El balón, ese objeto esférico capaz de atraer e hipnotizar la mirada de millones de espectadores cada fin de semana. Y, sin embargo, los mejores jugadores viven precisamente de lo contrario, de alejar su vista de la pelota.
Estadio de Los Cármenes, transcurre el minuto 46.20 del partido entre el Granada y el Deportivo. Helton Leite tiene el balón en las manos y se prepara para entregárselo a Diego Villares en banda derecha. Mientras la pelota circula por la línea defensiva de un lado a otro, Mario Soriano gira su cuello, continuamente separando su mirada del balón hasta doce veces en 30 segundos. Dirige su mirada lejos del cuero y detecta un espacio libre de oponentes, al que se mueve. Recibe el pase de Jurado completamente solo y con tiempo para enviar el esférico a David Mella. La acción termina con el gol de Lucas Pérez, que supondría el empate final.
En esos 30 segundos que dura la acción, Jurado ha separado su mirada de la pelota catorce veces. Ambos han sido capaces de hacerlo en los instantes previos a recibir el pase. Al primero le ha servido para detectar un espacio libre al que moverse; al segundo, para encontrar a su compañero libre de oposición.
A esta conducta de alejar la vista del balón en busca de estímulos relevantes para el juego se la llama escanear, y es fundamental, porque permite al deportista recoger más información y de más calidad. El futbolista analiza su entorno con golpes de vista en los que fija las posiciones de los rivales y compañeros, percibe las distancias entre ellos, los espacios y la inminencia de la presión de un adversario sobre su posición o el lugar al que se dirige.
De forma simultánea, el cerebro procesa todos estos datos y decide cómo resolver el problema que el juego plantea ejecutando una determinada acción motora. Y todo esto lo hace de forma automática, en cuestión de décimas de segundo.
Existe una relación directa entre el nivel del jugador y la frecuencia de escaneo. Aquellos de un nivel alto lo hacen entre cuatro y seis veces cada diez segundos, mientras que los futbolistas de nivel top lo hacen de seis a ocho veces. Caso aparte era Xavi Hernández, con una frecuencia superior al resto.
Además de tener una frecuencia de escaneo más alta, los mejores jugadores son capaces de fijar la mirada lejos del balón durante más tiempo que los demás y también lo hacen apenas uno o dos segundos antes de recibir el balón. Esto les permite ser más precisos, dar un mayor número de pases hacia la portería rival y perder la pelota en menos ocasiones.
Será una buena noticia para el Deportivo seguir viendo a Mario Soriano y a José Ángel Jurado hacer funcionar su radar.
Jesús López es entrenador de fútbol, analista y asesor de deportista profesionales