La generación de campeones juveniles de la que Riazor apenas disfrutó

TORRE DE MARATHÓN

Juan Domínguez fue el único que tuvo continuidad en el primer equipo
06 jun 2024 . Actualizado a las 12:57 h.El hito conquistado esta temporada por el juvenil A del Deportivo, que se proclamó campeón de División de Honor, encuentra pocos precedentes en la historia del club. En los últimos 30 años, ha levantado este trofeo en cinco ocasiones. El primero llegó en 1996 gracias a la camada que lideraban Dani Mallo, Pablo López, Carlos García y en la que también estaba Ramiro Amarelle. El penúltimo fue en el 2021, cuando los Barcia, Trilli, Jairo, Nájera o Noel también levantaron la Copa de Campeones.
Entre ambas hubo otras dos: la del 2010, con Iago Beceiro como referente, que llegó a la Copa de Campeones, pero cayó por 2-1 frente al Valencia de Isco, y, poco antes, en el 2008, se reivindica una generación no tan recordada, pese a que fue la que más holgadamente se proclamó campeona de liga. Cantaron el alirón con polémica, porque el partido frente al Celta en A Madroa tenía que haber sido jugado unas semanas antes, pero se suspendió por culpa de la niebla. No obstante, un 0-0 en Vigo, con Joselu enfrente, selló un dominio incontestable de un cuadro entrenado por José Luis Devesa que acabó invicto.
Era una generación que llevaba años pisando fuerte. Algunos, como Darío Cotelo, Agustín, Dani Bea o David Añón vestían el blanquiazul desde la formación de las categorías inferiores en la campaña 2001-2002. Raúl Carnero, David Rochela, Marcos Caridad, Hugo, Héctor o Geri se unieron un año después y crearon la base de un equipo que ya conquistó la División de Honor cadete tras encajar solo cuatro goles.
En juveniles, aquel grupo de amigos, al que se habían unido Juan Domínguez o Óscar La Magia, era ya una máquina perfecta que terminó el curso con 22 victorias y ocho empates, tras haber marcado 76 goles y encajar 19. En la Copa de Campeones, fueron eliminados por el Sevilla en los penaltis (2-2).
Aquella generación ilusionaba a un Deportivo que ya había dejado atrás los mejores años, pero que seguía siendo un equipo con aspiraciones europeas. Si en el del 1996, solo Dani Mallo había alcanzado el primer equipo, en el campeón juvenil del 2008 esa paciencia solo se tuvo con Juan Domínguez. Y eso que era Rochela el que acaparaba todos los focos durante su adolescencia, como titular en la España campeona de Europa y subcampeona del mundo sub-19. Ambos del 1990, el de Pontedeume y el de As Pontes debutaron a las órdenes de Lotina con unos meses de diferencia, entre el 2009 y el 2010.
No obstante, David Rochela acabó saliendo en busca de minutos, primero al Racing de Santander y luego al Hapoel Tel Aviv, antes de dar el salto a Tailandia, pero nunca se consolidó en el Dépor. Sí lo hizo un Juan Domínguez que fue clave en el ascenso del 2012 y gozó hasta el 2016 del calor de Riazor. El estadio al que regresó Raúl Carnero la temporada pasada, más de un decenio después de haber abandonado la entidad blanquiazul.
Otros de sus compañeros no terminaron resultando para que Riazor disfrutase de aquel talento prometido, aunque varios sí participasen en pretemporadas y entrenamientos del Dépor. La primera hornada gloriosa cocinada en Abegondo.
Darío Cotelo: «Te subían a entrenar y había gente como Tristán, Valerón...»
Darío Cotelo fue el portero principal de aquella temporada para el recuerdo en el juvenil del Deportivo. «Éramos un equipo de amigos que llevaba ya muchos años jugando juntos y se nos notaba», explica, a la vez que se quita importancia por los pocos goles encajados: «Es que funcionábamos muy bien, como una piña. Tampoco es que hubiese uno que sobresaliese, pero la pareja de Caridad y Rochela como centrales era muy solvente. Dominábamos los partidos de principio a fin y no nos creaban casi ocasiones».
Aquella superioridad en la cantera no les sirvió a la mayoría para cumplir su sueño de llegar al primer equipo, pero Darío no cree que fuese por falta de oportunidades: «Tuvimos que irnos casi todos cedidos, pero Héctor, Añón, Luis Ángel o Raúl volvieron al Fabril. Caridad llegó a ir convocado con el Recreativo de Huelva. Geri era internacional con Albania sub-21 y rompió la rodilla varias veces... Sí que tuvieron su opción, pero era más difícil por el momento del Dépor. Yo recuerdo subir a entrenar y había gente como Tristán, Valerón, Guardado o Filipe Luis. Eso te habla del nivel y de la exigencia», recuerda.
Darío es ahora el director deportivo del Bergantiños tras dejar el fútbol con 25 años después de jugar la promoción de ascenso a Segunda B con el Cerceda. «Me di cuenta de que no iba a alcanzar mis expectativas», dice.
Óscar Martínez: «Se desperdició mucho talento en aquella plantilla»
Óscar Martínez, La Magia como es conocido en la mayoría de campos de fútbol, afirma que él era «un teórico suplente» de aquel equipo juvenil, «aunque funcionaba tan bien, que daba igual quién jugase, teníamos todo muy mecanizado y el nivel era similar entre unos y otros», recuerda. Su primera palabra para definir a aquel conjunto que se proclamó campeón de la División de Honor juvenil es la de «rodillo», y no solo por su superioridad. «Es que daba gusto vernos jugar, era un fútbol tremendamente ofensivo, una barbaridad. Apretábamos tras pérdida, Geri, que era un mediocentro creativo, jugaba por delante de la defensa con otros interiores que trabajaban más... Ya practicábamos lo que ahora sería fútbol moderno», explica.
Una generación única que no tuvo las oportunidades que él cree que se merecían. «No sé si fue un tema de club o qué, pero sí creo que se desperdició mucho talento. Porque dos o tres años después sí se dieron más oportunidades a jugadores que, desde mi punto de vista, no tenían esas capacidades. En cambio, nosotros nos tuvimos que buscar las habichuelas y los que volvieron, no aguantaron mucho en Abegondo». Aún así, priman los buenos recuerdos y ensalza la amistad en un vestuario que se mantiene unido con un grupo de Whatsapp y una reunión en Navidades. Óscar, ahora, es presidente y jugador del CD Marte.