Sergio Ortuño, el chaval de Elda que cruzó España para perseguir su sueño en el Deportivo
TORRE DE MARATHÓN
El capitán del Eldense, próximo rival deportivista el sábado en Riazor, llegó como cadete a Abegondo antes de escalar hasta el Fabril
15 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Lo que estoy viviendo es una película». Tras cinco años, Sergio Ortuño (Elda, Alicante, 1999) dejó Abegondo y volvió a su localidad natal para jugar en Tercera. Desde entonces conquistó tres ascensos hasta Segunda, donde cumple dos cursos como capitán y pieza clave de su modesto equipo, que el sábado (16.15 horas, LaLiga Hypermotion) visitará Riazor con él, Mackay, Víctor García y Nacho Monsalve como referencias. A Ortuño lo había reclutado Albert Gil en edad cadete.
«Yo estaba en las inferiores del Valencia, pero físicamente me quedé pequeño y en cadete, cuando eres menudo, te cuesta jugar. Busqué una salida y Albert Gil me conocía, así que con 14 años crucé España para pasar cinco años increíbles en Coruña», recuerda. En el Dépor trabajó a las órdenes de Jaime Paz primero, los tres años de juvenil junto a Rubén Coméndez, y debutó en el Fabril con Cristóbal, antes de Munúa, Tito Ramallo y Pellicer. Entre sus compañeros destaca a Mujaid, al que le une una gran amistad, Gandoy, Aarón Sánchez o Valín. «No había estado nunca en Galicia y era un cambio muy grande para mí, pero coincidí con grandísimos compañeros que me arroparon muy bien y en la residencia me trataron muy bien. Además, el Dépor tiene algo que engancha, la ciudad me encanta y estuve muy a gusto», recuerda.
Ortuño considera que, pese a que no llegó a dar el salto al primer equipo y se desvinculó en enero del 2018, no se equivocó. «Todos los años jugué me sentí importante, tuve mucha confianza de todos los entrenadores, fue una época increíble, pasé allí toda mi adolescencia y me formé como jugador en el Dépor», explica.
En su último año asomaba por la residencia Yeremay. «Buena parte de lo que es ahora se debe al gran trabajo que hizo con él la gente de cantera y de la residencia por conducir su carrera y su actitud. Algún pique tuvimos, pero seguro que nos daremos un abrazo y me alegraré mucho de verlo, porque está demostrando que es un pedazo de jugador», afirma Sergio Ortuño, que ya jugó en Riazor en el 2017 como juvenil en la Copa contra el Sevilla. «¿Una segunda etapa allí? El Dépor va a volver a Primera, que es donde lo veíamos cuando éramos chavales. Y yo feliz».
Canteranos de épocas muy distintas, Sergio Ortuño no coincidió en el Deportivo con Mackay, que el sábado regresará defendiendo la portería del Eldense tras su abrupta salida de Riazor el pasado mes de enero. «Vino en un momento complicado, con muchas dudas en la portería, pero él aportó su experiencia y el nivel que tiene, Se afianzó ahí y el equipo consiguió mantenerse. Es una gran persona. Yo no lo conocía más que de nombre, pero tenemos una relación increíble. Es una persona muy importante en Coruña y para él será superespecial volver a Riazor, porque, independientemente de que haya jugado allí, es aficionado del Dépor. Siempre estamos pendientes del equipo y hablando de cómo le va. En el partido se va a encontrar con muchísima gente apoyándole», añade el capitán del equipo alicantino.
El Eldense, pese a que fue fundado en 1921, apenas había transitado por el fútbol profesional hasta estas dos temporadas seguidas en Segunda División. «Cada partido es un regalo para nosotros y hay que agarrarse a ello con uñas y dientes. Ahora nos toca Riazor, pero hace solo tres años estábamos jugando en campos de hierba artificial de aquí de Tercera. ¡Cómo ha cambiado el cuento! Lo valoramos muchísimo. Sabemos de dónde venimos, pero tres ascensos seguidos no son casualidad. Tenemos un gen de valentía o ilusión que se ha generado en la ciudad y se traslada al campo. Es lo que nos dio la salvación la temporada y estamos tratando de repetirlo. Venimos de dos derrotas seguidas, pero espero que el sábado se nos dé bien y a ver si gana el Eldense, ¿por qué no?»