Yeremay se hace merecedor del 10, Tim Caroutas vuelve del infierno y Barbero caza un doblete

Iván Antelo A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

El canario fabricó los cuatro primeros goles en una sociedad perfecta con Lucas Pérez

01 ago 2023 . Actualizado a las 22:05 h.

Lo de Yeremay Hernández (Las Palmas, 2002) es otro rollo. Mientras a cualquier futbolista le cuesta horrores dar dos pases con sentido y desbordar en esta fase de la pretemporada en la que pesan más las piernas que la vergüenza, el canario exhibe una alegría inusitada, que ilusiona al deportivismo con su solo andar.

El día que el club hizo oficial que lucirá el 10 esta temporada, Peke demostró que es merecedor del dorsal que suelen lucir los cracs. Jugó en banda izquierda, en donde le gusta, y sus arrancadas desmontaron a un buen Arteixo, que aguantó el tipo durante media hora. El canario provocó el penalti del primer gol, asistió a Lucas en el segundo, inició la acción del tercero y materializó el cuarto con una exquisita rosquita con la que buscó la escuadra. La diferencia entre los dos equipos no era ese 4-0 que reflejaba el marcador, pero si en tu equipo juega Yeremay, pueden pasar esas cosas.

Pero más allá de su participación activa en los cuatro goles de la primera mitad, Peke tiene duende. Hasta se agradece cuando una bicicleta le sale mal. Riazor aplaude su descaro.

El otro nombre propio de la primera mitad fue el de Tim Caroutas. El joven jugador australiano, de 20 años, ya había sorprendido el pasado curso nada más llegar desde el Cornellá juvenil. Asomó la cabeza en la pretemporada del primer equipo, pero se lesionó de gravedad en su rodilla nada más estrenar la liga con el Fabril.

El pasado sábado reapareció con el Fabril tras once meses de infierno. Lo hizo bien en el partidillo de Abegondo contra sus mayores y llamó la atención de Imanol Idiakez, que lo reclutó casi de inmediato. Apenas dos sesiones después, titularidad en el Memorial Arsenio Iglesias como extremo derecho y detalles de calidad en su bautismo en Riazor. Pases con criterio, algún que otro taconazo y hasta un gol para confirmar que ha vuelto de entre las tinieblas.

Con el partido resuelto y el Arteixo entregado, también gustó en la segunda parte el desempeño de Retu. Dio profundidad en ataque y disfrutó ante la nula exigencia defensiva. Su asistencia en el 6-0, en el segundo gol de Barbero, levantó los aplausos de Riazor, deseoso de volver a creer con él.