![David Mella y Yeremay, en la ciudad deportiva de Abegondo](https://img.lavdg.com/sc/YlVDgzKugycgH2XWMIBnlnJvjEI=/480x/2024/02/12/00121707742441505759709/Foto/H_20240205_130341000.jpg)
Los contratos en revisión de David Mella y Yeremay ya fijan cláusulas de rescisión millonarias, dentro del modelo proteccionista seguido con otros canteranos
13 feb 2024 . Actualizado a las 14:39 h.«Fernando Soriano tiró para delante, pero yo tenía pactado ya refirmar a los 18 años el contrato que tenía rubricado, para aclarar todo. Y, por mí, contento, que me gusta estar aquí. Se está como Dios». David Mella detallaba en su primera entrevista que las condiciones de su vínculo actual habían sido ya negociadas por la anterior dirección deportiva siendo menor de edad. Lo que ahora pretende el club es prorrogar el acuerdo, como mínimo otro par de campañas, y compensar económicamente el salto definitivo del talentoso extremo al primer equipo. El entendimiento podrá buscarse con red de seguridad. Más allá de que el jovencísimo futbolista de Teo sea feliz vestido de blanquiazul, tiene una cláusula de rescisión a prueba de tentaciones, que va escalando campaña a campaña. De los cuatro millones de euros de la actual, a los ocho de la próxima y a los diez que registrará en el curso 2025-2026 en caso de que antes no cristalice la ampliación.
La cifra definitiva, al alcance de pocos equipos, es el punto de partida de la progresión que blinda a su mejor amigo dentro del vestuario coruñés. Yeremay Hernández sí alteró el pasado verano la fórmula que lo ataba al Dépor, obteniendo una retribución acorde a la de un jugador destacado en el plantel y asumiendo una alta indemnización para el propietario de su pase en caso de querer abandonar la entidad.
Como sucede con Mella, el número va escalando; aunque en su caso lo hace acorde a la categoría. Diez ahora; veinte en Segunda División, y treinta si se llega a Primera. Trayectoria a consolidar en otra negociación abierta con los representantes del canario. La propuesta sobre la mesa de ambos futbolistas marca el 2028 como nueva fecha de caducidad.
El modelo se ha convertido en formulario básico para la protección de la cantera. A lo largo del 2023 se fueron alcanzando acuerdos con el delantero Kevin Sánchez, de 18 años (hasta el 2028); el central Dani Barcia, de 21 (hasta el 2026); el meta Brais Suárez, de 20 (hasta el 2026); el centrocampista Rubén López, de 19 (hasta el 2028) y el punta Martín Ochoa, también de 19 y atado hasta el 2026. En este último caso, la ampliación ya estaba registrada en el contrato anterior.
Ninguno tiene cláusulas de rescisión asequibles (varias rondan los diez millones) y el club ha dejado clara su intención de remitir a ellas a cualquier interesado en ficharlos. Se considera que la inversión está siendo alta y debe ser correspondida por quien quiera seguir su carrera lejos de A Coruña.
Nadie ha manifestado este interés —«estoy muy a gusto y tranquilos, que no me voy a ir; voy a estar aquí muchos años», aseguraba Yeremay hace solo diez días— y en el Deportivo entienden que el afianzamiento del canario y Mella entre los indiscutibles para Imanol Idiakez servirá de reclamo en futuras campañas de captación y negociaciones abiertas.
Ahora mismo hay tres que se esperan resolver en los próximos días, ya que están solo pendientes de pequeños detalles. Una atañe a un recién llegado al primer equipo como Iano Simão. El lateral izquierdo, de 24 años, quedaría libre en junio, pero se pretende renovarlo por dos cursos más.
Con Jairo Noriega, la idea es llegar hasta el 2027. El centrocampista está más que consolidado en el Fabril y ha sido habitual en las sesiones de trabajo e incluso las convocatorias de Idiakez. Como también lo fue antes de lesionarse Diego Gómez, debutante con el Dépor en la jornada 5, frente al Cornellá. En su caso, se pretende que el acuerdo se extienda hasta el 2028. Todos, con cláusulas preventivas frente a posibles expolios del patrimonio blanquiazul.
El caso de Nájera y el ejemplo de Mario Soriano
Las renovaciones concretadas y las que ya están en marcha dejan a Mario Nájera en esa especie de limbo de quienes brillan en el filial —y como prueba, su exhibición del pasado fin de semana frente al Covadonga— y aún no se han abierto hueco en el primer equipo. Este atacante, exprimido por Óscar Gilsanz a espaldas del punta, tiene fijado en el contrato un ascenso al Deportivo cuando alcance un número de encuentros que está próximo a rebasar. Sin embargo, no le hará falta agitar el acuerdo para ganarse el cambio de categoría, ya que se ultima su renovación hasta el 2027.
Con ella quizá desaparezca la cláusula que en múltiples casos deja establecidas las etapas que atravesará cada canterano hasta la consagración. El motivo: evitar que el posible ascenso a Segunda concluya en un embudo donde los chavales necesitados de rodaje pasen la mayor parte de la temporada calentando el banquillo o la grada.
Hay unos cuantos que, por prestaciones o competencia, aún no han asomado siquiera al conjunto que ahora milita en Primera Federación y no es seguro que puedan hacerlo de inmediato en el escalón superior. Más allá de hacer méritos durante la pretemporada, las alternativas pasarían por una cesión (no es descartable que los préstamos se vuelvan más habituales, siguiendo los pasos que dio en su día Álex Bergantiños) o por mantener la ficha del Fabril pese a participar con regularidad en los entrenamientos de Idiakez y engrosar sus convocatorias.
De esta manera se garantiza que el futbolista juegue y el club ahorraría una cantidad importante de dinero. Baste como referencia lo sucedido esta misma temporada con un activo blanquiazul. Una cláusula facilitó que Mario Soriano se fuera cedido al Eibar, de donde retornará si el Dépor sube. Los armeros optaron por inscribirlo en un filial que no ha pisado nunca, ya que hacerle ficha profesional les obligaba a desembolsar más de 20.000 euros. Estrategia que aspira a replicar el conjunto coruñés.