 ene 2021 . Actualizado a las 22:24 h.

Por si había dudas, lo primero fue un rondo. O lo segundo, tras la rápida toma de contacto con la plantilla y el césped sobre el que iba a trabajar.

Rubén de la Barrera llegó a la ciudad deportiva de Abegondo alrededor de las once, escoltado por Secho y Julio Hernando, con quienes saltó al campo un rato más tarde. Mientras el cuerpo técnico colocaba el material e inspeccionaba el terreno, los futbolistas permanecían en el interior de unas instalaciones ocupadas también por Fernando Vidal y Richard Barral. Fernando Vázquez la había abandonado después de despedirse del grupo y poco antes de que llegara su relevo.

A las 11.45 asomó el plantel, o la parte que está en condiciones de soportar ejercicios con balón. Fue lo único que hubo hasta pasada la una de la tarde, obligando a retrasar la hora fijada para la presentación del nuevo entrenador. Aunque para conocer sus intenciones no hizo falta esperar tanto: bastó con atender a las instrucciones que fue gritando durante la sesión. «Esto está muy paradito», se quejó un par de veces durante los rondos, «Ojo con el pase, no le mando un wasap al defensa diciéndole lo que voy a hacer», reclamó cuando los robos empezaron a menudear.

Para cuando cambió el tercio, Manuel Pablo y Valerón observaban acodados tras la vallas, interesados en el juego de posesión que montó el técnico, con dos equipos enfrentados y el abanico de centrales desparramados a los lados para hacer de comodín. La de los portadores del peto verde no fue una selección casual. Aunque las intercepciones se producían por dentro, eran los de fuera quienes tenían mayor responsabilidad; se trataba de enseñara a los zagueros a elegir. «Muja, mira lejos primero. Si miro lejos puedo encontrar cerca, si solo miro cerca, me ahogo», recomendó al riojano, menos fino con el balón.

Para el partidillo, el grupo cambió el campo dos por el tres para repartir los agujeros y se distribuyó en dos equipos de 8 y portero, según el sistema 4-3-1, dejando a Nacho de comodín. Si había que buscar señales para la esperanza, no pudo verse una más clara: el uruguayo marcó.

Y durante los estiramientos, última charla: «La intención es de hacer daño, no podemos estar media hora sin que ocurra nada. Fundamental: todo Dios orientado y al juego, y si dudo, no hay putas dudas: siempre un paso hacia adelante». El porvenir.