
El Deportivo, con cambios por la izquierda, Lebedenko, necesario por la falta de laterales, y Saverio, sorpresa desplazando a Soriano y Narro del once, se presentó en San Fernando tratando de tener posesión, pero sin ninguna profundidad. Sus intentos de jugar en largo fueron siempre cortados por el rival y el mal estado del terreno de juego. Para empatar dispuso de la máxima efectividad en su único disparo concierto peligro frente a un equipo local que, además del penalti, dispuso de dos manos a mano ante Mackay. Tras un mal primer tiempo, en la continuación logró un poco más de presencia en el área rival, pero con el paso de los minutos fue perdiendo protagonismo, y lo cierto es que se encontró con el 1-2 en el primer córner a favor de que dispuso. Máxima efectividad también.
Me sorprendió mucho el cambio de Pepe por Quiles. No discuto que haya que meter un tercer central, pero esto le va a pasar factura al vestuario del Deportivo, porque en todos los grupos hay códigos, y el entrenador se ha saltado uno. Pepe acababa de llegar. Otra cosa es que se entrene tres días como Saverio y dé pie a decir que tiene que jugar, porque está que se sale. Ahí no entro. Pero Lapeña era el titular hasta este partido.
Lo indiscutible es que el Deportivo sigue siendo el mismo fuera de casa: un equipo que no marca las diferencias que marca en Riazor. Para eso se han buscado soluciones en el mercado de fichajes. Quizá sea pronto para evaluarlas. Saverio tuvo intención, Lebedenko estuvo a buen nivel, porque le tocó bailar con Biabiany, y Pepe, con una hora de entrenamiento, entró en un momento del partido en que había que asegurar. Era una situación lógica para meter un central, pero el entrenador se equivocó en su elección.

El Deportivo la pifia al final en San Fernando (2-2)
El Deportivo se quedó con un palmo de narices en San Fernando, donde llegó a la última jugada del partido con los tres puntos en el bolsillo, pero un testarazo de José Carlos devolvió las tablas al marcador (2-2) justo antes del pitido final. El empate frustra su espectacular remontada de las últimas jornadas, cuando había ganado cuatro de sus cinco partidos, y vuelve a mostrar sus vergüenzas a domicilio, incapaz de enseñar lejos de Riazor ni el juego, ni la contundencia, ni el espíritu que le acompañan como local.
Otra vez al cabo de un partido feo, trabado y repleto de imprecisiones fue incapaz de nadar y guardar la ropa a domicilio. Ni siquiera le valió el ataque de conservadurismo de Óscar Cano, quien no dudó en sacar al campo para la prolongación del partido al recién llegado Pepe Sánchez, pese a que este apenas llevaba un entrenamiento, el del sábado en Cádiz, junto a sus nuevos compañeros, y Lapeña también estaba en el banquillo. El San Fernando, que se adelantó en el marcador de penalti en la primera parte, nada pudo hacer para evitar la remontada deportivista, con Rubén Díez y Quiles como goleadores, pero nunca dejó de buscar las cosquillas a los blanquiazules. Hasta que se las encontró.