Salva Sevilla aún sabe qué hacer

TORRE DE MARATHÓN

Salva Sevilla, durante el partido disputado en Zubieta
Salva Sevilla, durante el partido disputado en Zubieta Javi Colmenero

Lección de distribución del veterano centrocampista en su regreso al once del Deportivo

18 may 2024 . Actualizado a las 22:24 h.

Yeremay lo entiende todo, y lo explica a su manera. La del experto en fútbol de plazuela, enchufado a quienes mejor se relacionan con el balón. «Me gusta mucho jugar con él, porque tiene más clase... Me flipa y lo he hablado con varios compañeros, porque me da reparo decírselo, que es muy reservado. Lo veo entrenar y digo: ‘‘Este... Este es muy bueno’’». Cuando el canario se refería así a Salva Sevilla no solo elogiaba su talento, también trazaba el perfil del jugador más veterano del plantel.

Profesional en las malas. Las de la falta de minutos, las de una campaña perdida tras bajar (él también) al barro de Primera Federación. El reto se complicaba por los matices: su paso atrás desde la máxima categoría, a la que acababa de acceder de nuevo como titular con el Alavés, no le llevaba a un destino cualquiera; le conducía a Riazor. Allí donde muchos no querían volverlo a ver. Culminado el objetivo y cerrada prácticamente la fase regular, el repaso le concede un papel protagonista en esa discreta primera vuelta y uno residual en la segunda, la del Dépor campeón.

En el tramo abierto tras la derrota del Reino frente a la Cultural, Salva se había limitado prácticamente a entrenar. Su bagaje fuera de Abegondo se reducía a un cuarto de hora con la goleada resuelta a la SD Logroñés y una llamativa aparición en el descuento de Majadahonda, ya con 0-2. Aquel día, en el Cerro del Espino, Imanol Idiakez recurrió al suplente más improbable para robar tiempo al reloj. «Es un futbolista increíble, con un currículo espectacular, con una calidad indudable. Su día a día es impresionante. Un ejemplo para todos. Tanto Jose Ángel como Villares están en un gran momento, le está tocando jugar poco, pero se merece mucho más», proclamó después, en sala de prensa, como desagravio su entrenador.

La ocasión de retribuir méritos llegó en Zubieta, alistando al 6 entre un grupo de secundarios y brindándole a José Ángel como escolta, para reeditar el doble pivote habitual en el arranque de campaña blanquiazul. Mientras su socio achicaba agua, Salva se dedicó a repartir.

Con las gafas de lejos, percibió el movimiento de Raúl Alcaina, bailando sobre la línea del fuera de juego. Puso al delantero en ventaja y este la dilapidó ante Aitor Fraga, estrellando en su cuerpo el balón. Cinco minutos y primera entrega; la segunda, 25 después. Escorado hacia la derecha, vio moverse en el área a Berto Cayarga y le envió la bola como se la había enviado a Mikel Balenziaga, cinco meses atrás. El lateral hizo con ella el segundo gol de su carrera; el extremo chutó a las manos del meta, perdiendo su oportunidad.

Las asistencias malogradas no minaron al cuarentón. Lleva semanas practicando la paciencia en Abegondo; recogió el telescopio y se dispuso a esperar. Hasta que al míster le entró el apuro y recurrió a Barbero y Yeremay. Entonces sí. Trotaba el pibe por banda cuando Salva detectó a su admirador. Le regaló una pelota entre líneas y el dueño del 10 hizo su magia habitual, para que otro rebañara el gol. «Este es muy bueno». En los niños está la verdad.