Bola de partido para Imanol Idiakez

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El entrenador del Deportivo se juega su continuidad ante el Barcelona B, rival en racha que amenaza uno de los pilares del proyecto blanquiazul

02 dic 2023 . Actualizado a las 22:31 h.

El Dépor tiene un par de citas fijadas para la próxima semana. Cuando el miércoles se mida al Tenerife, habrán volado cinco meses desde la presentación de Fernando Soriano. El director deportivo concluyó aquel acto con la siguiente afirmación: «La confianza es total. Ha firmado dos años de contrato; ya se puede ver la confianza plena en ese sentido. La propiedad preguntaba cómo conseguir tranquilidad si se pierden tres veces seguidas. Y es muy difícil, porque el entorno te va a arrastrar a algo. Yo os digo: ‘‘¿Vais a ser capaces, si se pierden cinco partidos, de mandar el mensaje de tranquilidad?’’. Si algo tengo claro es que en el modelo de club no importan las personas, pero si no tuviera confianza en Imanol, no habría tenido la irresponsabilidad... Quienes están a mi lado saben quién fue el primer nombre. Esa paciencia, por mi parte, la voy a tener».

Ya el domingo, cuando el conjunto blanquiazul reciba al Sestao en Riazor, también habrán transcurrido cinco meses exactos de otra puesta de largo. La del entrenador. «Entiendo cómo es el negocio y la situación. La del Deportivo es difícil. En nuestra profesión, esto está al orden del día, pero también es cierto que los lugares donde les va bien tienen cierta estabilidad. Ojalá podamos encontrarla aquí. Vengo con la ilusión de poder tener la continuidad para iniciar un proyecto y desarrollar los conceptos. Un entrenador necesita tiempo. Entiendo la presión que hay alrededor de los resultados, no puede ser de otra manera, pero he venido con la confianza de hacer las cosas bien y que nuestro trabajo ayude a conseguir el objetivo», apuntaba Idiakez al poco de abrirse el tuno de preguntas.

Ambos se referían a la volatilidad del cargo de técnico en el banquillo coruñés. Una pretemporada y apenas quince jornadas más tarde, el estruendo del eco de las consultas batirá al de la megafonía del estadio Johan Cruyff. Allí se juega su bola de partido el míster, que antes de viajar a Barcelona recalcó el valor de su experiencia —«Llevo treinta años en esto y sé cómo funciona»— y admitió ser consciente de qué sucederá en caso de revés.

El último proyecto, pergeñado apelando a la estabilidad, se juega una pieza clave en campo de un adversario en racha. El filial culé ha vencido seis de sus siete duelos más recientes y aún no conoce la derrota como anfitrión. Condición que le asiste ante un Dépor que recupera otro elemento surgido de su cantera y que se ha impuesto como agitador. David Mella retorna a las convocatorias del primer equipo, convertido en alternativa en banda izquierda para un Yeremay incapaz de aguantar noventa minutos de fútbol, recién superada su lesión.

Ambos conforman la principal baza ofensiva en los visitantes, encasquillados en campo ajeno. Se turnarán para reactivar el costado que blinda Mikel Balenziaga, mientras recorre el opuesto Paris Adot. En la esquina derecha surgen las principales dudas respecto al once inicial. Ni Davo, ni Valcarce, ni Cayarga se han hecho con la plaza. Lucas Pérez seguirá buscando por dentro el final a su sequía, mientras el gran pulso se librará en la medular. Choque entre escuadras con querencia al cuero, en el que además de tres puntos se pone en juego un patrón.

Diego Villares, el último camino hacia el gol

«A partir de las bajas intentamos buscar soluciones. Por cómo estamos dominando a los rivales, tenemos ocasiones desde el lateral, cerca del área, y Lucas no es un rematador de cabeza experto, ni hay ahora mismo alguien específico así en la plantilla. Por eso necesitamos algún jugador que llegue desde segunda línea, y Villi tiene esa gran llegada. Insistimos mucho en cómo ocupar las posiciones de remate». Imanol Idiakez ha encontrado en Diego Villares una solución a la falta de candidatos en la plantilla del primer equipo para poblar el área rival.

El futbolista de Samarugo sigue exhibiendo virtudes en su relación con el conjunto coruñés. La arrancó erigido en esperanza para la medular, cuando hace ya cuatro años lo promocionaron en pleno mercado de invierno desde el Fabril.

Entonces el club acusaba una carestía de recursos en su centro del campo, no muy distinta a la que ahora le aqueja en el frente de ataque o antes asoló su lateral derecho. Para todo ha servido Villares mientras ha ido completando su ascenso en el escalafón blanquiazul. Especialista en detectar debilidades en el adversario a la hora de presionar, sacó partido de ellas el curso pasado, cuando firmó cuatro tantos. En este se había valido de ese instinto para repartir otras tantas asistencias, pero no había conseguido anotar hasta la visita del Osasuna B. El domingo pasado, en Riazor, cazó el empate en un envío desde la derecha de Paris Adot que desvió a la red con un cabezazo perfecto, al que imprimió sello de ariete.

En Barcelona y frente a otro filial, también se le exigirá aparecer en zona de remate, disimulando la falta de referentes ofensivos en un primer equipo que ha enrolado para la cita a Kevin Sánchez y Martín Ochoa. Junto a ellos, figuran otros tres jugadores con ficha del Fabril: David Mella, Rubén López y Óscar Marotías. Todos, recursos de emergencia con pocas opciones de entrar en el once inicial.

Durante el trascendental encuentro del estadio Johan Cruyff, Villares se verá obligado además a multiplicarse, atendiendo al interés de los locales en gobernar los partidos a través de la posesión. Esta tarde se miden los dos contendientes del grupo 1 que más tiempo han tenido la pelota en su poder.