La nueva textura del Deportivo: fuerte por dentro, blando por fuera

TORRE DE MARATHÓN

MARCOS MÍGUEZ

Imanol Idiakez ha optado por fortalecer el carril central, poblando con éxito la medular o el eje de la zaga, a la espera del despertar de laterales y extremos

04 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

De esto hace mes y medio:

—Parece que nadie quiere jugar en banda derecha.

—Pues tendremos que jugar sin banda derecha.

Aquella conclusión simple y de apariencia descabellada ha tomado forma de plan seis jornadas después. La respuesta es de Imanol Idiakez, consultado sobre las reticencias de sus futbolistas a ocupar el costado más fructífero para el equipo desde que aterrizó en Primera Federación. El de un Alberto Quiles que no está y cuya sombra rehuyeron por turnos Davo, Berto Cayarga y Pablo Valcarce cuando se les preguntó acerca de su posición ideal. Tampoco la quiere para sí Lucas Pérez, quien por condiciones y jerarquía mejor la podría llenar. El de Monelos insiste en arrancar desde el carril central, engrosando los recursos de la zona donde se ha gestado el resurgir blanquiazul.

Convencido, a fuerza de ensayo y error, de que el lunar del plantel se encontraba en una esquina, el míster viajó al Toralín dispuesto a solventar el problema por la vía de la erradicación: prescindió de sus presuntos especialistas de banda y pobló la medular. Pozueta Rodríguez intervino enseguida para alterar los resultados de la fórmula, pero el gol de Pablo Vázquez enmendó al trencilla, estableciendo, por varios motivos, un punto de inflexión.

«El premio en uno de los campos más complicados nos supo a gloria y yo sabía que iba a cambiar todo», sostuvo el zaguero en su comparecencia del jueves. Probablemente, no acertó a adivinar la magnitud de la revolución. Por un lado, la del terreno anímico, con un Dépor que creció a partir del punto, añadiendo enseguida otros seis; por otro, la del refuerzo a la propuesta que se extendió a los duelos con el Sabadell a domicilio y el Nàstic en Riazor. Prueba de que el dibujo no varía según la condición de visitante o local. Tres centrocampistas de muy distintas virtudes: José Ángel en el ancla; Diego Villares atosigando rivales; Salva Sevilla, al timón. Tres atacantes con tendencia al interior.

Hugo Rama ofrece, como ofreció en su momento Mario Soriano, un refuerzo en la elaboración de juego, sumado a la amenaza constante de su gran golpeo desde la frontal. Lucas contribuye mejor cuando no se le exige ejercer de referente en punta y, respetando su alergia a la banda, dificulta más la marca cuando llega en lugar de estar. Junto a ambos, el chaval. Martín Ochoa es básico en la reforma porque Idiakez precisaba un delantero centro del que carecía tras la lesión de Barbero. Lo encontró en el Fabril.

Antes probó con aquellos que habían renegado públicamente de la orilla derecha, por ver si la versatilidad que se les presuponía cuajaba en el área rival. Ni Davo ni Pablo Valcarce han logrado rendir como referentes, y por si quedaban dudas, se esfumaron en Copa del Rey.

El Deportivo se midió al Covadonga reuniendo a todos sus extremos en nómina, salvo el lesionado Yeremay. Ninguno funcionó por dentro ni por fuera, salvo David Mella; otro producto con ficha del filial. El canterano disparó su rendimiento transformado en carrilero; precisamente cuando su entrenador ratificó la renuncia a la propuesta original. Aligeró los costados para volver acumular gente en el interior. Esta vez, en la zaga, en lugar de la medular. «Siendo protagonistas con balón debemos asumir desde atrás. Fue un movimiento acertado», defendió ante la prensa el imprescindible Pablo Vázquez, bendiciendo la nueva textura del conjunto blanquiazul.